viernes. 29.03.2024

Diálogo y más diálogo

"Esta semana México se tiñó de rojo derivado del enfrentamiento, en el estado sureño de Oaxaca, entre elementos de la policía y maestros que se oponen a la reforma educativa: la fórmula mágica se llama diálogo, diálogo y más diálogo"

Los problemas sociales no se resuelven con violencia. Para distender este tipo de conflictos, la fórmula mágica se llama: diálogo, diálogo y más diálogo.

Lo anterior viene a cuento porque esta semana México se tiñó de rojo derivado del enfrentamiento, en el estado sureño de Oaxaca, entre elementos de la policía y maestros que se oponen a la reforma educativa impulsada por el gobierno. El saldo de esos hechos fue de 8 personas fallecidas y al menos un centenar de heridos.

La reforma al sistema educativo es una las principales banderas del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto en su afán de modernizar al país, pero también ha significado una serie de protestas –que han subido de tono– (marchas, plantones, cierre de carreteras, enfrentamientos) por parte de la organización sindical conocida como Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

Los cambios legales en materia educativa son complejos de entender, se trata de una reforma estructural emanada de la Constitución mexicana. De manera concreta, esta reforma busca aumentar la calidad de la educación básica, ya que organismos internacionales como la OCDE señalan que México es el país con el peor desempeño en matemáticas, lectura y ciencias.

Sin embargo, uno de las mayores resistencias a estos cambios se centra en la evaluación magisterial. La reforma educativa plantea la necesidad de contar con personal docente calificado, preparado y competitivo.

Cuando a finales de 2012 el Presidente Peña Nieto anunció la reforma educativa, la CNTE se opuso tajantemente a dichas modificaciones. Los opositores consideran a esa reforma autoritaria y negativa para los derechos laborales, y las evaluaciones son “punitivas”, no educativas. La demanda principal de este gremio es la anulación de dicha reforma.

Por momentos pareciera que este conflicto es una lucha de vencidas. Por un lado, el gobierno mexicano asegura que continuará con la implementación de la reforma pese a las protestas; por otra parte, los opositores señalan que las protestas seguirán y que no puede hablarse de calidad educativa porque México es un país de muchos contrastes sociales, sobre todo en los estados del sur (Guerrero, Oaxaca, Chiapas), donde existen altos niveles de pobreza.

Hasta antes de los enfrentamientos del pasado domingo 19 de junio en el estado de Oaxaca, los miembros de la CNTE habían demandado abrir una mesa de diálogo con las autoridades gubernamentales, pero su solicitud había sido rechazada. La situación se hizo más tensa tras el arresto y encarcelamiento de dos líderes del movimiento magisterial hace un par de semanas, bajo cargos de corrupción y lavado de dinero.

En protesta por esas detenciones, los manifestantes bloquearon varias carreteras estratégicas del sur de México, pero la policía los desalojó ese domingo y ‘la bomba explotó’.

Tras los desafortunados enfrentamientos entre elementos de las fuerzas policiales y los manifestantes, hubo 8 muertos y decenas de heridos, una estampa tristísima para un México que está lastimado desde hace muchos años por la violencia criminal de grupos delincuenciales ligados al narcotráfico.

Esta semana que concluyó el gobierno y la Coordinadora de Trabajadores de la Educación se sentaron a dialogar en busca de soluciones. Aún no hay acuerdo, las pláticas continuarán en próximos días.

En México todos sabemos que el país necesita mejorar sus niveles de educación. Este tema se ha vuelto un problema social complejo, la solución debe centrarse en el diálogo franco, respetuoso, donde se escuche el sentir de quienes se sienten afectados.

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