martes. 19.03.2024

El último tren

"Uno piensa en aquel tren de amor, aquel tren de trabajo, incluso en aquel tren de dolor del cual quizás nunca debió apearse"

Uno de los síntomas más claros del envejecimiento de las personas, no en sentido físico, es comenzar a recordar trenes. Los trenes perdidos en la vida cuando uno se hace mayor. Uno piensa en aquel tren de amor, aquel tren de trabajo, incluso en aquel tren de dolor del cual quizás nunca debió apearse. Nunca debemos olvidar que en los trenes de la vida uno no sólo puede subir, como muchos creen, sino que en muchos uno debe apearse.

Y el criterio para subir o bajar de un tren no siempre es lógico. El pensamiento tardío idealiza ese momento, aunque el momento siempre es complicado y poco claro. Las decisiones en la vida las tomamos de forma continuada, pero no olvidemos que las recordamos cuando el tiempo ha pasado. Y el tiempo, con la edad, pasa más deprisa de lo que creemos. No en vano, cuanto más intensa es la vida, más trenes has dejado pasar o más trenes has dejado de bajar.

Me decía, hace unos años, una persona que admiro, que creo es un gran profesional e incluso una persona íntegra, que él podía hacer muchas cosas al día porque todas las hacía mal. Curiosamente es alguien reconocido en su ámbito por hacer las cosas bien. Conocer los límites de cada uno, en el momento de la toma de decisiones, es un factor fundamental no para equivocarse o no, como muchos creen, sino para tomar la decisión más razonada. Y es más importante saber, razonar e incluso argumentar, porque hemos tomado una decisión que sí esta es acertada o no. Del error aprendemos, de los aciertos vivimos.

Al final los trenes en la vida siempre han existido. Le damos más importancia con los años. Añoramos incluso algunos pasados idealizados hasta la eternidad. Y realmente debemos pensar que nunca hay un último tren. Simplemente porque los trenes pasan cada día y no debemos tener miedo a subir o bajar cuando creamos, en nuestra lógica, que es lo correcto. Al final toda nuestras decisiones no sólo se basan en la oportunidad del momento sino sobre todo en la capacidad que tengamos de visualizar la estación final. Suban y bajen a su tren sin miedo, el camino de la vida es largo y cuantos más errores hagamos más aprenderemos, es decir, más intensa será nuestra vida.

El último tren
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