viernes. 19.04.2024

Un argentino inolvidable para Colombia

"En medio de lágrimas, el estratega argentino José Néstor Pékerman recordó algo fundamental, aparte de lo deportivo, la selección sirvió para unir a los colombianos"

A pesar de estar en los puntos extremos de Suramérica, Colombia mantiene una estrecha relación con Argentina, primordialmente en el tema cultural, no por casualidad la obra cumbre del idioma español en el siglo XX, Cien Años de Soledad, del colombiano Gabriel García Márquez vio la luz gracias a una editorial argentina. Mientras el tango tiene fieles seguidores en Colombia, nuestra cumbia ha tenido una variante muy particular en Argentina, así como en otros países de América Latina.

No es sorprendente descubrir colombianos que han sido campeones mundiales en torneos de baile de tango que se realizan en Argentina, dado el fervor que ese tipo de música despierta en algunas regiones de Colombia, especialmente en el Departamento de Antioquia, lo que en parte puede explicarse por la muerte en su capital Medellín, del legendario cantante Carlos Gardel en un accidente aéreo. Gardel se quedó para siempre en el corazón de los paisas, como se les conoce a los antioqueños.

Una relación tan cercana a pesar de la distancia, no puede explicarse sin las personas, quienes son las que dan identidad a los países, los que posibilitan la amistad ente los mismos. Este artículo va dedicado a algunos argentinos que han sido fundamentales para Colombia, en el mundo de la cultura, pero en particular a quien ha sido el faro de nuestra selección de fútbol.

El arte contemporáneo colombiano que ha dado figuras mundiales como Fernando Botero, fue conocido en muchos ámbitos gracias a los estudios y divulgación de la crítica de arte Marta Traba, una colombiana nacida en Buenos Aires. El evento de teatro más importante de América Latina, el Festival Iberoamericano de Bogotá, fue creación de la actriz y promotora cultural argentina y nacionalizada colombiana Fanny Mikey. En televisión fueron decisivos los directores y libretistas David Stivel y Boris Roth, así como el también director Julio César Luna, quien fue uno de los primeros galanes en las telenovelas colombianas de los años sesenta y setenta.

El fútbol es mundo aparte. Colombia vivió en los años cincuenta la época del “Dorado”, cuando al campeonato nacional arribarían jugadores notables por una huelga que se produjo en Argentina. Concretamente, al club de mis amores, Millonarios de Bogotá, llegarían argentinos valiosos como Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera, Néstor Raúl Rossi. Fue el inicio de una racha de victorias en Colombia, América y Europa. Millonarios incluso ganó en 1953 el Pequeño Campeonato Mundial de Clubes, antecedente directo de las copas intercontinentales.

Alfredo Di Stéfano pasaría del equipo bogotano al Real Madrid en donde llegó a convertirse en un emblema, algunos como Diego Maradona, lo consideran el mejor jugador de la historia. Llegarían muchos más argentinos emblemáticos a otros equipos colombianos, solo para mencionar dos muy importantes, Osvaldo Zubeldía y Carlos Bilardo.

Ahora bien, así llegamos a quien ha inspirado este artículo, que se convierte en un modesto intento de agradecimiento. El director técnico José Néstor Pékerman, acaba de renunciar a seguir guiando a la selección colombiana del fútbol, una decisión que la mayoría de colombianos lamentamos, pero entendible pues la situación era insostenible con algunos periodistas que le hicieron mal ambiente, desconociendo su gran aporte a nuestro balompié.

La verdad es que el profesor Pékerman, ha sido fundamental para llevar al fútbol colombiano a un nivel superior, clasificando a dos mundiales de manera consecutiva, con destacadas actuaciones que pudieron ser más exitosas, si no se hubiera contado en los dos torneos con lesiones de jugadores claves y decisiones arbitrales tan determinantes como controversiales. Pero independiente de lo fortuito y de los posibles errores que se hayan cometido, José Néstor Pékerman se ha ganado el cariño de Colombia y particularmente del grupo humano que él dirigió que lo considera más que un entrenador, un guía espiritual, un segundo padre.

Cuando tuve el honor de trabajar en Abu Dhabi en la embajada de Colombia allí establecida, se dio la oportunidad de recibir a la selección Colombia, para alborozo de los colombianos residentes en Emiratos, para atender un partido amistoso. Algo que nos impresionó a quienes tuvimos la fortuna de compartir con el grupo, independiente de su excelencia futbolística, fue su calidad humana, muchachos sencillos, amables y receptivos, liderados por un caballero serio, discreto, de aquellos que solo sonríen, cuando así lo juzga su corazón por un motivo que lo amerite.

Hace pocos días, el presidente de Colombia, Iván Duque, entregó a Néstor José Pékerman, la bandera del país y una placa conmemorativa por su trabajo, en el marco de un merecido homenaje. En medio de lágrimas el estratega argentino, recordó algo fundamental, aparte de lo deportivo, la selección sirvió para unir a los colombianos. En un país polarizado por las pasiones políticas, este particular grupo de deportistas, ha resultado una especie de adhesivo que pega las partes dispersas y contrarias de nuestro tejido social. Un bálsamo, en todo sentido.

Sea el momento para desearle al profesor Pékerman, lo mejor en lo que le depare el futuro, en su profesión pero más importante en su vida. Se merece solo cosas buenas y debe saber que en cada hogar colombiano encontrará su casa, habrá unos pocos con la puerta cerrada, igual que su conciencia, pero a esos no hay que darles importancia. Lo trascendente es el cariño de aquellos que no tienen voz pública, pero que lo expresan de manera espontánea. Ojalá este pequeño balcón impreso, simbolice ese sincero cariño y agradecimiento eterno.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

Un argentino inolvidable para Colombia
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