jueves. 28.03.2024

Entre hastío y añoranza

"Mi cuerpo me recuerda de vez en cuando que aquí ya he completado lo que vine a hacer, que la etapa está cerca de agotarse y que, por mi bien, será mejor comenzar a escribir el final"
Plaza del Mercado en Doha.

Últimamente me debato, cual péndulo, entre dos sensaciones encontradas. La primera es la añoranza anticipada por el presente que vivo. Cuando una etapa se acerca a su fin queremos disfrutarla, exprimirla al máximo, vivir los últimos coletazos. Recuerdo la primera vez que experimenté algo así. Yo era adolescente y pasaba un mes en Londres, supuestamente aprendiendo inglés. Como era joven y echaba de menos mi casa, no fue una estancia del todo dulce. Además, no entendía ni una palabra y la cosmopolita Londres se me hizo grande. No obstante, los últimos días estaba triste porque la aventura llegaba a su fin. Me recuerdo caminando hacia el colegio por las mañanas, a finales de aquel mes de julio, con la chaqueta en la mano. Y hacía frío, sí, pero yo quería disfrutarlo antes de regresar a Valencia. Y así, al igual que hago ahora, vivía con más intensidad cada momento. He llegado a despreocuparme por los gastos, por la dieta, por la disciplina… ¡”jali wali”! Vamos a saborear cada segundo.

Y de esta sensación de añoranza, de nostalgia anticipada, me deslizo a otra que me inunda de tedio. Me siento cansada por la aspereza de esta ciudad, por la rudeza de algunas caras de Qatar. Hastío por la acumulación de ciertos capítulos vividos aquí. Desidia por el trabajo, el tráfico, las jerarquías sociales, por el desierto y por el desierto afectivo que en ocasiones impera en Oriente Medio.

Mi cuerpo me recuerda de vez en cuando que aquí ya he completado lo que vine a hacer, que la etapa está cerca de agotarse y que, por mi bien, será mejor comenzar a escribir el final. No sé si lo remataré con un punto y final o si será punto y aparte. Lo decidiré cuando haya descansado. Descansado en casa. Mi cuerpo me dirá cuál es el siguiente paso. O quizá lo hará la vida misma, con esa imaginación que le caracteriza al escribir nuestros guiones. Y es que pensamos que tomamos decisiones, pero si miramos atrás y revisamos los pasos andados, quizá no hayan sido tan nuestras esas elecciones. El caso es que cuando descanse decidiré si regreso a Qatar o si me quedo en Europa. O, incluso, si exploro otras opciones que nos ofrece el Golfo, como por ejemplo, Dubai.

En realidad yo soy feliz aquí, estoy satisfecha con mi vida en Qatar. Lo que pasa es que necesito un descanso, una pausa. Los últimos años han resultado muy intensos. Y no solo los transcurridos aquí, sino mi última etapa en España. Al igual que muchos compatriotas que he conocido, mi situación era complicada cuando llegué a Doha. Había cerrado mi despacho de arquitectura y los últimos meses generaron una deuda que más bien parecía una bola de nieve a punto de derribarme. Nunca olvidaré que en Qatar he tenido la oportunidad de sanear mis finanzas, algo que habría resultado imposible en España.

Así que de momento, aquí me hallo, aceptando el tedio y la desidia y, al mismo tiempo, disfrutando de cada día. Estoy tranquila y serena pero soy consciente de que mi cuerpo pide casa. Un descanso que solo puede darse en España, cerca de mis padres. Sobre el regreso a Oriente Medio o sobre el siguiente destino, ya se verá. Por ahora, ¡aquí seguimos!

Entre hastío y añoranza
Comentarios