viernes. 19.04.2024

Vida plena en Emiratos

Estaba el otro día en una noche de esas veraniegas con cervezas y gin tonics. Una combinación refrescante en este bochornoso verano de Barcelona. Mi compañía, una decena de años más joven, profesional reputada –doctora a más señas-, agradable y buena conversadora, me planteó un dilema. Un nuevo concepto en forma de interrogante que jamás había escuchado hasta entonces, ¿existe la vida plena?

Subimos la intensidad. La terraza era ya un sofá. Y allí con las piernas cruzadas me explicó su visión. La vida plena esaquella donde la gente siempre aparenta estar feliz. Le va bien el trabajo. Dicen tener grandes ingresos. Su pareja, el/ella, es encantadora. Obviamente nunca discuten ni en público ni en privado. Sus hijos siempre sacan buenas notas. Son invitados a cualquier fiesta. Viajan cada año a cualquier país de nombre impronunciable. “Vamos lo que Dios a las personas” según diría el amigo Frederic Nietzche le comenté. Un espejo donde mirarse. El fin del camino donde llegar.

La noche avanzaba, los hielos caían ya lentamente, sugestivamente. La conversación seguía pero el concepto se adentraba en mi interior a cada sorbo. Pensé entonces en la imagen de muchos españoles sobre Emiratos, Dubai en particular -en la imagen superior-. Ya saben la imagen trasmitida por algunos medios televisivos. Unlugar idílico donde todo es perfecto, donde además se cobran grandes sumas de dinero. Un lugar que bien podríamos decir es la cuna de esa vida plena que me explicaban ya entrada la madrugada.

Porque visto desde fuera vivir en Dubai es la auténtica vida plena. Y quizás esa imagen no se ajusta a la realidad de todos los hispanos en Emiratos. Aunque, menos que años atrás, el país sigue siendo un lugar de oportunidades. Pero oportunidades sobre todo para profesionales. Gente bien formada, con capacidad de integración a una sociedad diferentes, con sus ventajas e inconvenientes. La vida plena no está preparada para todos. Muchos han venido queriendo encontrarla y han visto que ese camino no es fácil. Todos los caminos son siempre difíciles.

Al final esa noche aún fue larga, pero obviamente no entraremos en detalles sórdidos por motivos de espacio. Pero si cabe en esta columna una pregunta al aire, ¿tiene el lector su “vida plena” en Emiratos?

Vida plena en Emiratos
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