Ahmed, un egipcio de 13 años, ocupó este jueves los titulares de la prensa italiana, como protagonista de una historia que, por fortuna, promete un final feliz.
El chico fue rescatado hace cuatro días dentro de un bote en el Mediterráneo junto a otros cien inmigrantes. Partió de Egipto solo y se dirigía a Italia con un único objetivo: salvar la vida de su hermanito Farid, de 7 años, que sufre de una enfermedad sanguínea.
Al desembarcar en la isla italiana de Lampedusa apretaba en sus manos un sobre de plástico con un papel: la fotocopia del certificado de salud de su hermanito, donde se certificaba su trombocitopenia, una enfermedad que disminuye el número de plaquetas en la sangre.
La familia confió a Ahmed todos los ahorros que habían obtenido mediante su trabajo en la recolección de dátiles, y su tío negoció con los "scafistas" que manejan el negocio de transportar migrantes ilegales a Italia a través del Mediterráneo. Para ello, tuvo que poner su terreno de labranza como garantía de que sus parientes pagarían en tiempo y forma el remanente del "pasaje" de Ahmed, ya que no lo habían podido abonar todo de una sola vez.
Ahmed partió desde el pueblecito de Rashid Kafr El Sheikh, a unos 130 kilómetros de El Cairo, oculto en un camión de ganado. Días después logró llegar al puerto de Alejandría, donde embarcó rumbo a Italia.
"Antes de embarcar permanecimos en un cobertizo junto a la playa. Algunos robaban, y otros se llevaban a las mujeres jóvenes para otros galpones, de donde regresaban llorando", cuenta Ahmed en declaraciones reproducidas por la prensa local. "Cuando estábamos en el mar creí que moriría. No teníamos agua ni nada qué comer", añade.
"Fueron diez días por mar, porque desde Egipto el viaje es más largo que desde Libia", explica Ahmed Mahmoud, funcionario de la OIM (Organización Internacional para la Migración) en Lampedusa, entrevistado por la cadena BBC. Mahmoud, también egipcio, fue el primero en conocer la historia su tocayo.
"Hablé con su madre por teléfono. Su familia es muy pobre y el hospital más cercano les queda a cuatro horas de viaje", cuenta el funcionario, que no se ha despegado del joven Ahmed, quien fue alojado en un centro de acogida en la isla.
"Los costos médicos son muy altos en Egipto. Cirugías, tratamientos, medicamentos, todo resulta muy caro", explica Mahmoud. Según le contó el chico, la cirugía de su hermano costaría unas 30.000 liras egipcias (cerca de 4.000 euros), a lo que habría que sumar al menos otros 500 euros para análisis previos. Por desgracia, el trabajo anual de toda la familia apenas reporta 3.000 euros.
El mismísimo presidente, Mateo Renzi, lanzó un pedido de "acogida y cura" y puso al sistema de salud de su país a disposición. Asimismo, un hospital florentino ofreció tratamiento para Farid y apoyo a su familia.
Por su parte, el gobierno egipcio, a menudo criticado por la atención de salud ineficiente a los ciudadano pobres, ha negado cualquier negligencia en este caso en particular. "El niño salió de Egipto de forma ilegal sin el conocimiento de El Cairo", dijo un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores, según recoge el diario Gulf News.
"¿Se había puesto en contacto con los organismos interesados en proporcionar tratamiento médico a expensas del estado, habría conseguido tratamiento gratis", agregó el portavoz del ministerio de Ahmad Abu Zeid. "El gobierno proporcionará tratamiento gratuito para el hermano de Ahmed", agregó el funcionario.
El ministro de Salud egipcio Ahmad Emad instó por su parte a la familia de Ahmed a ponerse en contacto con su oficina con el fin de recibir atención médica gratuita para su hijo enfermo en Egipto.
Según datos de la OIM, entre enero y junio del corriente año, 7.567 niños migrantes desembarcaron en puertos italianos. El 92% de ellos estaban solos, ya fuera porque habían emprendido el viaje en solitario, o porque habían perdido a su familia durante la travesía. La mayoría provenía de Egipto, Gambia, República de Guinea y Costa de Marfil.
