jueves. 28.03.2024

¿Hablan los muertos de sí mismos?

"No podemos trasladar nuestra forma actual de vernos a expresiones de antepasados que vivieron hace cientos de años, pero entonces nos preguntamos: ¿hasta qué punto se pueden conocer?"
imagen medieval

En la literatura árabe clásica hay muchos textos que al leerlos te parece estar oyendo una declaración íntima de su autor. Personas que vivieron hace siglos y que se desahogan en clave moderna a través de un lenguaje que se contempla ya pasado de moda. Muchos estudiosos los percibieron durante largo tiempo como anomalías. No era propio de esta tradición transmitir abiertamente una posición individualista, lo acostumbrado era describir, transmitir y comentar para beneficiar al grupo. Vanagloriarse, si no se hacía en verso, suponía una falta de humildad ante la grandeza del creador, y solo se podía hacer para agradecer los favores divinos o con la intención de dar ejemplo a otros a través de una trayectoria vital que enseñaba altos valores éticos.

Al principio algunos estudiosos dijeron que no se podía hablar de individualismo en el mundo medieval, pues es una noción que se desarrolla en el moderno occidental. Ese sentido de intimidad que podemos encontrar en una autobiografía moderna donde el autor nos cuenta sus asuntos más personales, no era propio de los autores medievales. Está claro que no podemos trasladar nuestra forma actual de vernos a nosotros mismos a expresiones de antepasados que vivieron hace cientos de años, pero entonces nos preguntamos: ¿hasta qué punto se pueden conocer? ¿por qué nos gusta escuchar sus voces y empatizar con sus experiencias? Puede que estemos buscando en ellos una pauta para nuestras vidas, o algo que respalde el acierto de nuestras decisiones y garantice consecuencias positivas en nuestro futuro. Es al fin y al cabo un miedo legítimo a la incertidumbre.

 Las ideas que soportan el mundo posmoderno occidental plantean que es imposible llegar a conocer a Ibn Hazm a través de su tratado sobre el amor, y esto es así porque una vez que el autor ha escrito sus palabras estas forman parte de un lenguaje abierto a múltiples interpretaciones. Ni siquiera quien le leyó en el siglo XI sin haberlo conocido personalmente, aunque compartía con él la misma cultura y momento histórico, podía decir tajantemente si el cordobés es sincero cuando nos habla de su primer amor. La verdad es que resulta una perspectiva convincente, pero el hecho de que este tipo de confesiones, quitando los clichés poéticos de la poesía amorosa, no se produzcan en muchas obras, da que pensar sobre la razón por la que Ibn Hazm parece al contarlo llorar sus tiempos jóvenes antes de que el califato se fuera al traste, y además hacerlo como nadie lo había hecho antes.

 Transmite cierta tristeza que algunas percepciones del mundo pretendan negarnos la potestad de interpretar el legado cultural en función de nuestras condiciones individuales. No veo la necesidad de consenso sobre si hay desesperación o no en las palabras de un literato exiliado del siglo XIV, habrá quien no entienda el sentimiento de exilio y solo vea un recurso estilístico vacío siguiendo no sé qué tradición. No entiendo igualmente por qué los muertos tienen que resurgir de sus tumbas para comernos vivos, ni que solo mueran cuando les revientas la cabeza y se convierten en carne picada sin identidad.

 Sea como fuere os puedo asegurar que soy yo la que os está hablando y que sois libres de interpretar mis palabras. Recientemente he publicado un estudio sobre los escritos autoexpresivos andalusíes para quien quiera oír más.

 ............

¿Hablan los muertos de sí mismos?
Comentarios