miércoles. 24.04.2024

La compañía aérea Aer Lingus ha implantado la ley seca en su trayecto Dublín-Ibiza, según ha publicado el diario El Mundo.

La causa principal de la implantación fueron 30 pasajeros que hace apenas unas semanas se pelearon, destrozaron el mobiliario, insultaron a la tripulación, amenazaron con convertir el vuelo en un viaje suicida y simularon la violación de las azafatas del vuelo Ryanair FR694 que unía las ciudades de Prestwick, en Escocia, y la isla de Ibiza.

La Guardia Civil abordó el avión cuando, milagrosamente, los pilotos lograron aterrizar en la isla tras amagar con un aterrizaje de emergencia en París, llevándose esposados al cuartelillo a cinco de sus pasajeros, y diez botellas de vodka como prueba.

La escena, con alguna que otra violación, se ha convertido en una práctica habitual de las últimas temporadas en los vuelos procedentes del Reino Unido e Irlanda con destino a las isla de Ibiza. Una situación que ha provocado que la aerolínea irlandesa Aer Lingus haya decidido 'motu propio' declarar la ley seca como medida excepcional para su línea Dublín-Ibiza, según publica el Irish Sun.

La compañía ha añadido un registro extra a sus pasajeros para evitar que accedan al avión con alcohol adquirido en el duty free del aeropuerto de Dubín, algo que ya formaba parte indispensable del equipaje de mano de un gran número de sus clientes, en su mayoría jóvenes que viajan a la isla con intención de descorchar sus pasiones.

Los británicos Jonathan y Nicholas, ambos de 19 años, acabaron en los juzgados de Ibiza por levantarse de los asientos, bajarse los pantalones y los calzoncillos hasta los tobillos, y recorrer el pasillo del avión de una punta a otra durante las tres horas del vuelo de la compañía Jet 2 entre Newcastle e Ibiza. Debido a su elevado estado de embriaguez la tripulación tuvo serias dificultades para lograr que se mantuvieran en sus asientos.

“Normalmente, los pasajeros suelen embarcar con calma en el Reino Unidos y raras veces se les impide el acceso”, explican desde la compañía. El ambiente del avión, sin embargo, se va caldeando poco a poco a medida que se acercan a la que denominan 'isla de la fiesta', empiezan a pedir a las azafatas las típicas botellitas de vodka, ginebra y whisky que aparecen en los menús de todas las aerolíneas por algo menos de seis euros la copa.

Al llegar a la isla algunos casi no pueden mantenerse en pie en el control de pasaportes y son ayudados por sus compañeros, o hacen congas, o vomitan en el finger, o inician una pelea entre las cintas de equipaje, lo que obliga a los cuerpos de seguridad destacados en el aeropuerto a vivir en un estado de alerta permanente.

El gran número de borrachos en los aviones causa que Aer Lingus implante la ley seca
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