En estos tiempos que corren, cuando la palabra coronavirus es seguramente la más mencionada y temida en el mundo, ocurren noticias que inexplicablemente no reciben mucha atención en los medios internacionales. En concreto, me refiero a una operación humanitaria, protagonizada por un avión de la Fuerza Aérea Colombiana en misión a China (en la imagen superior), en un esfuerzo del Ministerio de Defensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Cruz Roja Colombiana.
Colombia que es un país de renta media y no una potencia económica en el mundo, durante la semana pasada preparó y ejecutó una operación solidaria para traer desde China, no solo a varios compatriotas, sino a personas de otras nacionalidades. El sábado 22 de febrero, a las 3 de la mañana salió del aeropuerto militar CATAM en Bogotá, el avión Júpiter, un Boeing 767, acondicionado especialmente para la misión llamada “regreso a casa”, con una tripulación conformada por oficiales de la Fuerza Aérea y la Cruz Roja. Regresaría además con dos funcionarios diplomáticos colombianos, quienes ayudaron a la coordinación en China de las personas que fueron trasladadas.
De manera indirecta, me sentí parte de esta operación, ya que la primera escala del avión fue en una base de Estados Unidos, ubicada en Illinois, que hace parte de la circunscripción consular de Chicago, en donde presto servicios diplomáticos y debía estar atento a cualquier situación que se presentara, afortunadamente no hubo ningún problema. El avión siguió para Alaska, luego continuó hacia Corea del Sur, en donde la tripulación descansó antes de emprender el vuelo a Wuhan en China, origen del COVID-19, para recoger a los pasajeros.
"La opinión pública en España ignoró que un avión colombiano había transportado a cinco ciudadanos españoles desde Wuhan a Madrid, así como a tres ciudadanos mexicanos"
El regreso se dio por Mumbay en la India y la segunda escala fue en Madrid, antes de regresar a Colombia. La misión terminó el jueves 27 de febrero a media noche. Se trató de una operación no solo eficiente, sino discreta, sin tanto bombo y platillo. Aunque uno extraña que los medios internacionales, en ocasiones tan preocupados por destacar lo negativo del país, no dedicaran un titular o un espacio televisivo al tema. Personalmente sigo los medios españoles y salvo alguna breve excepción, creo que la opinión pública en España ignoró que un avión colombiano había transportado a cinco ciudadanos españoles desde Wuhan a Madrid. Así como a tres ciudadanos mexicanos.
No es la primera vez que Colombia, envía aeronaves de su Fuerza Aérea, para asistir a connacionales en otros países. En los últimos tiempos, recuerdo a unos colombianos afectados por un terremoto en Japón, así como un grupo de estudiantes que estaban aislados en una región de Puerto Rico, luego del paso de un huracán. Es una de las razones, por las cuales, siempre se recomienda que las personas radicadas en otros países, se registren en el consulado colombiano correspondiente, pues facilita su localización en casos de emergencia.
Me enorgullece trabajar en una entidad como el Ministerio de Relaciones Exteriores que se preocupa por asistir a sus compatriotas en el exterior. Es lo que intentamos en las embajadas y consulados de Colombia, supliendo la falta de recursos materiales, con creatividad, esfuerzo y mucho corazón.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin