viernes. 29.03.2024

La petrolera estadounidense Exxon Mobil ha evacuado, entre el viernes y el sábado, todo su personal no iraquí del yacimiento West Qurna 1, en la provincia de Basora, en el sur de Irak. Exxon es la principal concesionaria de esta explotación petrolífera y su decisión responde a una alerta del Gobierno de EEUU después de que anunciara la retirada de su personal diplomático del país.

Basora se encuentra en territorio de mayoría chií de Irak, por lo que semejante decisión es consistente con la escalada militar. El mensaje dado a Exxon es que existiría el peligro de secuestros de ciudadanos norteamericanos, hipotéticamente por parte de las milicias chiíes iraquíes.

Todo tiene su explicación, y ésta apuntaría a que Irak podría ser el campo de batalla que enfrentara a Irán y Estados Unidos. Mike Pompeo visitó Bagdad la semana pasada y, según explicaron a la agencia AP tres altos funcionarios iraquíes, el secretario de Estado les dijo, en términos vagos, que disponía de información sobre una amenaza a las fuerzas de EEUU en Irak. Pero ese no fue el mensaje importante, sino este otro: Washington no espera apoyo de Bagdad, pero sí que el Gobierno iraquí no se alinee junto a Irán. Es de este modo que el foco de tensión se desplaza desde el golfo Arábigo al martirizado país árabe.

Dicho en términos claros por el analista político iraquí Wazeq al Hashimi: “La gran pregunta es cómo los líderes iraquíes defenderán sus intereses nacionales en un país donde la lealtad a los poderes extranjeros es algo generalizado a expensas de la propia nación”. Irán no tiene Irak bajo su control pero sí ejerce gran influencia, en buena medida sustentada en las milicias chiíes de Movilización Popular. “Si el Estado no puede con ellas, Irak será el escenario de un conflicto armado”, sentencia Al Hashimi.

Hay que recordar que estas milicias fueron pertrechadas y sostenidas por Irán durante la reciente guerra contra el dominio territorial del Daesh en Irak. El general iraní Qasem Soleimani, comandante en jefe de la brigada Al Qods, la fuerza de elite de la Guardia Revolucionaría iraní, acudió al frente con mucha frecuencia y es idolatrado por estos milicianos chiíes. Mientras Soleimani acudía a las trincheras, las fuerzas estadounidenses cooperaban con el ejército regular iraquí, por lo que iraníes y norteamericanos acabaron combatiendo juntos (no se sabe hasta qué grado de coordinación) contra el enemigo común yihadista. Acabada esa campaña contra el Daesh (aunque no la guerra, pues los yihadistas siguen muy presentes) cada cual volvió a su posición inicial.

Mike Pompeo afirmó en Bagdad que EEUU no atacaría a Irán desde Irak pero sí que ejercería su “derecho a la autodefensa” si sus ciudadanos, instalaciones o simplemente intereses son atacados. La situación puede ser muy “volátil”, como gustan de calificar los norteamericanos.

Un general iraquí comentó a la AP que cunde la preocupación entre sus fuerzas “porque los militares norteamericanos en el país –unos 5.000– puedan ser atacados por facciones leales a Irán”. El general no olvidó señalar que tal agresión podría producirse como represalia por cualquier operación militar de EEUU contra Irán no necesariamente en territorio iraquí. Las milicias chiíes iraquíes, agrupadas bajo el nombre de Hashid al Shabi, denunciaron el pasado jueves las “provocaciones norteamericanas”, que consideran parte de una “guerra psicológica”, y descartaron toda amenaza “inminente contra intereses estadounidenses”.

En el mismo sentido se pronunció el recientemente nombrado jefe de la Guardia Revolucionaria iraní, general Hosein Salami, citado por la agencia Fasr. Según él, hay una “guerra de inteligencia” en la que EEUU tiene las de perder porque “su sistema político se ha quebrado y ha perdido fuerza. Tiene aparentemente un cuerpo enorme pero sufre de osteoporosis”.Toda una generación –y algo más– en Irak no ha conocido otra cosa que la guerra: la que le enfrentó con Irán en la década de los ochenta, la primera guerra del Golfo en 1990, la invasión aliada en el 2003, la guerra civil después y, por fin, una versión diferente de la misma con el Daesh. No es extraño, pues, que analistas y gente de la calle piensen que están a las puertas de otra confrontación. “No cabe duda, habrá guerra, e Irak será el primero en perderla”, dijo a la agencia AFP el editorialista Husein Rashid.

Sin ir más lejos, un elemento inquietante se ha hecho presente de nuevo ante los iraquíes. El portaaviones USS Abraham Lincoln, enviado a aguas del Golfo Arábigo para amedrentar a Irán, es un viejo conocido. Desde él se bombardeó Bagdad en las dos guerras del Golfo. Fue en su cubierta donde George W. Bush habló de “misión cumplida”, abriendo una época de absoluta inestabilidad y violencia en el país árabe.

Irak se perfila como el campo de batalla entre Irán y Estados Unidos
Comentarios