jueves. 28.03.2024

La película que enseña a dudar

"Doce hombres, que se encierran en un cuarto a tomar la decisión que podría llevar a la pena de muerte al acusado. Todo apunta a que el reo es culpable. Sin embargo, el jurado número 8, interpretado por Henry Fonda, esboza una duda, una duda que se va incrementando y que obliga a estos doce hombres a analizar y repasar"

Cuando me preguntan sobre mis películas favoritas, la primera que llega a mi mente es 'Doce Hombres en Pugna' (12 Angry Men, 1957), como se tituló en Colombia y otros países latinoamericanos, que se tradujo en España como 'Doce Hombres Sin Piedad', aunque literalmente sería 'Doce Hombres Enojados'. En esta ocasión prefiero la traducción latinoamericana, pues creo que refleja mejor la historia de un clásico que en su momento no fue valorado.

La primera vez que la vi, fue en un salón de la Universidad Nacional en Bogotá, pues una profesora de Sociología, en el área de investigación, quería que sus alumnos a través de este filme pudieran explorar las alternativas de solución de una problemática, así como valorar la “duda razonable” en cualquier situación. 'Doce Hombres en Pugna' se ha convertido en escenarios académicos, jurídicos, e incluso empresariales, en una pieza de consulta necesaria. Como diplomático, la aconsejaría en las Academias y Escuelas de Diplomacia, ideal complemento en clases de resolución de conflictos y negociación.

Se trata de un juicio que se desarrolla en una ciudad de Estados Unidos, que se presume Nueva York. El espectador no ve el desarrollo del juicio, solo cuando el juez se dirige a los jurados, quienes deben sopesar los hechos y dictar sentencia. Doce hombres, que se encierran en un cuarto a tomar la decisión que podría llevar a la pena de muerte al acusado. Todo apunta a que el reo es culpable, por lo cual la mayoría de los jurados están conformes con la condena. Sin embargo, el jurado número 8 (del cual no conoceremos su nombre), interpretado por Henry Fonda, esboza una duda, una duda que se va incrementando y que obliga a estos doce hombres a analizar y repasar, cada una de las pruebas aportadas en el caso.

En un desarrollo apasionante, el filme prueba que sí puede existir vida inteligente en este planeta. Logra algo casi impensable, por estos días, no aburrir, a pesar que buena parte de la trama transcurre en el mismo escenario, un cuarto apenas amueblado, una puesta en escena en blanco y negro, con bajo presupuesto. La fuerza del guión, las notables interpretaciones, pero también la dirección técnica (se dice que se hicieron 365 diferentes tomas), no le permite al espectador emitir un bostezo. Como todo verdadero clásico, tiene la virtud de atrapar, envolver y rescatar al público del tedio, de lo usual y previsible.

Resulta increíble que fuera el debut en la dirección del prolífico Sidney Lumet en el cine, aunque no en la dirección, pues llevaba varios años en la realización de programas televisivos. De hecho, su primera producción en televisión, algo que puede resultar muy interesante para mis amigos españoles, fue una versión de El Quijote, con el legendario Boris Karloff como el hidalgo soñador y Grace Kelly como Dulcinea. Dejo el dato, para los curiosos cinéfilos y televidentes.

El rol de Henry Fonda fue mucho más que el de interpretar al jurado No. 8, se asoció con el escritor y guionista, Reginald Rose, autor de la historia que originalmente había sido concebida para la televisión, para producir esta película, ellos fueron quienes decidieron que Sidney Lumet fuera el director, pues conocían bien su trabajo. En este caso, fue el actor el que contrató al director y no al revés, como suele pasar. Reginald Rose, años después sería guionista de dos dramas bélicos británicos, 'Lobos de Mar' y 'Gansos Salvajes', protagonizados por Roger Moore.

'Doce Hombres en Pugna', se filmó solo en veintiún días, aunque se dice que tuvo semanas previas de ensayos extenuantes, en los cuales Sidney Lumet encerró a los actores para contribuir al ambiente claustrofóbico y sofocante. Aunque la producción estuvo marcada por la austeridad y hubo algunos desacuerdos entre el director Lumet y el productor Fonda, por la puesta en escena. Sin embargo, el actor Henry Fonda siempre la mencionó como una de sus favoritas.

El filme fue nominado a tres premios Óscar, incluyendo mejor película, no ganó ninguno, fue un fracaso en la taquilla, en un momento en que el blanco y negro era despreciado por el culto al color. Sin embargo, lo que ha ganado posteriormente, con el justo reconocimiento y reputación, compensa esas decepciones. Considerada una de las películas imprescindibles, la recomiendo sin duda alguna, aunque siempre hay que dudar, eso lo enseña esta película.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

La película que enseña a dudar
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