sábado. 20.04.2024

Sobrevivir a los extremos del clima, otro reto diplomático

"Dado mi trabajo diplomático mi organismo ha tenido que afrontar un verdadero cambio climático, pasando de cincuenta grados centígrados a menos cincuenta grados centígrados en relativo poco tiempo"
Una imagen de Chicago congelado. (Cedida)

Mi caso resulta una paradoja, soy alérgico a los cambios bruscos de temperatura, una condición llamada rinitis alérgica, por lo cual, no es extraño que sufra frecuentes resfriados o fuertes gripes, pero dado mi trabajo diplomático mi organismo ha tenido que afrontar un verdadero cambio climático, pasando de cincuenta grados centígrados a menos cincuenta grados centígrados en relativo poco tiempo. Cien grados que dejan huellas en el cuerpo y recuerdos imborrables en la mente, así en ocasiones haya duendes malignos que quieran robarnos esas memorias.

En alguna época, pensaba que mis destinos diplomáticos me los escogían en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia con termómetro y no con un mapa. Mi primer destino fue Puerto Ordaz (Ciudad Guayana) en Venezuela, el segundo Managua en Nicaragua, luego vino la experiencia en Abu Dhabi. Cada uno de estos lugares son calurosos en orden ascendente, el máximo sin duda el verano de los Emiratos Árabes Unidos que resulta lo más fuerte para cualquiera que no esté habituado al desierto hirviente.

Es curioso como los extremos son tan parecidos. Tanto en el verano árabe (Medio Oriente le llamamos en Colombia) como en el invierno de la región del Medio Oeste estadounidense (que sería Medio Occidente), las temperaturas excesivas obligan a las personas a recluirse en los espacios interiores y no arriesgarse en la calle más allá de lo preciso, urgente o necesario.

Aquellos días de Abu Dhabi en que al salir a la calle, uno experimentaba algo similar a estar en un sauna, pero con traje y corbata, quedando ensopado, como le gustaba escribir a Gabriel García Márquez. Aquellas noches que eran exactamente como los días y uno concluía que la sensación no se debía al Sol, pues uno sentía que rayos invisibles calóricos seguían cayendo perpendicularmente sobre la cabeza. Los médicos recomiendan no hacer actividades físicas en espacios abiertos en esta época del año. Realmente es muy peligroso.

En Chicago, en donde ahora presto mis servicios diplomáticos, hemos pasado por un fenómeno que no se veía en esta generación, el llamado vórtice polar, cuando no solo las temperaturas bajaron considerablemente, sino que por la fuerza de los vientos helados provenientes del ártico, la sensación térmica llegó a menos cincuenta grados centígrados. La ciudad durante los inolvidables 30 y 31 de enero, estuvo tan fría como el Polo Norte o la Antártida. Estar unos pocos minutos en la calle tenía un potencial peligro, no solo para la salud, sino para la vida misma.

Este es uno de los retos insospechados que el diplomático debe enfrentar en su vida laboral, pero no solo se restringe a los funcionarios, también a sus familias. Mi amada esposa Patricia, quien me ha acompañado a los dos destinos extremos, pues cuando nos casamos me prometió que iría conmigo hasta la Patagonia si era preciso y lo ha cumplido, cuenta con una dolencia que le afecta los músculos y huesos, en ocasiones bastante dolorosa, no me extrañaría que se hubiera complicado por estar expuesta a estos cambios tan radicales.

Como observará el amable lector, no todo es color de rosa, ni mucho menos, en la vida diplomática. Hay sacrificios y costos en la salud de los funcionarios y sus familiares, que la opinión pública no llega a intuir. Quizás algún día me envíen a un destino de temperatura moderada, donde las estaciones no sean tan extremas. Aunque con el cambio climático y el calentamiento global, deben quedar pocos sitios así de ideales, pero en todo caso, dudo que me puedan encontrar climas más extremos, ya los he experimentado o mejor, sobrevivido.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

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