viernes. 29.03.2024

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado un recrudecimiento de los combates en varias zonas de Yemen que se ha traducido en la atención de más de un centenar de heridos entre el 1 y el 10 de noviembre en Moca y Hodeidah, en su mayoría víctimas del impacto de metralla y de explosiones.

En concreto, el personal de MSF, testigo de la violencia en primera línea, ha atendido a 134 heridos de guerra --entre ellos 24 niños-- desde comienzos de mes en Moca y Hodeidah, dos zonas costeras donde se ha intensificado la violencia en estas últimas semanas, pese a los constantes llamamientos de las organizaciones internacionales.

"Puedes oír el fuego de artillería y los bombardeos la mayor parte del día y de la noche", ha afirmado Chris Hook, que trabaja en el hospital de MSF AL Salajana, en Hodeidah, y ha visto "a personas que han perdido extremidades, pacientes con lesiones graves en el tórax y en el abdomen, personas con heridas grandes y profundas que en algunos casos requieren la amputación de miembros".

Parte de la población ha optado por huir de la ofensiva que realizan sobre este bastión rebelde las fuerzas leales al Gobierno de Abdo Rabbu Mansur Hadi, entre ellas la Coalición que lidera Arabia Saudita, lo que ha provocado que muchas zonas estén "casi vacías".

"Si vas por el centro de la ciudad se ve que muchas de las tiendas están cerradas. Para muchos residentes resulta muy complicado conseguir una comida adecuada", ha explicado Hook, en un vídeo y un comunicado con el que MSF quiere poner rostro a las víctimas de la tragedia. El agua, ha añadido, también escasea y "solo está disponible unas horas de forma irregular". La situación ha llegado a tal extremo que quienes se quedan lo hacen básicamente porque "no tienen a dónde ir" y "les resulta muy complicado marcharse", según el médico.

Además, tampoco hay garantías de completar ileso esta huida o siquiera de estar a salvo en el hospital, toda vez que los disparos "cada vez suenan más cerca".

El hospital de MSF en Moca es el único de la zona que ofrece tratamiento quirúrgico de emergencia y en muchos casos su personal tiene que atender a pacientes que han sufrido heridas horas antes, ya que se tarda al menos dos horas en llegar al centro desde la línea del frente.

"El tiempo para localizar la ambulancia, preparar el viaje y hacerlo puede llevar dos, cuatro o cinco horas", ha afirmado Leménager. El cirujano ha contado el caso de un niño que llegó con un torniquete en la pierna que había sido colocado a la altura de la rodilla diez horas antes y que precisó de una cirugía precisa que permitió "salvarle la pierna".

Abdel Rahman Kayed, de 25 años, es el más joven de tres hermanos y ha sufrido en sus carnes la violencia. Recibió un disparo de bala mientras comía con su familia en su casa de Hodeidah y, tras ser atendido en el hospital de Al Salajana, se encuentra estable.

"Una bala entró en nuestra sala de estar, golpeó la ventana, después dio en el suelo y finalmente me hirió", ha contado, al relatar un episodio que teme que se repita. "Quienes todavía quedan en la ciudad tienen miedo, no nos sentimos seguros ni en nuestras casas", ha advertido.

La población local tiene "miedo y hambre" y la situación, en palabras de Abdul Rahman, se ha hecho "insoportable". Los precios de los productos básicos han aumentado sin cesar desde que estalló la guerra en marzo de 2015.

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