viernes. 19.04.2024

Musulmanes preparan la comidan de Ramadán en una explanada de Bur Dubai. (Celia Unquiles) Musulmanes preparan la comida de Ramadán en una explanada de Bur Dubai. (Celia Unquiles)

(Texto: R:P.U. Fotos: Celia Unquiles) Hay quien piensa que el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, dado que la población no musulmana en este Estado del Golfo Pérsico es cada vez mayor, permitirá que en Ramadán cada cual coma, beba o fume donce considere y a la hora que quiera -o necesite- cuando un occidental caiga fulminado por efecto de la inanición. De momento, las reglas del Ramadán siguen teniendo una legión de seguidores, aunque es justo reconocer que al menos en los Emiratos, y más concretamente en Dubái, existen resquicios más que suficientes para escapar de sus efectos.

Dos musulmanes trasladan en Bur Dubai los platos de arroz hasta el lugar donde se celebra la comida de Ramadán tras la caída del sol. (Celia Unquiles) Dos musulmanes trasladan en Bur Dubai los platos de arroz hasta el lugar donde se celebra la comida de Ramadán tras la caída del sol. (Celia Unquiles)

Ramadán es abstinencia. Nada de comer, beber, fumar o mantener relaciones sexuales durante las horas del día. Pero los Emiratos no son Arabia ni Kuwait ni Irán. Ni siquiera Qatar. Y Dubái no es Ras Al Khailmah. Y mientras que en unos puntos se respetan las normas del Ramadán de manera religiosa, sin saltarse una, en otros la occidentalización sigue ganando terreno.

En cuestión de estados, Arabia o Kuwait son inflexibles a la hora de aplicar la doctrina islámica. Pero no ocurre así en los Emiratos, donde existen distintas sensibilidades y tendencias. De hecho, en el Emirato de Dubái es posible saltarse la norma sin realizar demasiados esfuerzos. Sin embargo, en otro Emirato, el de Ras Al Khaimah, situado al norte, en el límite con la frontera de Omán, el Ramadán tiene plena vigencia y provoca el cierre total de restaurantes durante el día.

Los restaurante del Dubai International Financial Centre ocultan tras una gran cortina a sus clientes mientras comen durante el día en Ramadán. (Celia Unquiles) Los restaurantes del Dubai International Financial Centre ocultan tras una gran cortina a sus clientes mientras comen durante el día en Ramadán. (Celia Unquiles)

Y lo mismo ocurre dentro de grandes ciudades que presentan esta sociedad poliédrica, como es el caso específico de Dubai. En barrios como Deira o Bur Dubái, de población mayoritariamente musulmana, no sólo el Ramadán es sagrado sino que además se organizan en la calle multitudinarias cenas colectivas para dar cuenta de los alimentos una vez desaparecen de la urbe los rayos del sol.

En cambio, en otros lugares más internacionales, como el Dubai Mall, el centro comercial situado a los pies del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, aunque los restaurantes se encuentran cerrados en su práctica totalidad, existen algunos que sirven comida para llevar que los occidentales devoran en lugares semi secretos o escondidos dentro de sus automóviles en la privacidad de los aparcamientos.

Ni un alma en la zona de restaurantes del centro comercial RAK Mall de Ras Al Khaimah al mediodía durante la celebración de Ramadán. (Celia Unquiles) Ni un alma en la zona de restaurantes del centro comercial RAK Mall de Ras Al Khaimah al mediodía durante la celebración de Ramadán. (Celia Unquiles)

Pero aún es posible detectar una escala más avanzada: la de los restaurantes situados en edificios ocupados en un elevado porcentaje por personal occidental. Un claro ejemplo de esta situación se encuentra en el Dubai International Financial Centre, donde la mayoría de los restaurantes permanecen abiertos a plena luz del día. Sus responsables exclusivamente toman la precaución de desplegar unas grandes cortinas para ocultar a los comensales y no herir la sensibilidad de la población local.

El último eslabón lo ocupan los restaurantes que permanecen con sus puertas descaradamente abiertas. Uno de ellos es Hard Rock Dubai, ubicado en el Festival Centre, que atiende en su horario habitual a sus clientes sin ningún tipo de restricción. La única consecuencia del Ramadán en estos establecimientos es económica: al mediodía sólo logran ocupar media docena de las cientos de mesas con las que suelen contar estos locales.

Los nuevos aires del Ramadán en Dubai
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