sábado. 20.04.2024

Manual del buen mamagallista

"El chistoso es un humorista ocasional que se ríe de los demás, pero no de sí mismo, mientras que el mamagallista asume el humor como una actitud en la vida y suele estar él mismo entre sus víctimas”

En una nota publicada en El Correo del Golfo,  tan maravillosa, como exagerada, mi querido amigo Rafael Unquiles se refería al suscrito servidor. Debo decir, que fue una de las sorpresas más bonitas que he tenido, me produjo emoción y sonrojo en igual proporción, pues ocultaba todos mis grandes defectos, aunque reconoció que yo era un poco guasón, que no es un término que utilicemos mucho en Colombia, para designar a alguien bromista. Le comenté que nosotros usábamos la palabra “mamagallista” para lo mismo. Como sé que lo dejé con un gran interrogante, ahora intentaré explicar lo que se define como “mamagallismo”.

No resulta fácil definir estas palabras utilizadas en mi país, para designar una actitud socarrona, irónica, burlesca pero no burlona. Que se encuentra en la delgada línea del fino humor y la ordinariez. Es muy posible que la expresión mamar gallo, fuente natural de los términos anteriormente mencionados, fuera el apunte ingenioso de alguien para decir “tomar el pelo”, pero de manera menos seria, pues evidentemente “tomar el pelo” suena demasiado pomposo para una situación que suele ser todo lo contrario. Seguramente tuvo que ser un colombiano caribeño su inventor a comienzos del siglo pasado, pues los bogotanos no solemos ser tan espontáneos, menos en aquella época. 

"Uno de los mamagallistas más inteligentes de Colombia es el periodista y escritor Daniel Samper Pizano, aunque es bogotano y no costeño"

Uno de los mamagallistas más inteligentes de Colombia, es el periodista y escritor Daniel Samper Pizano, aunque es bogotano y no costeño, hace años realizó una investigación seria (aunque sea contradictorio) y encontró que la expresión se pudo originar en una práctica surgida en las galleras, que consistía en morder las patas del gallo y untarlas con licor para aumentar la agresividad del gallo, escozor que en ocasiones sienten, los que son víctimas de apuntes irónicos de los que sean finos mamagallistas. Samper Pizano, remata con una frase que suena filosófica y que transcribo textualmente: “El mamagallista no es humorista. Aunque su elemento sea el humor, se trata de alguien que lo toma no como un simpático recurso para hacer reír a los demás, sino como actitud ante la vida. El humorista, a diferencia del mamagallista, lleva el humor por fuera, no por dentro.”

Definitivamente lo que intento a decir, ya lo habían expresado y mejor otros, como la poeta colombiana María Mercedes Carranza, quien fuera la eterna directora de la Casa de Poesía Silva en Bogotá, un oasis de letras en el centro agitado de la ciudad, en donde tuve el honor de ser estudiante en un taller de poesía y en su biblioteca, debe reposar un libelo de mi autoría, cuando intentaba ser poeta. Ella definió la esencia del mamagallista y lo diferenciaba del simple chistoso.

El chistoso para María Mercedes, es un humorista ocasional que se ríe de los demás, pero no de sí mismo, mientras que el mamagallista “asume el humor como una actitud en la vida, suele estar él mismo entre sus víctimas”, el mamagallista no repite chistes, crea de la nada apuntes con gracia y siempre suele haber un grado de crítica. María Mercedes citaba como mamagallistas a Woody Allen, Quino, en Colombia al citado Daniel Samper Pizano y lógicamente al genio Gabriel García Márquez. Estos dos últimos coincidieron en varios proyectos periodísticos colombianos como fueron las revistas Alternativa y Cambio.

"García Márquez fue precisamente quien le dio categoría universal literaria al mamagallismo"

García Márquez, fue precisamente quien le dio categoría universal literaria al mamagallismo, cuando dentro de la infinita corte fúnebre que asistió a Los funerales de la Mamá Grande, inscribió a “los mamadores de gallo de la Cueva”, es decir su grupo de amigos escritores, artistas y bohemios de Barranquilla. Si alguien quiere disfrutar del mejor espíritu festivo de Gabo, por favor, que lea 'El Juramento', relato futbolístico del gran escritor, en el que narra cuando se convirtió en hincha del Junior de Barranquilla, luego de asistir a un juego contra el glorioso Millonarios (mi equipo del alma, debo advertir), y Alfredo Di Stéfano militaba en el club bogotano. Lo mejor del espíritu mamagallista pervive en ese artículo periodístico, que puede leerse aquí, y que, por esas cosas de la vida, viene acompañado por un relato muy divertido de Daniel Samper Pizano, dos por el precio de uno.

Los términos mamagallismo y mamagallista, están pendientes de ser aceptados en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, seguramente han timbrado varias veces en la puerta de esa casa, pero allí solo hay personas muy serias y todavía nos les abren. Espero no me tomen en serio, a ratos como le dije a Rafa, soy mamagallista. Acabo de descubrir que a pesar del posible origen caribeño del término, a los cachacos no se nos va tan mal lo del mamagallismo. Si alguien no entendió lo de cachaco, lo dejamos para una futura columna.

(En la imagen superior, una foto histórica en la que aparece Antonio Caballero, legendario columnista, junto con el torero bogotano César Rincón, Saniel Samper Pizano y Gabriel García Márquez).

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

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