sábado. 20.04.2024

Lecciones del coronavirus

"En el mundo se viven escenas pre-apocalípticas, hordas de personas desocupando supermercados, aunque curiosamente el más preciado bien es el papel higiénico, no el agua, la comida o el jabón de manos, que sería más lógico"

Es difícil no seguir escribiendo sobre este mal que sigue creciendo y que se ha convertido en una pesadilla mundial, a pesar que como se puede ver en la imagen, tiene hasta buena pinta. Bueno, una primera lección, es que definitivamente, las apariencias engañan. El Covid-19 nos acompaña de mañana a noche, el invitado indeseable que se pasea por la casa, cuando encendemos alguna de las pantallas, chicas o grandes, que nos permiten informarnos, e incluso suena, para quienes todavía utilizan un aparato llamado radio, algo que para los más jóvenes puede resultar un dinosaurio viviente. El coronavirus es omnipresente por estos días.

En el mundo se viven escenas pre-apocalípticas, hordas de personas desocupando supermercados, aunque curiosamente el más preciado bien es el papel higiénico, no el agua, la comida o el jabón de manos, que sería más lógico. Uno puede ensayar teorías al respecto, pero al final es un tema de ignorancia y desinformación. Con mi esposa Patricia, ensayamos hipótesis, es posible que en el pasado algunas de las pandemias reales o temidas, estuvieran acompañadas de diarrea y eso haya quedado en el inconsciente colectivo, o es el resultado del efecto imitación de la compra compulsiva.

"En el mundo hemos pasado varias veces por las pandemias y todavía no sabemos como manejarlas"

La verdad es difícil encontrar una explicación lógica a esa reacción espontánea en el mundo entero, pues ninguna autoridad médica ha dicho que debemos provisionarnos del papel toilette, así que siguiendo un extraño instinto de conservación, estamos a la caza de los rollos de papel higiénico, al tiempo que olvidamos seguir las reglas básicas en esta crisis: Evitar los saludos de mano, beso o doble beso, abrazo, guardar distancia y prudencia en el contacto físico, no llevarse las manos a la cara y la más importante, lavarse juiciosamente las manos con agua y jabón.

Como es un tema que cambia a cada momento, es posible que a la hora de leer esta columna, la principal recomendación sea quedarse en el hogar. En principio el coronavirus no tiene ningún aspecto positivo, no solo por su incidencia en la salud de las personas, sino además en la economía mundial. Pero en casa, me enseñaron que siempre debía buscar algo positivo a lo malo, lo cual generalmente se entendía como la enseñanza que debíamos sacar de cualquier experiencia, aunque el ser humano, en ocasiones resulta tan absurdamente engreído que no aprende de lo ocurrido en el pasado.

"En este momento, las diferencias políticas, ideológicas, religiosas y deportivas, deben quedar superadas, en la lucha común contra el mismo enemigo"

El hecho que este virus, no sea el primero en su género, que en el mundo hemos pasado varias veces por las pandemias y todavía no sepamos como manejarlas, es la mejor constatación. Sin embargo, debería dejar muchas lecciones, empezando por la salud pública y la necesidad de garantizar a las personas el acceso a los sistemas de salud en el mundo.

"En este momento, las diferencias políticas, ideológicas, religiosas y deportivas, deben quedar superadas, en la lucha común contra el mismo enemigo"

En este momento, las diferencias políticas, ideológicas, religiosas y deportivas, deben quedar superadas, en la lucha común contra el mismo enemigo. Acabo de encontrar una frase muy bella en Internet que quiero compartir aquí: A nuestros abuelos les pidieron que fueran a la guerra, a nosotros solo nos piden que nos quedemos en casa. Seamos disciplinados, solidarios y responsables, es un tema común a todos.

Espero no seguir escribiendo sobre el Covid-19 y plantear temas más divertidos o curiosos, que ayuden a los lectores a pasar mejor la cuarentena. Si hay algo positivo de esta tragedia universal, es que quizás algunos rescaten o descubran el diálogo en la familia, que padres e hijos puedan conocerse mejor, disfrutar la tertulia, en este caso virtual y a distancia con los amigos, los juegos de mesa, así como la magia de la literatura. Un libro puede estar esperándolo en la biblioteca familiar. El libro es quizás el único amigo al que puede abrazar y manosear, mientras lo descubre, aquel que no le va a contagiar nada diferente a conocimiento y placer.

Algún día volveré sobre el descubrimiento del más valioso bien del ser humano, que desde ahora debería regir la economía mundial: el papel higiénico. Por el momento, la invitación a seguir con seriedad, responsabilidad y solidaridad las indicaciones de autoridades y expertos.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

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