viernes. 29.03.2024

Noohzoh Canarias, el caballo de la cuadra Bolaños, terminó sexto en la primera carrera de las clásicas británicas, las 2.000 Guineas, en la que el potro nacido y criado en España fue primero durante casi todo el recorrido, pero se hundió en los últimos metros y terminó sexto, según informa el diario español ABC.es.

En el Reino Unido, las carreras de caballos son una religión. Cada fin de semana, decenas de hipódromos se llenan para disfrutar de un deporte sólo superado en expectación por el fútbol. Más de cinco millones de británicos asistieron a las carreras en 2013. Una tradición que tiene sus orígenes en la fundación del «Jockey Club» en 1750, lugar donde se redactaron las normas aún vigentes hoy en día y que dio paso a las carreras con más solera, que aún se siguen disputando con éxito.

Entre ellas está la de las 2.000 Guineas, la más importante de las clásicas británicas, que ayuda a coronar anualmente al mejor potro de tres años de Europa. Los que optan a ese galardón suelen ser caballos criados en Reino Unido, en Francia o fuera de Europa, pero este año, entre todos ellos, había un aspirante español. Su nombre es Noohzoh Canarias,un potro que costó 11.000 euros a la Cuadra Bolaños y por el que ya han llegado a ofrecer cerca de dos millones.

Su historia no es la de un caballo más. Marcado por la esperanza desde el nacimiento —«Noozhah», el nombre de su madre, tiene ese significado en árabe—, vio la luz casi como un patito feo, con un pedigrí «que no está de moda», como asegura Enrique León, su entrenador y el hombre que más horas pasa junto a él cada día. Hijo de un semental llamado «Caradak», en su adquisición entraron en juego más los sentimientos que la razón. «Cuando fuimos a la subasta, decidimos hacernos con él porque era el hijo de Noozhah, a la que teníamos un cariño especial porque había sido nuestra primera yegua y la primera que nos había dado una victoria», recuerda Juan Carlos Bolaños, propietario junto a su hermano José Luis de este diamante en bruto que sigue puliéndose día a día en el Hipódromo de la Zarzuela.

Allí cumple un estricto programa de entrenamientos. Se despierta a primera hora de la mañana y tras un desayuno frugal y un breve cepillado de Olindo Mongelluzzo —su cuidador personal— sale a la pista durante una hora y media. Su paso es majestuoso. Pura fibra. Cada músculo de la grupa está definido como los de un velocista. «Noozhoh es como una persona que nunca ha ido al gimnasio, pero que aún así tiene cuerpo de atleta», señala Enrique León, orgulloso del caballo que tiene en sus manos y atento a cada ejercicio que realiza de la mano de Mongelluzzo.

León vive por y para los caballos. Lleva toda una vida así y disfruta con ello. «Esto no es un trabajo, es un estilo de vida. Los que estamos con los caballos creamos un vínculo entre nosotros. Ellos saben si estás enfadado o alegre y eso se lo transmites», apunta mientras regala una zanahoria al hocico de Noozhoh.

Esa «golosina» es una de las pocas alegrías del potro dentro de su alimentación. Son dos comidas fuertes al día a base de cereales y forraje y descanso. Mucho descanso. Hasta las seis de la tarde, Noozhoh Canarias reposa en la cuadra a la espera de su paseo diario. Después de eso, se le acicala para la cena y a dormir. Vida espartana. Como un deportista de elite. No puede haber riesgos, porque hay mucho en juego. «Cuando rechazamos la última oferta de venta —alrededor de los dos millones de euros— lo hicimos porque pensábamos que vale más. Es un riesgo, pero esto ya no es una cuestión de dinero. Queremos seguir soñando y que la afición española pueda ver a un potro nacido y criado aquí venciendo a los mejores en la mejor carrera», afirma Bolaños, ilusionado ante la carrera del próximo 3 de mayo en Newmarket.

El hipódromo inglés alberga la recta de 1.600 metros (una milla) en la que se medirán los mejores potros de tres años. Una carrera que puede correrse sólo una vez en la vida. Una oportunidad única. La carrera de las 2.000 Guineas, el sueño que persiguen todos los potros del mundo.

Ningún caballo español ha ido nunca allí con tantas opciones. Las apuestas le daban como quinto favorito. O lo que es lo mismo, como uno de los aspirantes reales al triunfo.

Ganar allí es algo más que los 450.000 euros que se lleva el vencedor. Es el orgullo de una cuadra que nació en 2004 y que quiere seguir luciendo sus colores y los de la bandera española en los mejores templos de la hípica europea. «Ganar en Newmarket sería como tocar el cielo», apunta Bolaños, al que le puede la ilusión a la hora de hablar de Noozhoh.

Mientras, en España, este deporte aún lucha por abrirse paso. Lejos de la época dorada de principios de siglo, los caballos han superado la crisis y se abren paso en un mundo complicado que lejos de España es un filón. Si Noozhoh sale victorioso de Newmarket, los hermanos Bolaños tendrán un cheque en blanco para venderlo.

Al caballo le esperaría una carrera de éxitos y una posterior como semental aún más fructífera en lo económico. Hasta 100 millones de euros se podrían pagar por él. El primer caballo español que desafía a la nobleza europea y que aspira a brillar como ninguno el sábado.

La carrera, que se disputó por primera vez en 1809, es una de las cinco clásicas del calendario anual en Reino Unido. Junto al Derby de Epsom y St. Leger forma la «Triple Corona», premio para el potro de tres años que consiga ganar las tres carreras, algo que consiguió Nijinsky por última vez en 1970.

El 3 de mayo se disputaró la edición de 2014, en la que estuvo presente Noozhoh Canarias. Tras ganar el «Criterium du Bequet-Ventes» y quedar segundo en la reunión del Arco del Triunfo, la recta de 1.600 metros de Newmarket era el siguiente reto del mejor potro español de la historia.

La jornada había sido tan intensa que, cuando todo terminó, Juan Carlos Bolaños se sentía vacío por dentro, pero henchido de orgullo. La cuadra Bolaños, formada junto a su hermano José Luis en 2004, acababa de lograr su triunfo más importante a lomos de Noozhoh Canarias, y se había dado cuenta de que por primera vez tenían un auténtico campeón entre las manos. La victoria en el «Criterium du Bequet-Ventes», del grupo 1 —los mejores potros del mundo—, fue tan inesperada que dejó en bancarrota al hipódromo francés. «Yo estuve muy nervioso todo el día, pero cuando cruzó la línea de meta primero y tan sobrado nos dimos cuenta que teníamos en nuestras manos un campeón», relata el propio Juan Carlos con emoción en la voz.

Noohzoh Canarias, el pura sangre español que lideró casi toda la carrera de las 2.000...
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