viernes. 29.03.2024

Según el fiscal de la investigación, el comandante se ausentó para ir al baño. Al volver, se encontró con la puerta cerrada. Su compañero no le abrió y aprovechando que estaba solo pulsó el botón para accionar el descenso del aparato. Su respiración se oye hasta el impacto.

Las conversaciones almacenadas en la caja negra del Airbus A320 de la compañía Germanwings encontrada el pasado miércoles entre los restos del avión siniestrado en Los Alpes apuntan a que fue el copiloto del aparato el que, de manera deliberada, estrelló la aeronave. Según ha avanzado en rueda de prensa el fiscal que investiga el caso, Brice Robin, en la grabación se demuestra que Andreas Lubitz, de 28 años y contratado en 2013, quiso voluntariamente destruir el avión.

"Tenemos la transcripción de los últimos treinta minutos del vuelo, en su integridad. Durante los veinte primeros minutos, los pilotos se comunicaban entre ellos con toda normalidad, cortés. No pasaba nada anormal. En un momento determinado, se escucha la voz del comandante del avión preparando el briefing del aterrizaje en Düsseoldorf. Las respuestas del copiloto a las directrices de su superior parecen lacónicas", ha explicado Robin.

Después, el comandante pide a su compañero que tome las mandos para ir al baño y deja la cabina. Al volver, se encuentra con la puerta cerrada y pide que le abra, algo que no ocurre. En esos momentos, el copiloto, aprovechando que se encuentra solo en la cabina, manipula un botón para proceder al descenso del aparato, una acción que sólo puede ser de manera voluntaria con el objetivo de"destruir el avión".

El comandante aporrea la puerta y pide poder entrar, pero no recibe ninguna respuesta. Es más, desde la torre de control de Marsella se emitieron llamadas de respuesta a las que el copiloto no respondió ne ningún momento. Según el fiscal, el copiloto no dijo ninguna palabra durante esos ocho minutos de descenso y en la grabación sólo se oye su respiración hasta el impacto final. Sobre si los pasajeros fueron conscientes de lo que ocurría, la investigación concluye que "los gritos son justo antes del impacto. En el ultimísimo momento".

El fiscal ha hecho especial hincapié en que en estos momentos "no hay nada que haga pensar en un atentado terrorista". El ministro de Interior alemán, en una comparecencia posterior, aseguró que no hay "indicios de trasfondo" que apunten a esa hipótesis.

Jouty ya había afirmado el pasado miércoles durante la rueda de prensa que la trayectoria de descenso del vuelo de Germanwings antes de estrellarse en los Alpes era "poco compatible con un avión controlado por pilotos, salvo que ellos lo quisieran estrellar contra la montaña". Jouty añadió que dicha trayectoria, según la información extraída del radar, "era imposible con un avión controlado por el piloto automático". A este respecto, explicó que el avión mantuvo invariable su descenso durante los diez minutos anteriores al accidente.

Andreas Lubitz, el copiloto del avión que aparece en la foto de la noticia, había entrado a trabajar en la aerolínea en septiembre de 2013 y acumulaba 630 horas de vuelo de experiencia. Natural de la ciudad alemana de Montabaur, en septiembre de 2013 fue reconocido s con la prestigiosa identificación de la Administración Federal de Aviación (FAA) por haber alcanzado o superado los estándares formativos y médicos establecidos por la organización. Lubitz había obtenido su licencia de vuelo en junio del año 2010 y estaba vigente hasta junio de este año.

La caja negra apunta a que el copiloto pudo estrellar el avión deliberadamente
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