sábado. 20.04.2024

¿La educación es marca España?

La marca España la conforman multitud de instituciones, organizaciones y nombres propios relacionados con diferentes ámbitos como la cultura, la gastronomía o la economía entre muchos otros. Entonces, ¿por qué no incluir entre estos referentes nacionales a las universidades? Representan núcleos de atracción para jóvenes estudiantes con ansias de completar su formación. Por este motivo, al igual que distintos nombres de empresas y personalidades españolas tienen eco por todo el mundo, los centros de educación superior españoles deberían captar la atención de potenciales estudiantes que exporten la marca España a sus lugares de origen.

Según cifras del Ministerio de Educación y Cultura de España, en el actual curso 2013/2014, del total de estudiantes matriculados en estudios superiores un 4,8% son extranjeros. Una cifra bastante superior a la registrada en cursos pasados pero todavía por debajo de la media de otros países europeos. Por ello, la llamada a estudiantes extranjeros es un factor importante ya que reporta beneficios económicos al país y genera impacto en su buena imagen exterior.

En las universidades españolas el mayor porcentaje de estudiantes extranjeros de grado procede del Magreb y del resto de África, mientras que la mayoría de los matriculados en estudios de máster acuden desde Estados Unidos y Canadá. Unos jóvenes que, como señala la OCDE, a la hora de decantarse por un destino para sus estudios superiores tienen en cuenta el idioma en el que se imparte la formación, la calidad de los programas, el coste de los estudios y la política inmigratoria.

Este último motivo, relacionado con las barreras migratorias, exige que se establezcan unas relaciones cordiales entre las diferentes embajadas y los centros universitarios. Todo ello en pro de alcanzar acuerdos que faciliten el movimiento de jóvenes que desean estudiar en universidades españolas. Para los gobiernos lo primordial a la hora de aceptar o denegar la entrada en el país, en este caso de jóvenes estudiantes, es la seguridad. Un criterio que debe conjugar con la calidad de los universitarios perseguida por los centros de educación superior.

De este modo, las universidades deben estudiar y establecer unos criterios de admisión específicos, no centrados en la vertiente comercial de las instituciones, sino en la exigencia de que el alumnado reúna los requisitos necesarios para estudiar en España. Dichas obligaciones se deben cumplimentar con las presentadas por las diferentes embajadas que ofrecerán a los estudiantes los visados necesarios siempre y cuando demuestren que están realmente interesados en formarse en España y que no ansían únicamente entrar en el país. Así, con una relación fructífera entre la esfera política y académica y el establecimiento de lazos de confianza entre ellas, se conseguirá que el porcentaje de alumnos extranjeros en las universidades españolas se incremente cada vez más.

La marca España cuenta en los centros de educación superior con una baza de interés para miles de estudiantes extranjeros que tras su formación en el país exportan la imagen española a sus naciones de origen. Se convierten así en unos agentes de unión que hay que potenciar a través de colaboraciones con sus gobiernos nacionales, una política inmigratoria más justa y unos programas universitarios versátiles y ajustados a las demandas internacionales.

¿La educación es marca España?
Comentarios