martes. 19.03.2024

Los tesoros que más brillan en Emiratos

"Me encanta el Burj Khalifa y su fuente, pero aún me gusta muchísimo más el torreón en las cumbres de Ras Al Khaimah que aparece en esta foto"
Zona montañosa en el emirato de Ras Al Khaimah. (WAM)

Emiratos Árabes Unidos, que integra espectaculares ciudades como Abu Dhabi y Dubai, siempre ocupa grandes espacios en los medios de comunicación por sus emblemáticos edificios, por sus récords o, como ha ocurrido en los últimos días en relación con su exitoso lanzamiento de la sonda Hope Probe a Marte, por sus avances en el terreno de la ciencia, de la tecnología o de la inteligencia artificial. Todos somos conscientes de ello. Es un reconocimiento merecido.

Sin embargo, a mí lo que me sorprende a diario, y ya llevo por aquí más de ocho años, son sus espacios naturales, su historia y sus gentes. Y esa querencia, inevitablemente, aflora en las noticias que se dan a conocer en EL CORREO DEL GOLFO. Y me alegra mucho que esos contenidos, al menos de vez en cuando, generen un notable interés entre los lectores.

Una de esas historias es la que acabamos de contar sobre el nacimiento de 876 polluelos de flamenco en la zona de Al Wathba, situada en el emirato de Abu Dhabi. Increíble. El humedal de Al Wathba es una reserva desde que en 1998 el difunto jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan la declaró área protegida. Un lugar único en la Península Arábiga. Y lo tenemos a nuestro alcance.

Polluelos de flamenco entre las patas de su progenitores en la reserva de Al Wathba en Abu Dhabi. (WAM)

Otra historia recientemente publicada nos sumergió en los hábitats marinos de estas tierras y nos descubrió sus kilométricas áreas de manglares y las costas plagadas de corales en la zona del Golfo de Omán, al que tienen acceso directo los emiratos de Fujairah y Sharjah. La buena noticia es que el Ministerio de Cambio Climático y Medio Ambiente de Emiratos Árabes está volcado en su rehabilitación y desarrollo. Hay que felicitar a sus responsables.

Área de impresionantes de manglares en Emiratos Árabes. (WAM)

A ello hay que unir más historias que hablan del pasado que entre montañas y desiertos albergan tierras como las de Ras al Khaimah, donde en numerosos rincones se pueden hallar rastros de un patrimonio que muestra la humildad de un pueblo que salió adelante al margen del devenir de territorios que durante siglos marcaron el crecimiento en múltiples aspectos de la humanidad y que, aunque parezca mentira, se encontraban a escasos kilómetros de esta inabarcable tierra. Sólo había que cruzar el estrecho de Ormuz. Pero en aquellos entonces aquí sólo había pescadores y pastores que no interesaban a nadie. El interés -desmedido- sólo llegó con el descubrimiento del petróleo. Poderoso caballero es don dinero.

A mí de esa historia lo que me atrae no es el crudo y sus pozos sino las fotos de los moradores de esta desértica península con sus vestimentas tradicionales sentados en el suelo y descalzos. Las veo a descomunal tamaño en el apabullante hall del edificio en Abu Dhabi de IPIC -ahora creo que se llama de otra forma- y quedo impactado cada vez que me enfrento a ellas. Aparece en actitud modesta el fundador de Emiratos Árabes, el jeque Zayed, mientras irradia la esencia del espíritu de este país. Fue el germen. De impresión.

El jeque Zayed, fundador de Emiratos Árabes, ante uno de los primeros pozos de petróleo perforados en el país. (Pinterest)

Hace unos meses, justo antes de esta maldita pandemia, escribí un texto en el que contaba cómo la española María Tello se dedica a descubrir a los visitantes los tesoros de los que hablo. También otros y, ni que decir tiene, las tradiciones más arraigadas del pueblo emiratí. Como bien ella subraya, están por descubrir. Tomen nota. A mí me encanta el Burj Khalifa y su fuente, pero aún me gusta muchísimo más -lo confieso- el torreón en las cumbres de Ras Al Khaimah que aparece en la foto superior de este texto. Me iría a vivir allí.

Los tesoros que más brillan en Emiratos
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