viernes. 19.04.2024

Acción de gracias

"Ante todo agradezco por haber conocido a Patricia, mi esposa, mi ángel de la guarda, la solidaria compañera, la incondicional cómplice de mis sueños"

Comienzo a escribir estas líneas, el jueves 26 de noviembre, cuando se celebra en este año de la pandemia, el día de acción de gracias en Estados Unidos, tradición que se remonta a los primeros colonos que escogían un día para reunirse y agradecer a Dios por múltiples motivos, como el haber tenido una buena temporada en los cultivos. Es una costumbre que tiene múltiples orígenes, pero en cualquier caso considero que es el momento adecuado para reafirmar ese sentimiento de agradecimiento.

Especialmente durante un año que ha sido tan difícil para todos, hay que agradecer que seguimos vivos, que contamos con salud para afrontar los retos que cada día llegan. A pesar de las malas noticias, de los titulares tristes que nos informan de las enfermedades, las guerras, los fallecidos célebres y anónimos, todavía tenemos esta vida, para seguir soñando, imaginar proyectos y trabajar por ellos, ilusionarnos por un amor, forjar la construcción común de una familia.

En mi caso particular, soy un agradecido con Dios y la vida, porque he sido muy afortunado, al ejercer una profesión que me encanta, también porque puedo desarrollar la pasión que me motiva, la escritura. Agradezco tener un espacio de opinión, en el cual puedo compartir con esos “amigos invisibles” que son los lectores, algunos temas que me interesan como la literatura, la música, el cine. Agradezco tener amigos, que no son muchos, pero siendo pocos, son tan valiosos como lo que representan, un tesoro. Pero ante todo agradezco por haber conocido a Patricia, mi esposa, mi ángel de la guarda, la solidaria compañera, la incondicional cómplice de mis sueños.

Patricia es bella, por fuera como por dentro, su rostro sereno y tranquilo es reflejo de su alma. Sus ojos de color miel, tienen una rara condición, pueden ser claros u oscuros, dependiendo cómo se sienta. Ella es tan fuerte como alta, pero al tiempo es delicada y frágil. No voy a decir que Patricia es perfecta, pero incluso sus pocos defectos me enamoran y aquí no voy a revelarlos.

Las manos de Patricia, no sólo son lindas, son las herramientas más eficientes que he conocido, todo lo puede arreglar, ella es artesana y artista, ha sido joyera, platera, marroquinera. Es un espíritu sensible que se ha expresado en el diseño, en el arte, en la fotografía. Estudió derecho, por su inquebrantable sentido de la justicia, aunque terminó por rechazar los formalismos y truculencias de la abogacía. Ella sin haberse formado en psicología, es la mejor psicoanalista que conozco. Sus amigas lo saben, es paciente para escuchar los problemas ajenos y es la mejor consejera, porque no pretende serlo, porque no es complaciente y dice la verdad, aunque duela.

"Tienen razón quienes dicen que en el matrimonio, el amor no es igual con el paso de los años, en mi caso ha ido creciendo, con el transcurso de estos veinte años, los mejores de mi vida; ahora es el amor pleno, el de la comunión de dos almas enamoradas"

Patricia, es de fácil risa y de fácil llanto. Es seria y franca, no es hipócrita, lo que no le gusta lo manifiesta o al menos se le nota. Ella es prudente y discreta, seguro me va a reñir, cuando lea estas líneas, porque no gusta de mostrarse en público, no desea ningún tipo de protagonismo, ella es de hacer y no de hablar. En mi trabajo, muchas personas se han beneficiado, sin saberlo, por el apoyo permanente y silencioso de Patricia. A los dramas propios y ajenos, nos salva el gran sentido del humor que compartimos.

Tienen razón quienes dicen que en el matrimonio, el amor no es igual con el paso de los años, en mi caso ha ido creciendo, con el transcurso de estos veinte años, los mejores de mi vida. Al comienzo era quizás más físico, por la belleza exterior, pero por lo mismo era menos confiable, más vulnerable, ahora es el amor pleno, el de la comunión de dos almas enamoradas. Ha sido un amor, que se ha construido no solo con base en la risa común, también en el dolor, en la pérdida, como la de aquel niño que esperábamos con ilusión. En la partida de familiares y amigos, que se nos adelantaron en la última fila.

A Carmen Patricia (a ella le gusta que la llamen por su segundo nombre, pero el primero es precioso), solo quiero agradecerle por cada instante que compartimos, porque el día amanece, cuando ella abre sus ojos y me da el buenos días con un “te amo”. No hemos tenido un día en que no lo hayamos expresado, incluso cuando hemos reñido, por alguna tontería. Agradezco a Dios y a la vida, por haber encontrado un alma generosa, noble y tierna, alguien que me reconcilia con el mundo, pues me demuestra que no todo está perdido con los seres humanos.

Perdonarán los lectores, por esta columna tan personal, pero hay momentos en la vida, que uno no puede evitar agradecerle a la persona más importante de su existencia. A todos los animo para que lo hagan, para que le escriban o le manifiesten algo bonito a la persona más importante en sus vidas. Así entiendo el sentido de la acción de gracias.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

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