viernes. 29.03.2024

Mi primera vez

Todos recordamos una primera vez. Yo ahora quiero recordar mi primera vez en Emiratos.

No se preocupen lectores que a pesar del título este no será un artículo escatológico. Este, mi primera columna, en este diario será más simple. Todos recordamos una primera vez. Yo ahora quiero recordar mi primera vez en Emiratos. Debía ser sobre el 2008. De aquellas aún no se había inaugurado el Burj Khalifa en Dubai, o sólo se atisbaban las primeras columnas kilométricas del metro.

Era de esas personas que tenía una imagen previa del país. El mundo árabe siempre me había parecido fascinante. La imagen de la arena de los desiertos se mezclaba en mi imaginario con películas de leyenda como Lawrence de Arabia. Recuerdo llegué una mañana en un enlace desde Estambul a Mascate, que hacía parada en Abu Dhabi. Por lo que me dicen nada que ver con los vuelos actuales de Turkish Airlines.

Venía a visitar la incipiente Feria del Libro de Abu Dhabi. Una breve estancia en la capital justo para ver unos clientes editoriales y unos días posteriores de relax en Dubai. Como siempre explico, y sorprende, mi nivel de inglés dista bastante de ser aceptable, pero es suficiente para hacer negocios si dispones de un buen producto. Les confieso que eso me preocupaba antes, y ahora lo veo casi como un lugar común propio. Para mi sorpresa, o no, no recuerdo haber escuchado a nadie hablar español durante esos días.

Desde esa vez he vuelto en repetidas ocasiones. Un año más tarde me establecí en Ajman con la mayor cadena de librerías del Golfo. Gestionaba más los negocios en otros países que en Emiratos. Aún así el 2010 planteamos por primera vez hacer un evento con libros españoles en la Feria de Abu Dhabi. Lo llamamos “Spanish Corner”, y convencimos a 15 editores españoles valientes que trajeran sus libros. Aquí empece a contactar con la reducida colonia española, apenas 3.000-4.000 personas me decían, y notaba que a diferencia de la inglesa o francesa disponían de pocos canales de comunicación internos. Por suerte el esfuerzo, la buena voluntad, la cooperación y las ganas de hacer cosas sustituyeron esos canales, y en su reducido nivel de difusión el evento fue un éxito.

Ahora años más tarde veo con satisfacción que esa colonia no sólo ha aumentado, me hablan ahora de 15 000 españoles, sino que hay medios como EL CORREO desde donde escribo que potencian esa unión. Soy de los que no creo en la gestión de ghettos reducidos de las comunidades expatriadas, pero sí creo en la consolidación de canales de comunicación, información y organización social de las comunidades en el extranjero. No sólo como facilitadores del conocimiento del país sino como salvaguardia de los más despistados. Al final lo que hacen ingleses por el mundo es bien valido.

Al final han pasado cerca de seis años de mi primera vez, mi inglés sigue siendo delicado, pero hemos creado la segunda edición del Spanish Corner. En la primera edición me preocupaban los números. Fue un estrés continuado. Aquello como cualquier primera vez era una aventura, era descubrir cosas nuevas, era explorar nuevas cosas. Tener precaución y mirar de disfrutar. Ahora ya no es tiempo de aventuras, sino tiempo de apostar por proyectos ganadores. Todos los que estamos aquí sabemos de la dificultad del camino. Debemos trabajar duro para progresar. Pero no debemos tener complejos con otras colonias de expatriados. Disponemos de medios, y podemos crear eventos para crecer más. No será un trabajo fácil, pero poniendo cada uno un granito de arena, nunca mejor dicho, los resultados vendrán.

Muchas veces me preguntan cómo puedo afrontar tantas cosas de forma simultánea. Mi respuesta siempre es la misma. Al final la clave para cualquier actividad es tener confianza en que lo vamos a hacer bien. Y muchas veces, en países desconocidos, la clave es saber, conocer y aprender de otros que ya han progresado en ese país. Por eso una buena red de comunicación en la colonia española no sólo es clave para el futuro sino es necesaria para el presente. Hagamos que la primera vez de muchos sea mucho más fácil. Todos al final recordamos la primera vez, y a todos nos gusta pensar que fue la mejor, aunque no lo fuera. Ayudemos pues a que cada vez más lo crean y no sólo deban pensarlo.

Mi primera vez
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