miércoles. 24.04.2024

El mundo árabe cuenta con una población muy joven pero se encuentra inmerso en un proceso de ‘transición demográfica’ que le acerca paulatinamente a los estándares europeos. En torno a un 46% de su población tiene menos de 25 años. Un dato muy alejado todavía de la envejecida Europa, donde solo uno de cada cuatro ciudadanos se encuentra en el rango más joven de la pirámide poblacional. En el otro extremo, se sitúa el África negra, donde los menores de 25 años representan nada menos que el 62,3% de los habitantes.

El comportamiento demográfico del espacio árabe, sin embargo, no es homogéneo y presenta peculiaridades reseñables en cada área geográfica, según se desprende del portal PolulationPyramid.net, elaborado con datos de Naciones Unidas. Palestina e Irak, por ejemplo, presentan una concentración poblacional en sus segmentos más jóvenes significativamente alta: el 58,2% y el 57,4%, respectivamente, de sus habitantes tienen menos de 25 años. Le sigue Egipto, con el 50,6%, Siria (49%), Argelia (44,3%) y Marruecos (42,6%), por citar a algunos de los países más representativos en términos de población.

Los países del Golfo, por contra, experimentan perfiles demográficos claramente diferenciados, con una tendencia evidente a converger con el panorama europeo. En Emiratos Árabes Unidos, sin ir más lejos, solo el 25,8% de sus habitantes corresponden con la franja más joven de su población, mientras que Arabia Saudí alcanza el 37,6%. El caso de EAU lo sitúa incluso por debajo de la media europea (26,4%), aunque aún por encima de la tasa española (24,2%), una de las más envejecidas del mundo.

Resulta evidente que el desarrollo económico y social marca pirámides demográficas cada vez más estrechas en su base juvenil y más anchas en sus franjas longevas. El ejemplo de los países del Golfo, cuya renta per cápita media multiplica la del resto de países árabes, resulta paradigmático. Por áreas geográficas, también se detecta una diferencia notable: las poblaciones del norte de África (49,2%) son más jóvenes que las de Oriente Medio (44,4%).

En Emiratos Árabes Unidos solo el 25,8% de sus habitantes corresponde con la franja más joven de su población, mientras que Arabia Saudí alcanza el 37,6%

Los sociólogos definen como ‘transición demográfica’ al fenómeno de reducción de la mortalidad y de la fecundidad, como el experimentado muchas décadas atrás por los llamados países desarrollados. El mundo árabe comenzó a experimentar esa transformación poblacional durante la segunda mitad del siglo XX, según refleja un interesante estudio firmado por David Reher y Miguel Requena en plena ‘Primavera árabe’, pero cuyas conclusiones a día de hoy siguen siendo clarificadoras.

Lo cierto es que la mortalidad empezó a disminuir rápidamente y la esperanza de vida aumentó de forma muy significativa. La fecundidad ha caído drásticamente en los últimos setenta años. En las décadas centrales del siglo pasado, la tasa de nacimientos por mujer en el mundo árabe se situaba en 7 hijos, mientras que en torno al año 2010 esa cifra se había reducido ya a 3,3. Hoy día, Túnez, Líbano y Emiratos han alcanzado un umbral de fecundidad por debajo del conocido como nivel de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer). Argelia, Marruecos, Bahréin, Kuwait y Qatar se acercaban entonces a esa frontera.

Residentes en Emiratos de mayoría árabe presencian un espectáculo en Al Marjan Island. (EL CORREO)

Las ‘transiciones demográficas’ vienen acompañadas de transformaciones sociales, económicas y políticas de gran calado, según concluyen diversos estudios de sociología. Y ese fue el punto de partida que el profesor Reher, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, empleó para explicar las revueltas árabes desencadenadas en 2011, gran parte de cuyos efectos aún hoy se dejan sentir en Túnez, Libia, Egipto, Siria y Yemen.

El espacio árabe ha empleado menos de cincuenta años en materializar su ‘transición demográfica’, Europa necesitó casi dos siglos

La tesis central de David Reher es compartida también por Youssef Courbage, investigador del Instituto Nacional de Estudios Demográficos de París. “El mundo árabe vive desde hace cuatro décadas las mismas transformaciones demográficas, culturales y antropológicas que vivió Europa” tiempo atrás, escribió en un artículo titulado ‘Transiciones y contratransiciones demográficas’ y publicado en 2018. Y agregó: “El mundo árabe empezó su metamorfosis gracias a la instrucción [educativa] y al descenso de la fecundidad a partir de los años sesenta”. Eso sí: mientras que el espacio árabe ha empleado menos de cincuenta años en materializar su ‘transición demográfica’, Europa necesitó casi dos siglos.

Ambos fenómenos, educación y descenso de la natalidad, están vinculados entre sí y son factores claves para lo que el sociólogo francés denomina “despertar de las consciencias”. Los datos que maneja Youssef Courbage indican que los países árabes más avanzados registran ya 2 hijos por mujer. Casos como Líbano, por ejemplo, han experimentado descensos agudos: de 5,5 hijos en 1970 a 1,6 en la actualidad. Marruecos, por su parte, ha caído de 7,5 a 2,2, mientras que Yemen ha disminuido de 8,5 hijos a 5 por mujer.

El retroceso del matrimonio endogámico y la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral actúan como un “acelerador de la modernización de las sociedades árabes”

La esperanza de vida se ha incrementado sustancialmente: de 40 años en 1950 ha pasado a 75 años en 2018. “El descenso de la mortalidad ha dinamizado la moral de los individuos”, señala Youssef Courbage. “Con esperanza de vida más cortas, el hombre se ve como un instrumento del ‘qadar’ o destino”, mientras que ahora tiene ante sí un horizonte vital más amplio. El retroceso del matrimonio endogámico y la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral también actúa como un “acelerador de la modernización de las sociedades árabes”, argumenta el experto del Instituto de Estudios Demográficos de París.

En los últimos años, no obstante, la ‘transición demográfica’ está registrando algunas perturbaciones significativas en su comportamiento. En Egipto, Argelia y Túnez se están observando algunos repuntes en la fecundidad. En este último país magrebí, por ejemplo, la tasa de natalidad ha pasado de 2 a 2,4 hijos por mujer entre 2000 y 2018. No sucede lo mismo en Marruecos, cuyo índice de fecundidad (2,2) sigue en claro descenso y se acerca a la media europea. Igual sucede en Arabia Saudí y Emiratos.

Esta incidencia estadística lleva a Courbage a hacerse algunas preguntas. “¿Se está produciendo una contratransición demográfica? ¿Se está frenando el proceso de modernización?”. El profesor parisino cree que su repercusión en los fenómenos árabes de transformación social será limitada. “El freno en la transición demográfica no supondrá forzosamente un retroceso para la transición política”, concluye.

Casi la mitad de la población árabe tiene menos de 25 años
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