viernes. 19.04.2024

La publicación en árabe hiela la sangre. Una chica a la venta: “Virgen hermosa de 12 años... Su precio ha llegado a los 12.500 dólares y se venderá pronto”. El anuncio, junto con otros para gatitos, equipo táctico y armas, apareció en la aplicación de comunicación cifrada Telegram y un activista de la comunidad yazidí (perseguida por los yihadistas) la hizo llegar a la agencia AP. Este activista está tratando de liberar a unas 3.000 mujeres y niñas que aún permanecen como esclavas sexuales de los extremistas.

Al tiempo que el Estado Islámico pierde el control de una ciudad tras otra en su llamado califato, la organización está endureciendo su control sobre sus cautivos, llevando a los cristianos yazidíes más a dentro de su territorio y vendiéndolos como esclavos a través de Telegram o WhatsApp. Los extremistas están asesinando a los contrabandistas que rescatan a cautivos y están implementando una base de datos con sus fotos y nombres de sus propietarios para evitar que escapen a través de los puestos de control.

Miles de yazidíes de habla kurda fueron hechos prisioneros y varios miles fueron masacrados cuando los yihadistas invadieron sus aldeas del norte de Iraq en agosto de 2014. Desde entonces, los contrabandistas han logrado liberar a 2.554 mujeres y niñas. Pero antes de mayo, una oleada de represión redujo esos números a solo 39 en las últimas seis semanas, de acuerdo con cifras proporcionadas por el gobierno regional del Kurdistán.

Según informa el diario 7days, Mirza Danai, fundador de la organización de ayuda alemana-iraquí Luftbrucke Irak, dijo que la base de datos del esclavos documenta a los cautivos como si fueran propiedades. “Se registran todos los esclavos, cada persona sometida a su dueño, y por lo tanto si se escapa, todos los mandos del Daesh o los puesto de control, o la fuerza de seguridad saben que esta chica ... se ha escapado de este propietario”, asegura.

Una de esas chicas es Lamiya Aji Bashar, quien en marzo hizo su quinto intento de escapar, corriendo hacia la frontera con los yihadistas persiguiéndola. Una mina terrestre explotó, y dos chicas yazidíes que la acompañaban murieron. La bomba dejó a Lamiya ciega del ojo derecho, con el rostro marcado por las quemaduras en la piel. Hablando desde una cama en la casa de su tío en la ciudad norteña de Baadre, la joven de 18 años afirma que a pesar de haber quedado desfigurada, no se arrepiente de su fuga. “Incluso si hubiera perdido los dos ojos, habría valido la pena”, asegura, “porque he sobrevivido.”

Los yazidis han sido atacados por el Daesh por practicar una fe antigua que combina elementos del Islam, el cristianismo y el zoroastrismo, por lo que los extremistas sunitas consideran que son infieles. Su población antes de la guerra en Iraq se estimaba en 500.000 personas, pero su número es hoy desconocido.

Las fotografías obtenidas por AP muestran a niñas vestidas de gala, algunas con un maquillaje pesado mientras miran sombríamente a la cámara. Algunas son apenas adolescentes y no parece que haya mayores de 30 años. Nazdar Murat está entre ellos. Estaba a punto de cumplir 16 años cuando fue secuestrada junto con más de dos docenas de niñas y mujeres que huyeron de su hogar en el área de Sinjar.

En una inmaculada tienda de campaña a las afueras de Dahuk, Nouri Murat, la madre de Nazdar, afirma que su hija logró llamar una vez, hace seis meses, durante unos segundos. “Hablamos durante unos segundos. Dijo que estaba en Mosul”, asegura. “Cada vez que alguien viene de allí, les preguntamos qué pasó con ella, pero nadie la reconoce. Algunas personas me dijeron que se suicidó”. Pero ella no está segura de creerles.

Hussein al-Koro Qaidi, jefe del comité de asistencia yazidi en la norteña ciudad iraquí de Dahuk, dice que nadie ha defendido a los yazidíes. Y el dinero para pagar a los contrabandistas o los rescates se está acabando, de acuerdo con el gobierno y las organizaciones que trabajan para salvar a las mujeres y niños kurdos.

Estas fotos del contrabando de cautivos ofrecen a las familias un hilo de esperanza de que puedan volver a verlos. Pero también son utilizados por el Daesh para venderlos, según un activista que pidió permanecer en el anonimato por temor a su seguridad. El activista, mostró a AP negociaciones para su venta en tiempo real en WhatsApp, Telegram o Facebook, en conversaciones privadas que no pueden ser leídas por ojos ajenos debido al cifrado.

“Los rescates se están desacelerando, y van a parar. La gente se está quedando sin dinero, conozco a decenas de familias que deben decenas de miles de dólares”, asegura Andrew Slater del grupo de apoyo a los yazidíes Yazda. “Todavía hay miles de mujeres y niños en cautiverio, pero se está haciendo más y más difícil rescatarlos”.

El Daesh vende a niñas como esclavas sexuales por Whatsapp
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