jueves. 28.03.2024

Me encantan los lunes

"Comemos y criticamos a todos: a nuestras empresas, a nuestros jefes... es por terapia y nos reímos. Todo ocurre en la Cena de los Lunes"
cena amigos

Me gustan los lunes, es más… ¡me encantan! Y no porque piense que la vida es estupenda y maravillosa si así nos lo proponemos al levantarnos cada día, tampoco porque quiera llevarle la contraria al resto mundo. Me encantan porque es el día que celebramos la Cena de los Lunes.

Esta linda costumbre comenzó cuando mi amiga Chelo y yo, residentes en Qatar, trabajábamos en empresas en las que nos sentíamos a disgusto. Elegimos los lunes para partir la semana. Como solo librábamos los viernes, ya llevábamos trabajados sábado, domingo y lunes, es decir, media semana.

Nos encontrábamos cada lunes para cenar, elegíamos cada semana un lugar distinto y discutíamos un poco por la hora. Ella sigue horarios españoles en lo referente a las comidas (incluso después de haber vivido aquí tres años). A mí me encanta lo de comer a las doce y media, no obstante esto no nos suponía ningún inconveniente, encontrábamos siempre una solución intermedia.

¿Y qué hacíamos en aquellas cenas? Pues primero nos escuchábamos, siempre había algo de lo que quejarse. Criticábamos. A todos: a nuestras empresas, nuestros jefes, el país, los indios, los árabes, los qataríes y hasta a algunos españoles. No por racismo o desagradecimiento, sino por terapia. Tras ponernos al día de los últimos acontecimientos, nos reíamos. Chelo tiene un sentido del humor increíble. Y nos reíamos de todo, una vez desahogadas nuestras penas. Nos aliviaba de lo árida que resultaba la vida en el Golfo, especialmente para una persona occidental que vive sola.

Acabábamos tan alegres que teníamos fuerzas para afrontar el resto de la semana. Ha transcurrido casi un año desde que ambas cambiábamos de empleo. Sin duda alguna, para mejor. Ni siquiera trabajamos los sábados. Estamos satisfechas con nuestras empresas y no tenemos la necesidad de organizar estas cenas. Pero continuamos con la tradición. 

Invitamos a participar a otros españoles. Amigos, compañeros de trabajo que nos caen bien y a otros compatriotas que vamos conociendo y pasan el riguroso test que consiste, básicamente, en que nos gusten sus personalidades. Los invitados pueden traer, a su vez, a otras personas, y el círculo va creciendo.

Cada lunes, a las siete y media de la tarde, y en un lugar distinto de Doha, surge la magia. Se crean conexiones, se afianzan vínculos, aparecen sinergias y, lo importante, nos reímos y nos divertimos. Y nos reímos tanto que se nos llega a olvidar que nos encontramos fuera de España y que en la carta de bebidas no había alcohol.

Así que lo que empezó de manera experimental, como “vamos a llamar a gente y ya veremos lo que pasa” se ha convertido en un evento fundamental de nuestra vida en Doha. Es una manera de conocer personas interesantes, de establecer lazos y, sobre todo, de divertirnos. De reírnos en cristiano. De disfrutar de la compañía. De vibrar de igual manera.

Y esta es la historia de las Cenas de los Lunes. Seguiremos organizándolas y seguiremos disfrutando de ellas. tarde, y en un lugar distinto de Doha, surge ol.

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