viernes. 29.03.2024

Izan (capítulo 3)

"Mi madre no está para muchas explicaciones pero me cuenta con calma que el jeque de Dubai y su Gobierno han tenido la idea de construir Metrópolis por si hubiese que huir de la guerra y ponernos a todos a salvo"

Nos quedamos todos petrificados. A mi lado, Toby jadea. La criatura mueve un poco la cabeza, inspeccionándonos. No es nada como Alamar, la ballena. Es mucho más grande, con una mandíbula larga, como la de un cocodrilo, unos ojos gigantescos y escamas azul y gris.

-¡Se suponía que estaban extintos!- grita alguien.

-¿Qué es eso?- pregunta mamá.

-¡Mosasaurio! ¡Y se suponía que debería estar extinto!- digo yo, sin poder creer lo que veo.

La criatura mira hacia arriba, y por un momento pensamos que no le interesamos. Pero la sorpresa llega cuando da la vuelta y su cola, que es palmeada al final, golpea a Metrópolis con una fuerza brutal. El suelo se sacude y yo agarro a Mamá. La alarma se dispara, y el Mosasaurio abre sus mandíbulas, enseñando unos dientes que parecen cuchillas. No es capaz de penetrar la capa de cristal con ellos, pero es lo suficientemente grande como para aterrorizar a la gente…¡ y a mí!

Da la vuelta, golpeando Metrópolis con la cabeza. Una cubierta de metal empieza a cubrir Metrópolis, como protegiéndola del Mosasaurio. Mamá y yo nos abrazamos el uno al otro, mientras que Toby ladra y ladra. Las compuertas de metal se cierran con un golpe, cubriendo la ciudad, finalmente salvada del Mosasaurio.

-Con suerte conseguirán protegernos -mamá dice. Se pueden escuchar los golpes que el Mosasaurio da, obviamente enfadado, pero la cúpula es fuerte.

-¡Si se tratase de un adulto, habría destrozado Metrópolis en un segundo!- Afirmo yo, sabiendo bien de lo que hablo pues soy un verdadero experto en criaturas extintas. Mamá respira agitadamente, Toby jadea nervioso y yo quiero hacer mil preguntas pero no sé por dónde empezar, después del día que llevamos. No puedo aún asimilar que nos falta papá, que hay una guerra mundial, que estamos debajo del mar, que tengo un abuelo que parece un enano del Señor de los Anillos y que nos acaba de atacar un monstruo del pasado. Empiezo por la más “fácil”:

-Mamá, ¿de dónde salió Metrópolis? O sea, explícame cómo es que tú la conocías y que el “abuelo-enano” de la barba está al cargo y…

Mi madre no está para muchas explicaciones pero me cuenta con calma que el jeque de Dubai y su Gobierno han tenido la idea de construir Metrópolis por si hubiese que huir de la guerra y ponernos a todos a salvo. También, que mi abuelo está al cargo porque es amigo de los emiratíes y puso a su disposición los conocimientos de alta tecnología adquiridos en una universidad muy importante y que no se llevan muy bien y por eso no lo he conocido antes. También me pide por favor que no le llame enano.

-Pero, ¿dónde nos encontramos exactamente?- le pregunto.

- Estamos muy cerca de la Isla de Socotra, en una zona profunda del océano, a medio camino entre África y Asia y a salvo de la guerra.

Yo pienso que somos afortunados y que tengo que acostumbrarme a esto.

Los siguientes dos días los pasamos disfrutando de Metrópolis, conversando con la gente, y en mi caso, empezando a ir a la escuela por primera vez, pues he sido toda mi vida un homeschooler. Supongo que Metrópolis será nuestra casa hasta quién sabe cuándo. Arriba, encima del agua, hay una guerra. Gente muere sin razón. He perdido a mi padre. No es justo. Pero mi tiempo aquí me ha enseñado algo: con suerte, se sobrevive para recordar a los que faltan.

Fin

Izan (capítulo 3)
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