jueves. 28.03.2024

Al final… Juego de Tronos

"Juego de Tronos equivale a una Maestría en Politología y Administración Pública"

Llego al final de mis columnas sobre Juego de Tronos, luego de haber seguido atentamente el último capítulo de este serial televisivo. Me preguntaron en días pasados si se trataba de la mejor serie en la historia. Se trata de una de esas cuestiones que no tienen respuesta, pues como obra de la creatividad humana, cada uno tendrá su preferida. Pero sin duda, Juego de Tronos ha hecho historia en la televisión mundial.

Un amigo que no seguía la serie y quien de manera consecuente tampoco vio el desenlace de la historia, a diferencia de muchos que movidos por una gran curiosidad vieron la conclusión, así nunca hubieran visto un episodio previo, desea saber cómo me fue con el pronóstico que me atreví a esbozar en esta columna. Creo que no resulté un mal profeta televisivo, pues en líneas generales acerté, con diferencias en los pormenores. Aunque alguien me dirá con razón, el diablo está en los detalles.

Juego de Tronos equivale a una Maestría en Politología y Administración Pública. Recomendable para políticos y analistas, lo que quizás algunos de sus más jóvenes seguidores no percibieron y buscaban un desenlace romántico a una serie sobre el poder en todas sus manifestaciones. Una obra que aunque parecía deleitarse con la violencia, mostró el dolor y la destrucción de las guerras, incluyendo aquellas armas de destrucción masiva, que no hacen distinción entre combatientes e inocentes, porque aquí si bien no había misiles nucleares, había dragones con fuego perpetuo.

De todas formas, para los que sufrimos con la tragedia de la familia Stark, víctima de injusticias, traiciones y violencia, que hizo desmembrarse al clan, en cierta forma nos sentimos reivindicados, pues Sansa Stark termina como reina de Invernalia, en el norte, mientras que el hermano menor Bran se constituía en el gobernante del resto de Poniente, gracias a la inteligente intervención de Tyrion Lannister y su bello discurso sobre el poder de los relatos. Arya luego de tanto sufrimiento, se fue feliz a explorar nuevas tierras.

Jon Nieve selló su destino como héroe trágico, obligado a matar a la mujer que amaba, siempre pensando en el bienestar de la mayoría, desterrado a tierras ignotas, más allá de la Guardia de la Noche. Aunque era el heredero legítimo por doble condición a gobernar en los Siete Reinos, lo que siempre le fue ajeno, al no tener ambición de poder. Tyrion Lannister continuó como el gran sobreviviente, el consejero y mano derecha de los reyes. En medio de la locura y destrucción, Daenerys Targaryen tuvo una salida digna. Todos preguntábamos quién se quedaría con el Trono de Hierro y resulta que terminó fundido por el aliento lastimero de un dragón huérfano.

Al final, esto fue Juego de Tronos, pero no fue el final. Me aclaro, ha sido tan enorme la trascendencia de esta serie, su impacto global, que ya se están desarrollando tanto una ficción anterior a lo contado durante estas ocho temporadas, así como otras variantes futuras de la historia. Aunque veremos si los productos posteriores llegan a tener el éxito de la serie original, que si yo fuera ejecutivo de HBO, no dudaría en volver a emitir desde su primer capítulo, aprovechando el interés y curiosidad de millones de personas. Sea como fuere, al final no es el final de Juego de Tronos.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

Al final… Juego de Tronos
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