viernes. 19.04.2024

En ocasiones, un mensaje acertado pronunciado en el momento justo puede dar un completo giro al rumbo de los acontecimientos. Palabras de aliento, frases de ánimo, consejos, avisos, advertencias, regañinas... La importancia de la palabra se torna vital en no pocos aspectos de nuestra vida en los que necesitamos indudablemente del prójimo para encontrar esa clave tan necesaria en la ansiada búsqueda de la felicidad, un concepto tan abstracto como complejo y que en raras ocasiones somos conscientes de haber alcanzado. La coach y escritora Mónica Esgueva recoge en su último libro, «Mensajes para el alma» una completa compilación de mantras que, a modo de brújula, pretenden guiarnos por ese camino repleto de obstáculos que muchas veces nos impide alcanzar la plenitud. Confiar en nosotros mismos y mirar al miedo directamente a la cara son algunas de sus claves.

Estos son algunos de los consejos de la autora.

Comprendernos a nosotros mismos es fundamental para alcanzar la felicidad.

Dedicarnos tiempo y espacio, estar en silencio, desconectados de los múltiples estímulos que nos distraen continuamente en el día a día y prestar atención a nuestro interior.

Es más fácil ir de víctima que tomar las riendas de tu vida.

Perdonar es fundamental. Solo se puede ser libre en la medida que se dejen ir los rencores y el odio, de otro modo uno se queda encadenado a los propios sentimientos perniciosos que él mismo va alimentando. Si no se perdona, se va bebiendo cada día un poco de su propio veneno, explica la autora del libro.

El filósofo y emperador romano Marco Aurelio (que tuvo una vida dura) decía que “la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha”. No podemos huir de las dificultades y los problemas tal y como nos gustaría, en la vida siempre aparecen retos, pero si no los tomamos como desgracias irreversibles podemos hacernos más fuertes, más humildes y más sabios. Es la llamada capacidad de resiliencia, cuando la persona no se hunde ante las adversidades, sino que es capaz de superarlas e inclusive salir transformado por ellas. A mí personalmente me ayuda mucho la cita de Indira Gandhi “es un privilegio haber tenido una vida difícil”.

Lo importante no es caer, es aprender la lección.

Buda decía que ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos. Si no entrenas la mente con dedicación los cambios no son posibles. Si no lo haces tu prioridad, no lo llevarás a cabo.

Perdonarse a uno mismo.

Lo primero que debemos hacer es tomar conciencia de nuestro error y arrepentirnos del mal causado. Después, deberemos reflexionar para extraer una lección de ello y prometernos no volver a hacerlo. Si hemos dañado a otras personas, deberemos pedir disculpas y tratar de solucionar el problema si podemos. Una vez cumplidas estas etapas, tenemos que seguir adelante sabiendo que hemos adquirido una mayor experiencia. Lo importante no es caer, sino levantarse y aprender la lección.

Qué hacer cuándo no se ve la salida.

Tratar de cambiar nuestra perspectiva y, si no somos capaces de hacerlo solos, buscar ayuda en alguna persona sabia de confianza o acudiendo a un terapeuta o un coach.

Influencia del comportamiento de los demás.

Abrir nuestra mente y reconocer que siempre nos queda terreno por recorrer y muchas cosas que aprender, y que otras personas que ya han recorrido ese camino o van más avanzados que nosotros nos pueden guiar.

La felicidad absoluta.

La autora piensa que existe la felicidad absoluta, porque la felicidad no es el éxtasis del que luego te tienes que bajar. En mi opinión, la felicidad se basa en la paz interior, la ecuanimidad, el altruismo, el agradecimiento y el sentir que estás aprovechando el regalo que es la vida.

Opinión sobre la crisis, corrupción y falta de liderazgo.

En este siglo habrá un cambio de paradigma, y ya estamos viviendo los albores del mismo. Muchas torres han de caer para construir otras realmente nuevas, porque sino serán meros parches a problemas profundos. Ahora están saliendo a la luz casos de corrupción que ya estaban ahí, pero no eran visibles. El tema es que la corrupción es inevitable si no cambia la mente del ser humano a nivel individual. Los políticos son un reflejo de lo que hay en la sociedad, y la sociedad está enferma porque al hombre le pierde la codicia y la vanidad. Hasta que las personas no perciban que todos estamos interrelacionados y que lo que hago a los demás de algún modo me lo estoy haciendo a mí mismo, no progresaremos. Esta es la verdadera revolución a realizar, la de la conciencia.

Lecciones básicas e imprescindibles para ser felices
Comentarios