- ¡Wimbledon es uno de los lugares que más me gusta de Inglaterra, aquí aprendí uno de los secretos mejor guardados de liderazgo!
Los más grandes y mejores tenistas de todo el mundo anhelan estar en Wimbledon, es un reto con ellos mismos.
El tenis es un deporte bastante peculiar, pues en realidad el jugador está solo en la cancha enfrentando sus propios desafíos, su propia lucha interna, es una batalla con él mismo, con su propia mente y su propio juego, son horas de adrenalina pura donde constantemente debe corregir sus propios errores si quiere lograr el triunfo, muchos lo han logrado otros simplemente lloran la derrota.
Rodrigo había empezado la clase y como siempre su comienzo hacía de nuevo que mi mente se concentrara totalmente, ahora estábamos en el palacio del tenis mundial, nada más ni nada menos que en las verdes canchas del palacio del tenis, “Wimbledon”.
Empezamos a caminar por los hermosos jardines llenos de coloridas flores de verano, dejé que Rodrigo se adelantara un par de pasos para seguirlo, subimos unas escaleras y se dibujó ante mis ojos el majestuoso “Palacio del Tenis”.
- ¡Aquí Rodrigo!, estos son los asientos que he reservado para ustedes. –Dijo alguien- que alzaba su mano haciéndonos señas para que nos dirigiéramos hacía donde estaba.
Rodrigo lo saludó con un fuerte abrazo.
- Es mi amigo del que te hablé.
- Mucho gusto, gracias por la invitación.
- El gusto es mío. Mi nombre es Óscar.
El partido está a punto de empezar, susurró suavemente, mientras se escuchaba la voz del comisario del partido:
- Silencio por favor-
Las graderías estaban completamente llenas, el silencio era interrumpido por el golpe de las raquetas cuando los rivales hacían viajar la bola de un extremo a otro, a no sé cuántos kilómetros por hora. Las cabezas de los espectadores se movían coordinadamente de un lado a otro tratando de seguir la trayectoria de la bola que a esa velocidad parecía más un misil que una pelota de tenis.
A medida que el partido avanzaba los jugadores parecían cada vez más tensos, en cada descanso tomaban bastante líquido para hidratarse mientras se pasaban la toalla por su rostro secando el sudor que corría a chorros bañando todo su cuerpo, nuevamente el árbitro del partido pedía a la eufórica hinchada guardar silencio.
Determinación y fuerza de voluntad
Rodrigo y Oscar se mostraban bastante concentrados en el juego, parecía que aclamaban al jugador que llevaba la banda blanca en la cabeza, no me lo habían dicho pero lo comencé a sospechar cuando noté que Óscar le hacía algunas señas que el jugador asentía con su cabeza.
Era el último set del juego, los ánimos se mostraban cada vez más candentes, el jugador de la banda blanca corría de un lado a otro de la cancha para no dejar escapar ninguna bola, sus gritos le salían de los más profundo de su alma cuando golpeaba la bola para devolverla con más fuerza a su contrincante, se notaba cansado hasta el máximo y en su rostro se dibujaba una expresión que se podía leer fácilmente.
¡Determinación!
Parecía que en cada golpe que le daba a la verde pelota de tenis para retornarla con más fuerza a su rival, la devolvía con un mensaje bien claro:
- ¡Este juego lo gano yo!
El árbitro anuncia que se juega el último punto del partido, sirve el jugador de la banda blanca. El público enmudece y se pone a la expectativa, el jugador lanza la bola al aire, respira profundo, sostiene la raqueta en su mano derecha y al golpear la bola deja escapar un grito que le sale de lo más profundo de sus entrañas, el rival, por más de que se esfuerza le es imposible alcanzar el pequeño misil verde. El público se pone de pie y aplaude al ganador que alzando sus brazos se tira al césped en un gesto de agónico triunfo.
Rodrigo y Óscar aplauden al ganador que ya puesto de pie se quita la banda de su cabeza y en un gesto de gratitud la tira justo a los pies de Rodrigo que levanta los brazos agradeciendo el noble gesto del triunfador.
El tenis es uno de los deportes que más requiere concentración. El tenista lucha cada segundo para mejorar su habilidad de poner la pelota donde al rival le es imposible llegar, pero eso es solo la destreza física y deportiva, y mientras trata de lograr por todos los medios de mejorar esa destreza al mismo tiempo está librando una batalla en su mente, que se llama. “Determinación y Fuerza de Voluntad”.
Cuando se trata de tu sueño, la concentración en el objetivo evitará las distracciones, de igual manera la determinación y la fuerza de voluntad para lograrlo son de vital importancia.
El anhelo de lograr tu sueño debe llevarte a la determinación de alcanzarlo.
Cuando te decidas por tu sueño y lo encamines, a lo largo del trayecto encontrarás muchas distracciones que requerirán de tu silencio y concentración para mantener tu mirada fija en el objetivo.
Existe un sin número de distracciones que encontrarás en el camino pero hoy nos concentraremos en la principal.
¿Qué quieres perseguir, el dinero o tu sueño?
Rodrigo me miró con una mirada determinante y me hizo una pregunta:
- ¿Qué quieres perseguir, el dinero o tu sueño?
- Me quedé en silencio. ¡No pude contestar tan inquietante pregunta!
Cuando la pasión por ver tu sueño realizado arde profundamente dentro de ti, el dinero no tendrá ningún valor.
Los tenistas juegan dinero y por cada juego que ganan obtienen dinero. Pero esa no es su mayor pasión.
El mayor anhelo que ellos tienen es lograr vencer a cada adversario hasta vencer al mejor de todos y así convertirse en el número uno en el mundo del tenis. Eso solo se logra con determinación y no con dinero.
- ¿Me estás insinuando que no se necesita dinero para realizar tu sueño?... inquieté a Rodrigo.
- ¡La verdad, no!
¡Tú determinación por conseguir tu sueño, debe ser más grande que el anhelo de tener dinero!
El dinero no es más que una ilusión que te traerá felicidad momentánea, mientras tu sueño es el clímax de tu felicidad.
Recuerda siempre:
El dinero es como la barba, se va pero vuelve… Mientras tu sueño permanecerá para siempre.
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Capítulo 'Determinación' del libro 'EL VIAJE', una fascinante travesía por el mundo del liderazgo y el anhelo de realizar los sueños. Escrito por Farid Lozada, CEO de Abbacol, en el año 2015. Si desea adquirir el libro lo puede hacer en este link.