viernes. 19.04.2024

La última conquista, la más valiosa, quizá la más significativa. Rafael Nadal logró este domingo vencer a Roger Federer allí donde nunca antes lo había hecho, en cemento y bajo techo, en la Copa de Maestros que el suizo estima, la definitiva toma de su rivalidad de época. Había sumado antes cuatro derrotas, venció finalmente a la quinta, y lo hizo en sólo dos sets, 7-5 y 6-3 en una hora y 19 minutos, para lograr por segunda vez en su carrera el pase a la final que cierra la temporada.

Lo logró con sencillez, y con la solidez por la bandera. Si se esperaba una modernización del guión, una mayor agresividad, un mayor riesgo, no apareció pues el plan clásico ya valía. El español castigando continuamente el revés de Federer, siempre con bolas altas y, a poder ser profundas, siempre al final gozando de sus errores en esa faceta (hasta 13, 32 en total). Fue rotundo en el saque Nadal, notablemente rotundo, y luego aprovechó cada una de las oportunidades que le brindó el suizo. Cuatro bolas de breaks, cuatro breaks convertidos. Impecable.

Y es que si hubo alguna historia, mínima, fue en el primer set y duró bien poco. El español, que clavó hasta cuatro juegos en blancos con su servicio (acabó perdiendo sólo 13 puntos al saque), encontró al Federer de siempre en sus primeros titubeos pero poco más. Una puntazo del suizo con su derecha invertida, una de las pocas que buscó, puso en pie el O2 Arena de Londres, permitió el júbilo, pero luego, Nadal, en apenas dos minutos, al revés, al revés deshizo ilusiones, devolvió la rotura y remató el periodo y con él, el partido entero.

"Federer ha cometido algún error más de lo normal. Para mí es muy importante jugar la final en un torneo en el que están los ocho mejores y en una pista que históricamente se me ha dado muy mal", explicó el líder de la ATP al acabar el encuentro a lo que añadió: "La clave ha sido el segundo break del primer set. Ganando ese set sabía que tenía mucho hecho, aunque siempre es muy complicado contra Roger porque siempre juega a cara o cruz y te hace sentir como si fuera él quien tuviera el mando. Él venía de jugar un partido muy largo, he sabido aprovechar esa ventaja".

En el partido decisivo, el lunes, a las 21 horas, le espera bien Novak Djokovic, bien Stanislas Wawrinka con clara preferencia por el suizo. Éste no le ha ganado ninguno de los 12 duelos disputados, ni un solo de los 26 jugados, mientras el número dos del ranking viene de vencerle en la final del último Masters 1000 de Pekín. Sería un nuevo capítulo de su 'otra' rivalidad histórica, la oportunidad para, de nuevo, lograr una conquista inédita. Con los elementos en contra, allí donde nunca ha vencido.

Nadal, a la final de maestros tras tumbar por 7-5 y 6-3 a Federer
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