jueves. 28.03.2024

Estoy desconfiando de mi nevera

"Creo que la nevera está notando el cambio en mi comportamiento y ha comenzado a emitir un sonido ronco, puede ser que esté intentando comunicarse conmigo o posiblemente se encuentre tan enfadada que está elaborando un completo informe de mis actividades a sus superiores"

No podía creerlo, pero como soy de los que piensan que todo lo que aparece en los medios de comunicación es verdad, desde hace unos días vengo sospechando de la fidelidad de mi nevera. Mi desconfianza tiene un fundamento serio, pues se descubrió que cierta agencia de investigación e inteligencia, utiliza los refrigeradores para espiar a las personas.

Es la mejor fachada para un acto de espionaje, no hay ningún electrodoméstico más entrañable y con apariencia más inocente que una nevera, a la que le confiamos nuestro alimento para que lo conserve, a la que vivimos agradecidos por refrescarnos en aquellos días de calor insoportable, pues siempre tiene algo líquido o helado para calmar nuestra sed. La que solemos vestir con los imanes y magnetos con bonitas imágenes de viajes y sitios lejanos, la que nos recuerda cosas y eventos importantes cuando le pegamos papelitos de diversos colores. Ayuda mucho la fisonomía de la nevera, porque es la robusta de los electrodomésticos y generalmente la gente gordita es simpática y agradable.

Pero desde hace unos días, ya no la miro de la misma forma que antes, no la abro ni la cierro con el mismo cuidado, hemos decidido con mi esposa, hablar de aquellos temas secretos, como la fecha de pago del último servicio telefónico, en el baño, esperando que el inodoro no sea un gigantesco transmisor que envíe nuestros sonidos a una central de escucha. Cada vez que la veo de reojo, me recuerda aquellos robots grandes y peligrosos, de ciertas películas clásicas de ciencia-ficción que terminaban rebelándose contra los seres humanos. Sin duda, en una pelea cuerpo a cuerpo, yo sería fácilmente derrotado, un golpe de su brazo/puerta metálica me noquearía. Incluso, puede que intempestivamente se abra y decida lanzar un huracanado soplido que nos deje congelados eternamente en este apartamento, hasta el final de los tiempos.

Creo que la nevera está notando el cambio en mi comportamiento y ha comenzado a emitir un sonido ronco, puede ser que esté intentando comunicarse conmigo o posiblemente se encuentre tan enfadada que está elaborando un completo informe de mis actividades a sus superiores. En fin, estoy elaborando un plan que logre desconectar la nevera y desactivar su programa de espionaje casero, sin darle tiempo a reaccionar.  Al menos las recetas exclusivas de mi esposa, quedarán a salvo. Ya veremos cómo resolvemos después el tema de los alimentos congelados. Primero los secretos que la comida.

Desde el Superagente 86, aquel programa de televisión revolucionario, que ya se anticipó a los teléfonos inteligentes con el zapatófono, con marcado de disco incluido, y en el cual contaba con un agente que se camuflaba en diferentes objetos como buzones de correspondencia, no se veía tal sofisticación. En mi caso, que intento escribir cuentos de ciencia-ficción domésticos, creo que ya tengo material para algún relato, por el momento para esta breve nota, pero que no me escuche mi nevera, no sea que alguien se me adelante.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

Estoy desconfiando de mi nevera
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