jueves. 28.03.2024

Lucas III

"Lucas podía imaginarse el rostro de la niña enrojeciéndose y las lágrimas de terror cayendo por sus mejillas"

El corazón de Lucas latía con intensidad. Zack estaba tirado en el suelo, agarrando su pierna con una mueca de dolor. Savannah parecía que en cualquier momento iba a desmayarse.

-¿Qué podemos hacer?- preguntó ella, mordiéndose el labio.

-Hay que volver- dijo Zack entre dientes.

-Eh… ¿por dónde se iba al campamento?- preguntó Lucas.

-Por ahí- dijeron Zack y Savannah al unísono, apuntando a lados diferentes.

-Pues vaya- dijo Zack con un suspiro- sí que estamos arreglados.

-¡No digas eso!- le reprendió Savannah. De repente, la luz de la linterna comenzó a parpadear, y se apagó. Los tres niños se quedaron en silencio por un momento.

-¡No, no, no, no!- se desesperó Savannah, dándole golpes con la mano a la linterna.

-Ahora sí que estamos arreglados- dijo la voz de Zack en la oscuridad. Hubo un sonido igual al del trueno y comenzó a llover.

-¡Vaya suerte!- añadió sarcásticamente Zack .

-No es gracioso, Zack- comentó Savannah, su voz indicando que estaba a punto de llorar. Zack paró de reírse.

-¿Savannah? ¿Estás bien?- se interesó Lucas.

-Sí- contestó ella con voz frágil. Lucas podía imaginarse el rostro de la niña enrojeciéndose y las lágrimas de terror cayendo por sus mejillas.

-No, no lo estás. Tenemos que encontrar algún lugar donde quedarnos hasta la mañana y llegar al campamento por la mañana - dijo Zack con firmeza. Lucas estaba sorprendido. A pesar de estar tirado en el suelo, con una pierna rota y la lluvia empapándole, parecía haber recobrado el sentido común.

Lucas tenía que admitir que admiraba al “Zack sobreviviente”. Se metió la mano en el bolsillo, y sintió el mando de una…

-¡Navaja!- exclamo, extrayéndola de su bolsillo victoriosamente.

-¿Qué?- preguntó Savannah.

-¡Traje mi navaja conmigo!- anunció Lucas con excitación.

-Haz un favor y baja el volumen de tu voz. Lo último que necesitamos es atraer a algún animal por tu culpa- gruñó Zack. Pero Lucas no iba a dejar que Zack le arrebatara su felicidad por encontrar la navaja.

-¡Por favor dime que tienes algo más!- suplicó Savannah. Lucas metió la mano en todos los bolsillos que tenía. El de su sudadera, sus pantalones… lo único que encontró fue una minilinterna y una entrada vieja de cine. Encendió la linterna, y por fin pudo ver la cara de sus compañeros. Savannah tenía el rostro medio rojizo, y sus ojos estaban hinchados después de llorar. Pasó la linterna por Zack, y vio que la cara del chico estaba blanca. Su pierna rota daba cosa.

-Hay que buscar refugio- dijo Lucas. Entre él y Savannah levantaron a Zack del suelo, quien aguantó la respiración por el dolor que la rotura le estaba causando. Lo medio arrastraron hacia un árbol con una cavidad enorme en el tronco. Zack parecía estar un poco mejor, su rostro ya recuperando el color.

La lluvia caía sin parar. Lucas se preguntaba qué había sido de los del campamento. También se preguntaba si la lluvia pararía de caer. Había colgado la linternita en el techo de la cavidad para alumbrar la estancia. Los tres niños estaban sentados en silencio, los únicos ruidos eran el agua cayendo y los sonidos de la noche. Lucas sacó la navaja y comenzó a tallar un palo.

-¿Qué podemos hacer?- preguntó Savannah.

-Esperar hasta que amanezca. ¿Alguno de vosotros está cansado?- preguntó Zack débilmente.

-No. Estoy demasiado traumatizada para dormir- dijo la chica. La pobre estaba apoyada contra la madera, sus brazos alrededor de las piernas. Pasaron varios minutos y Zack comenzó a roncar. Lucas estaba asombrado. ¿Cómo podía el chico irse a dormir en medio de semejante trance? Se puso a mirar fuera, viendo cómo caían las gotas. Al cabo de un tiempo, Savannah también se durmió. A la niña debió de entrarle sueño con todo el silencio. Lucas solo duró un par de minutos más, y al final él también cayó en las garras del sueño.

-¡Zack! ¡Lucas! ¡Savannah! ¡Dónde estáis!

Lucas parpadeo. Al principio pensó que sólo era un sueño. ¿Pero entonces porque se veían luces? Alguien gritaba su nombre desesperadamente.

-¿Mamá?- murmuró, alzando la cabeza.

-¡Lucas!- una silueta se acercaba, seguida por otras tres. Un par de brazos le sacaron de la cavidad, y sintió que alguien le abrazaba.

-¡Los hemos encontrado!- llamó la voz de Matilda.

-¡Madre mía, pensé que nunca más te encontraría. No sabes cuánto me asusté!- dijo la madre de Lucas con voz temblorosa y lágrimas en los ojos.

Lucas sabía que la situación no había acabado del todo. Sabía que cuando su madre se calmase le iba a echar una bronca muy grande. No estaba seguro por qué tenía esa sensación. Aquella noche pasó miedo, lo que le llevó a depender ayudar a una niña que apenas conocía y a un chico que le había maltratado en el pasado. Lo curioso era por qué Zack no se habría comportado como siempre. “Quizás no le conozco del todo” pensó Lucas, mirando al chico. No sabía por qué, pero tenía una preocupación que nunca había sentido por Zack. ¿Le trataría de forma diferente después de todo eso? ¿Que pasaría cuando todo volviese a la normalidad?

-Lucas- susurro su madre, devolviéndole a la realidad. Matilde y otra persona sujetaban a Zack, que miraba a Lucas.

-Espera- le dijo a Matilde -quiero hablar con Lucas.

Lucas comenzó a sudar y se empezó a poner nervioso pensando. “Se va a reír de mí. Lo sé” pensó con tristeza. Había abrigado la esperanza de que Zack lo tratase bien. Quizás no tenía remedio. Estaba tan liado con sus pensamientos tratando de buscar una huida rápida y fácil que no se dio cuenta que Zack lo miraba fijamente.

-Er…- murmuró Lucas, enrojeciéndose un poco.

-Gracias- Zack evitó los ojos del nervioso chico -No sé qué habría hecho sin tu ayuda y de Savannah.

Fue en ese momento que Lucas comprendió que Zack no estaba enojado. En realidad, estaba sorprendido. ¿Zack agradecido?

-Uh… Gracias. Por, uh, todo- dijo, con una sonrisa rara. Zack levantó las cejas un poco y sonrió. Y después alargó su mano. Y ahí fue cuando Lucas comprendió que toda su preocupación no era necesaria. Todo lo que tenía que hacer era alargar su mano, en sus ojos una simple pregunta:

-¿Amigos?

FIN

Lucas III
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