sábado. 20.04.2024

Xavier Rius lleva más de 30 años de presencia continuada en el periodismo en Cataluña. Pasó por La Vanguardia (11 años) y El Mundo (5 años) hasta que en el año 2000 fundó el diario digital e-noticies.com. Sin lugar a dudas el diario de referencia para conocer la realidad política de Cataluña. Rius habla en la siguiente entrevista sin reservas sobre numerosas cuestiones. Y lo primero que deja claro es que en Cataluña "hay menos independentistas de los que creemos".

PREGUNTA.- Vamos a empezar precisamente hablando del 'procès català'. En uno de sus artículos comparó el proceso de independencia con un culebrón. Dicho por un periodista que se ha definido varias veces como independentista puede sonar extraño. ¿Cómo explicaría a un lector de Emiratos el estado actual del 'procès'?

RESPUESTA.- Un lío. Hay una palabra catalana, que se utiliza también en inglés y en francés, que define el estado actual de las cosas: 'cul de sac'. ¿Verdad que me entiende? Me duele decirlo porque yo estoy a favor de la independencia, pero ¿sabe cuál es el problema de verdad? Que en Catalunya hay menos independentistas de los que creemos. Si hubiese una mayoría abrumadora se declara la independencia y ya está. Como han hecho, por otra parte, la mayoría de países. La independencia depende de esto y luego, claro, de que te reconozca Obama, la Merkel y el Vaticano. No sé si por este orden. Pero como no la hay, Mas se ha inventado el ‘proceso’. El ‘proceso’ está lleno de metáforas y eufemismos. No sólo es un viaje a Ítaca, isla griega en la que estoy seguro no ha estado nunca el presidente, sino que hablamos de consulta en vez de referéndum, derecho a decidir en vez de derecho de autodeterminación. Al final, la ‘consulta’ del 9 de noviembre fue un “proceso participativo”. Con perdón ¿pero qué coño es un “proceso participativo”? ¿Sabe cuántas veces ha aprobado el Parlamento catalán mociones a favor del derecho de autodeterminación recordando que Catalunya tiene derecho a la independencia y toda la pesca? !Una decena! Pero a la hora de la verdad, claro, no hay cojones. Perdón otra vez. Por eso los partidos se inventan 'hojas de ruta'. En el fondo es 'fer bullir l’olla', expresión catalana cuya traducción literal sería “hervir la olla”. Un poco ir tirando. Además, Mas plantea un período de transición de 18 meses. ¿Pero España qué hará durante este período? ¿Nada? ¿Se quedará con los brazos cruzados? Es como plantear un Barça-Madrid en el que el equipo rival no juega y se deja macar un montón de goles. ¿Usted se imagina por ejemplo a un Sergio Ramos quieto como una estatua? Yo, no.

P.- Artur Mas perdió una docena de diputados en las elecciones donde pedía una “mayoría suficiente”. En las últimas fechas ha logrado separar una federación con cerca de 30 años de unión. Ahora parece enfocar unas futuras elecciones con una “Lista del President” en vez de su partido. Las perspectivas son bajar otra veintena de diputados. ¿Cree como dicen algunos colegas que pasará a la historia como el astuto Mas?

R.- Yo todavía no sé qué ha fallado en Mas. Se lo digo con franqueza. Lo tenía todo a favor: es trabajador, habla idiomas, no se le conocen líos de faldas y -en principio- no tiene dinero en el extranjero. Es cierto que la situación heredada del tripartito era muy difícil con 35.000 millones de deuda en cuatro años, pero él la empeorará porque en cuatro ha superado ya los 60.000. Además, con todos los puentes con Madrid rotos. Mi teoría personal es que Mas hace tres planes de recortes, no le salen bien y entonces se hace soberanista. Ha hecho recortes, pero no reformas. Además, los recortes hay que hacerlos los primeros cien días. Roosevelt puso en marcha el ‘New Deal’ en tres meses. Promulgó una decena de leyes. Alguna incluso se la tumbó el Supremo y él volvió a insistir. Mas desaprovechó los cien primeros días aunque, reitero, no lo tenía fácil.

"SE NOS PIDEN ADHESIONES INCONDICIONALES DE UNO Y OTRO LADO"

P.- Es un usted un periodista de los que no quedan. De estar en la calle, al pie del cañón. Esto permite ver muchas situaciones de primera mano. Las divergencias en Unió Democrática parecen claras. Una línea independentista y otra más integradora. Desde su conocimiento, la situación en el partido de Mas, Convergencia Democrática, ¿resulta tan unitaria como parece?

R.- Bueno eso de que soy un periodista “de los que no quedan” lo dice usted pero acostumbrado a recibir, incluso de los míos, le agradezco el cumplido. Yo tengo una página web en la que me guardo incluso los insultos -hay mucho zumbado en twitter- y lamentablemente muchos provienen de independentistas. En catalán decimos que quien dice las verdades pierde las amistades. Pero me temo que el proceso acabará, también, con la independencia de la prensa. Se nos piden adhesiones incondicionales de uno y otro lado. El criterio propio está castigado. Perdone el rodeo. Respecto a Convergència yo creo que no es tan monolítica cómo parece. El ex eurodiputado de CiU Ignasi Guardans publicó un artículo en La Vanguardia el 7 de septiembre del año pasado en el que decía que la culpa era también de los que callan. De gente que veía que el proceso puede acabar mal pero que porque tiene un cargo oficial o va a TV3 prefiere no decir nada. A mí, en efecto, me consta que en CDC hay alguna discrepancia -de hecho ya ha visto qué ha pasado con Unió- pero nunca Mas había tenido tanto poder. Incluso más que Pujol. Jordi Pujol tenía mucho pero en la dirección del partido había gente de peso que podían hablarle de tu a tu como Miquel Roca, Ramon Trias Fargas, Macià Alavedra o Josep Maria Cullell. Artur Mas -como hizo Pujol con Roca- se ha saltado una generación, lo cual quiere decir que los dirigentes que le rodean no sólo son más jóvenes que él, sino que también los ha puesto él: Rull, Turull, Corominas, etc. ¿Verdad que me entiende?

P.- En Cataluña se habla mucho de la manipulación de los medios públicos, como Tv3. Incluso en las últimas fechas ha habido artículos muy duros como el del crítico televisivo Ferrán Monegal donde criticaba la “colosal deriva de tv3”. ¿Asistimos efectivamente a una deriva total en tv3?

R.- Las cosas claras: yo soy muy crítico con TV3 pero, desde luego, aún y así me parece mucho más plural que TVE o, no digamos, Telemadrid, Canal 9 o Canal Sur, por hablar de teles bajo el control del PP o del PSOE. Lo que pasa es que yo quiero que TV3 no se parezca a estas televisiones sino a la BBC y me temo que se ha perdido toda noción de neutralidad. De hecho, fue el propio Sindicato de Periodistas de Catalunya el que advirtió en septiembre del año pasado, antes de la Diada, que se había traspasado toda “línea roja” y que estaban tirando “a la basura” la neutralidad y la imparcialidad. Yo diría que incluso el prestigio. El problema es que el 'Govern Català' considera que TV3 es fundamental para el proceso. Un poco como el Barça durante el franquismo: más que un club, pues más que una tele. Pero no se dan cuenta que están quemando la credibilidad de la cadena y, de rebote, también el proceso. Voy a contarle un secreto: mi suegra fue concejal de CiU en el 1979, tras las primeras elecciones municipales, cuando todavía no había cuotas femeninas, y el otro día fui a su casa y estaba viendo … la Cuatro. Y mis hijos, más independentistas que el padre, cuando oyen en TV3 algo del proceso cambian de canal. Tarde o temprano habrá que hacer una reestructuración en TV3 porque no puede ser que, en la época de las nuevas tecnologías, tras el último ERE, la plantilla sea todavía de 2.000 personas. Estoy seguro que entonces los trabajadores apelarán a la libertad de información y de expresión. Pero ya no servirá como argumento: han puesto la cadena al servicio de CiU. Bueno, ahora de CDC.

"ESPERO QUE ADA COLAU SALGA ADELANTE COMO ALCALDESA DE BARCELONA"

P.- Centrémonos ahora en instituciones más locales como el Ayuntamiento de Barcelona. La figura de la nueva alcaldesa, Ada Colau, está siendo cuestionada desde las primeras horas. Los nombramientos de su pareja, o de la pareja del teniente alcalde, bajo sueldo municipal –directa o indirectamente– chocan con su discurso populista. Algunos medios como La Vanguardia disparan a diario contra ella. No ha habido ni los días de cortesía habituales. ¿Será capaz Ada Colau de mantener un discurso coherente con sus propuestas? ¿O eso significará una salida antes de tiempo?

R.- Mire, yo a Ada Colau no la votaría nunca pero espero de verdad que, como alcaldesa de Barcelona, salga adelante. Una ciudad como Barcelona necesita un gobierno eficaz. Pero lo cierto es que no lo tiene fácil porque ha conseguido sólo 11 concejales de 41. A Jordi Hereu lo echaron con once. Ahora tiene el viento de cara: en realidad salió elegida en primera votación con los votos del PSC y ERC. Incluso la CUP le cedió un voto. Y no sé, como dice usted, La Vanguardia está en contra pero diría que tiene la mayoría de medios a favor. Pero vamos a ver qué hace cuando tenga que negociar -y aprobar- el primer presupuesto. No es lo mismo manifestarse que gobernar. El día de la toma de posesión, por ejemplo, tenía a mi lado una mujer que había coincidido con ella en múltiples protestas. Rompió el protocolo y se avalanzó sobre la alcaldesa. Cuando regresó le pregunté qué le había dicho. Me dijo que le había pedido que se acabaran los deshaucios, que los jóvenes tuvieran trabajo y que se terminaran las listas de espera. Le pidió cosas sobre las que no tiene ni competencia. Ya ve lo difícil que lo tiene para colmar las expectativas creadas.

P.- La corrupción ha dado alas a nuevos partidos como Podemos. La irrupción de su candidatura junto a ICV podría auparlos, según algunas encuesta, a la primera posición en las elecciones catalanas. Curiosamente el voto puro independentista (CDC, ERC, CUP) se mantendrá sobre un 30-40% del censo, con un pequeño descenso de diputados. Con toda la instrumentación mediática el bloque independentista parece tener su umbral sobre los 1.800.000 – 2.000.000 de votos, sobre los 7.000.000 millones habitantes. ¿Son suficientes para una hipotética declaración de independencia?

R.- Es lo que le decía antes: a pesar de las apariencias en Catalunya hay menos independentistas de los que creemos. ¿Cuantos salieron en la Vía Catalana? ¿O el año pasado con la V? ¿Dos millones? Pongamos que, efectivamente, fuesen dos millones, que son muchas personas. Pues no me salen las cuentas. En realidad, Mas convocó elecciones en 2012 pensando que ganaría de calle y ya ve: perdió doce diputados. Fue víctima de la misma burbuja mediática -TV3, algunos medios, etc- que ayudaron a inflar desde Palau. Yo siempre digo que hay tres Cataluña: la que está por la independencia, la que no -PSC, PPC, Ciutadans- y un millón de inmigrantes de los cuáles, según explicó Àngel Colom (ex líder de ERC), a la consulta del 9N fueron a votar 4.000. Aquí sí que tenemos un problema. Fíjese que el ‘proceso’ ha sufrido tres reveses en un mes: CiU ha perdido el Ayuntamiento de Barcelona. Y eso que el propio Mas, el día final de la campaña, dijo que sin Barcelona sería muy difícil seguir adelante. Zasca. Ada Colau, de momento, ya le ha pedido las deudas pendientes. Unió ha roto definitivamente con Convergencia y los del PSC ya no quieren saber nada de la consulta. Ni legal ni acordada ni leches. Ahora solo federalismo que a mi, por cierto, me parece tan difícil o más difícil que convertirnos en independientes.

 

P.- Y para acabar con los temas sobre la independencia, ¿se está perdiendo una oportunidad única por la actitud de algunos líderes catalanes? ¿Cómo ve el futuro de Cataluña luego de las hipotéticas elecciones de septiembre?

R.- Mire, hay dos tipos de liderazgo político: el ‘pencaire’ (currante) o el épico. Mas, como le he dicho, hizo tres planes de recortes y como no salió adelante se hizo “soberanista”. No sé todavía si es incompetencia, impotencia o las dos cosas pero algo hay. Al fin y al cabo, en las elecciones del 2012, CiU no pedía la independencia sino un “estado propio”. Pero un “estado propio” también es Baviera, Massachusetts o México D.F y no son estados independientes. Mas aceleró entonces porque, con la pérdida de doce diputados, dependía de ERC.

P.- Aunque su medio está centrado en Cataluña, no todo es independentismo. Ha hecho más de un artículo sobre la inmigración. Siempre se ha hablado de Cataluña como tierra de acogida. Y lo cierto es que a priori las desigualdades no son tan grandes como en, por ejemplo, Francia. ¿Eso es cierto? O ¿realmente visitando lugares como Salt o Can Anglada –Terrassa– uno se daría cuenta que hay muchas Cataluñas?

R.- Aquí también impera el buen rollo, el buenismo. Mire, yo vivo en Martorell, un municipio a 30 kilómetros de Barcelona en el que la población extranjera, la mayoría magrebí, roza el 20%. Y mis hijos han ido a una escuela pública lo cual quiere decir que el número de alumnos de fuera superaba con creces el 50%. Cuando en la clase de tu hijo hay más “Mohamed” que “Jordis”, para entendernos, empiezas a preguntarte si, en materia de inmigración, lo hemos hecho todo bien. Y, desde luego, que no. Si yo viviese en Sant Cugat o Pedralbes, por citar dos zonas ‘bien’, seguramente mi percepción de la inmigración sería diferente, pero tu opinión empieza a cambiar cuando ves chilabas por tu calle. Yo ya he visto incluso nicabs. Lo cual, como se puede imaginar, no me hace ni pizca de gracia. El problema es que como es un tema tabú, mejor no hablar. Recientemente, tras las elecciones municipales, CDC y ERC pactaron el nuevo equipo de gobierno. De los seis folios del programa no había ni una línea sobre inmigración y el municipio, como le he dicho, tiene un 20% y cuatro mezquitas. El Gobierno de la Generalitat se mueve también entre la inconsciencia y la temeridad. Por ejemplo, el Gobierno tunecino, tras el atentado de la playa de Susa, anunció que cerraría ochenta mezquitas salafistas. En Catalunya hay cincuenta. Lo dijo el ministro del Interior, Jorge Fernández. Le pregunté un día al portavoz del Govern, Francesc Homs, si pensaban hacer lago y pidió “respeto” y que no había que “estigmatizar”. Yo no sé si hay que cerrarlas o es mejor tenerlas controladas pero seguro que lo peor es mirar para el otro lado o meter la cabeza bajo el ala. Espero equivocarme pero, en unos años, tendremos en Cataluña los mismos problemas que tienen en Francia con las “banlieues”.

"LOS CATALANES TAMBIÉN HEMOS HECHO LAS COSAS MAL"

P.- Decía en la última entrevista Hermann Tersch que “En España es muy difícil opinar libremente porque el precio es muy alto”. Precisamente sus preguntas a cualquier Govern de turno en Cataluña nunca han sido cómodas, pero muchas veces necesarias. ¿Palpa esa dificultad en los medios informativos catalanes? ¿Realmente cree que todos opinan libremente?

R.- Yo creo que si te apartas del ‘mainstream’ estás perdido. Mire, a mi no me invitan nunca a TV3 o a Catalunya Ràdio, lo cuál debe querer decir que alguna cosa hago bien porque ya no me invitaban cuando mandaba Pujol, tampoco con Maragall o Montilla. Y menos ahora con Mas. Recuerdo que cuando todavía estaba Jordi Pujol nos llamaban e-sociatas. Luego con Montilla fuimos ciu-notícies. Incluso los de ERC se inventaron lo de e-brutícies (e-suciedades). Ahora ya no sé qué somos. Debemos ser de los pocos medios que tiene lectores de Ciudadanos pero también de Solidaritat Catalana, el primer partido, por cierto, que puso la independencia encima la mesa. A los de Convergencia he de recordarles frecuentemente que, cuando estuvieron siete años de ‘travesía del desierto’, sólo les hacía caso La Vanguardia y e-notícies. La Vanguardia porque supongo que era convergente y e-notícies porque siempre creo que la prensa tiene que estar contra el poder, sobre todo cuando el gobierno lo hace mal. Enseguida se vio que aquello del tripartito no funcionaría pero el ‘gobierno de los mejores’ que decía Mas cuando estaba en la oposición lo está haciendo igual o peor. En mi opinión, Catalunya lleva quince años mareando la perdiz, lo cual, en época de la revolución digital, es funesto. Pero claro, no es que me inviten al director de un medio digital en catalán que lleva quince años y está en los 300.000 y 400.000 lectores cada mes. El problema es que no inviten a periodistas de la talla de Manuel Trallero, Gregorio Morán o Arturo San Agustín por poner tres ejemplos, desde luego, mucho más solventes que yo. ¿Sabé por qué? Porque si los ponen en una tertulia de TV3 o de Catalunya Ràdio tendrían una punta de audiencia pero yo creo que se desmoronaría el castillo de naipes en un abrir y cerrar de ojos. Los medios públicos mantienen la ficción de que esto del proceso es imparable y que será pan comido. Peor será la caída. Hay algunas tertulias -como las de los programas ‘Divendres’ o ‘324’- que me hacen enrojecer. Como periodista, pero sobre todo como catalán.

P.- Para acabar, una pregunta para la reflexión. Mucha gente asocia a los musulmanes con terroristas. De la misma manera asocian a los catalanes con independentistas. Sin entrar en estadísticas, si que sería interesante saber cuántos años tardarán esas concepciones en modificars. ¿Tanta influencia tienen los medios en la formación de opiniones?

R.- El independentismo siempre ha existido en Cataluña, pero hasta ahora no era mayoritario. Actualmente se da lo que podríamos llamar independentismo de corbata, clases medias que se han vuelto soberanistas. Desde luego yo creo que España -con gobiernos del PSOE o del PP- tampoco lo ha hecho bien. En Cataluña, en efecto, hay un sentimiento de agravio, sobre todo fiscal, de esfuerzo no correspondido. Un poco como el marido al que le han puesto los cuernos. Pero yo soy de los autocríticos: los catalanes también hemos hecho cosas mal. De entrada renunciar al concierto económico como los vascos al inicio de la Transición. Había la sensación que esto de cobrar impuestos daba mala fama. Luego hemos negociado cinco, cinco, sistemas de financiación y aún así ya ve como estamos. Pero en la penúltima encuesta del CEO del pasado mes de marzo -el Centro de Investigaciones Sociológicas de la Generalitat- había un dato que me llamó la atención: el 42,4% estaba a favor de la independencia -un 54,4% en contra- pero de éstos sólo el 24,1% se consideraba independentista “de toda la vida”. El 18,3% restante se había vuelto ‘independentista’ en los últimos años. Y por diversos motivos: la actitud del Gobierno central, los impuestos, la crisis. Lo cual quiere decir que es también muy volátil. Todo lo que sube puede bajar. Espero haber resuelto sus dudas.

Xavier Rius: “En Cataluña hay menos independentistas de los que creemos”
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