miércoles. 24.04.2024

La preocupación crece en la región del Golfo por la gravedad de la situación en Yemen, que se ha complicado en las últimas horas tras presentar el primer ministro del país, Jaled Bahah, su dimisión al jefe de Estado, Abdo Rabu Mansur Hadi. El dimisionario ha descrito la crisis que vive el país estos días como un "laberinto político" que le impide gobernar con "eficacia".

La dimisión de Bahah, que fue nombrado el pasado 13 de octubre, significa también la dimisión en bloque de todos los miembros del Gobierno yemení, según un comunicado difundido por el portavoz del Ejecutivo, Rayeh Badi.

El presidente Hadi también ha presentado su renuncia, pero el parlamento la ha rechazado e inmediatamente ha convocado una sesión especial el viernes para abordar la crisis política.

Esta noticia llega después de que los milicianos que asediaban el palacio presidencial de Yemen y su presidente, Abd-Rabbu Mansour Hadi, alcanzaran el miércoles un acuerdo para poner fin a la crisis abierta en el país.

Por su parte, fuentes médicas y de seguridad habían confirmado que durante los combates del lunes y del martes en la capital yemení se habían producido 35 muertes y 94 personas habían resultado heridas.

Según el acuerdo, la milicia abandonaría el palacio presidencial y dejaría en libertad al jefe del Estado Mayor, secuestrado el sábado. A cambio, el proyecto de Constitución al que se oponen podría ser modificado.

El consenso se ha conocido después de que la presidencia yemení emitiera el miércoles un comunicado en el que decía que la Constitución es un proyecto abierto a modificaciones y que la situación de Saná se normalizaría con su rápida vuelta a las instituciones gubernamentales. Además, expresaba que los hutíes y el movimiento herak del sur tienen derecho a estar representados en todas las instituciones del Estado.

Siguiendo esta línea, un portavoz del Departamento de Estado estadounidense aclaraba que Hadi sigue siendo el presidente legítimo de Yemen y que Estados Unidos mantenía el contacto con él.

Los ministros de Exteriores del Golfo Árabe habían condenado el miércoles lo que han denominado como "golpe de Estado" llevado a cabo en Saná por el movimiento yemení de los hutíes después de que el grupo musulmán de los chiítas tomara el palacio presidencial y acabara con sus guardias durante una batalla que ha durado dos días.

Los representantes del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (GCC) habían exigido a los hutíes que se retiren del palacio presidencial y de la residencia privada del líder yemení, además de que liberen a un ayudante de Hadi que han tomado como rehén, de que normalicen la situación de inseguridad en Saná y que devuelvan el control de las instituciones al Estado. En este órgano se integran Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Kuwait, Omán, Qatar y Bahrein.

Preocupación en el Golfo tras la dimisión en bloque del Gobierno de Yemen
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