martes. 19.03.2024

¡Háblale a tu cuerpo!

"En Colombia, como en otros sitios del planeta, desde hace algunos años existe la tendencia a los tratamientos alternativos, la medicina natural, las melodías de la “nueva era”, las enseñanzas orientales o incluso el rescate de las fórmulas y remedios de las abuelas, todo para atacar las enfermedades y males de nuestra moderna sociedad cibernética"
Háblae a tu cuerpo. (pxhere.com)

- ¡Háblale a tu cuerpo! Me aconseja una querida amiga y colega diplomática, cuando le comento sobre los achaques y las dolencias propias de mi precoz envejecimiento. Cuando uno supera la barrera de los cincuenta años o al menos, en mi caso, resulta difícil que todas las mañanas no se encuentre alguna incomodidad nueva, un dolor en alguna parte del cuerpo que muchas veces se desconocía su existencia.

Entiendo el consejo de mi amiga, ella quien es más joven, siempre ha llevado una vida sana, practica el yoga, se rodea de esencias y aromas, vigila su dieta y mantiene en su bolso, vitaminas y complementos alimenticios. Como sabe que en mi caso, inconstante y perezoso, dificilmente puedo seguir esas disciplinas, me dice que al menos le hable a mi cuerpo, de una manera cariñosa, motivándolo a empezar cada jornada de una forma positiva y alegre. En su caso, ella emplea la frase: ¡Siempre mamacita! (mamacita, es un colombianismo que se utiliza como piropo para alabar a una mujer bonita).

En Colombia, como en otros sitios del planeta, desde hace algunos años existe la tendencia a los tratamientos alternativos, la medicina natural, las melodías de la “nueva era”, las enseñanzas orientales o incluso el rescate de las fórmulas y remedios de las abuelas, todo para atacar las enfermedades y males de nuestra moderna sociedad cibernética. Hace poco, leía en EL CORREO DEL GOLFO, el éxito de 'Albalá', un centro contra las adicciones en Colombia que aplica técnicas como la meditación y el autoconocimiento. Se trata de toda una revolución médica y social.

De todas formas, soy muy tradicional y apegado a los convencionalismos, pero esta vez me decido a arriesgarme. A pesar de las dudas sobre la eficiencia de esta “terapia doméstica” de mi amiga, un día me decido a aplicarla, antes de ducharme, me veo al espejo y digo con voz clara y diáfana:

- ¡Buenos días papacito! Espero para ver si hay alguna reacción, pasan los segundos y de repente, escucho un sonido que proviene efectivamente desde el interior de mi organismo. Es un momento entre alucinante y maravilloso, posiblemente el inicio de una conversación conmigo mismo.

Afino el oído y luego de pedirle amablemente a mi cuerpo que repita la respuesta, vuelvo a escuchar el mismo sonido, el cual es una mezcla entre murmullo y gruñido que proviene de mis entrañas, del estómago más exactamente y que identifico como el habitual ruido, cuando tengo ganas de comer. Creo que el estómago me está diciendo que deje de perder el tiempo, me duche rápido y desayune prontamente, ¡que se me está haciendo tarde! Sea como fuere, creo que he tenido una charla con mi cuerpo.

De todas formas, aunque mi experiencia hablándole a mi organismo no haya sido la mejor, la dejo a consideración de los amables lectores, quizás obtengan resultados más gratificantes y puedan tener interesantes conversaciones con ustedes mismos. En todo caso, por favor, siempre intenten tratarse con mucho cariño. De una manera u otra, su cuerpo se lo agradecerá.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

¡Háblale a tu cuerpo!
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