viernes. 19.04.2024

Lo primero que le impactó de Arabia Saudí fue su profundo sentido de la hospitalidad. Desde que se instaló en 2013 en Riad, no hay familia que no la reciba en su casa con el ritual del ‘bujur’. Encender la ‘mabjara’ con astillas de incienso y sándalo perfumadas es una forma embriagadora de dar la bienvenida a los invitados. De regalarles una estancia placentera. Djamila Benchaib se declara incapaz de describir la arrebatadora fragancia de sus aromas. Pero si no hay ‘bujur’, “es como si algo faltase en la casa”. Después de la cena, se repite el ritual para disipar los olores inapropiados.

Tras ocho años en Arabia Saudí, la toledana de origen argelino ha decidido compartir su conocimiento del país a través de Instagram y Twitter. En su canal @conoce_arabia, vuelca cada semana una mirada nueva y sugerente sobre la cultura, la antropología, la naturaleza, las tradiciones o la gastronomía de un país replegado durante siglos sobre su árida península. Con un simple golpe de ratón, muestra desde la receta de la sopa de avena típica del Ramadán, hasta la tradición de la corona de flores de los hombres de Asir, pasando por el bello palacio de Murabba o la restauración de los sorprendentes edificios excavados en la roca de AIUIa.

Djamila Benchaib te abre la puerta de un restaurante tradicional para mostrarte la singular gastronomía saudí o te pasea en su vehículo por las grandes avenidas de Riad, ahora que las mujeres ya pueden conducir sin restricciones en el país donde nació el islam hace 1.400 años. “Hay muchas conduciendo. Todas mis amigas vienen en coche al trabajo. Y la mitad son mujeres”, revela en un perfecto castellano a través de webcam.

Djamila Benchaib es española. Nació en Toledo y estudió en la Universidad de Sevilla la especialidad de Filología Árabe

A todos los efectos, Djamila Benchaib es española. Nació en Toledo y estudió en la Universidad de Sevilla la especialidad de Filología Árabe. Como muchas otras hijas de inmigrantes del Magreb educadas en español, su interés por conocer la cultura y la lengua originaria de sus padres la empujó a estudiar árabe clásico en la facultad. “No sabía escribir ni hablar árabe”, reconoce al otro lado de la pantalla.

Cuando aterrizó en Riad, su nivel idiomático era muy limitado. Ocho años después maneja el árabe dialectal saudí con soltura y se siente integrada en una sociedad bien diferente a la que se crio.

“Tenía conocimientos de base suficientes para entender aspectos culturales, históricos y antropológicos de Arabia Saudí”, subraya. Ha vivido en Francia, Italia e Inglaterra y se ha formado en mediación intercultural, lo que le permite tener una predisposición mayor para la comprensión de sociedades y marcos de pensamiento diferentes. “Ya venía con un bagaje de integración y muchas ganas de conocer. Pero, sobre todo, venía sin prejuicios”.

 

Djamila gozaba de una pequeña ventaja. En Madrid, conoció a un saudí y se casó con él. Su inmersión en el país, por lo tanto, fue amortiguada por su acogida en una nueva familia autóctona. “Me encantan los lazos familiares de estas tierras”, declara. “La formación social está basada en grandes familias, donde existe mucho apoyo para lo bueno y para lo malo. Sientes que siempre tienes la ayuda de alguien. No percibes soledad. Y eso se echa de menos en otras partes del mundo donde no son tan tribales”, explica.

Ha puesto en marcha sus dos canales sobre cultura saudí por el simple placer de compartir. No se dedica profesionalmente a la divulgación, aunque trabaje como relaciones públicas en una empresa del sector cultural. @conoce_arabia está orientada a la comunidad hispanohablante, cada vez más numerosa en un país en continuo crecimiento. Las empresas españolas se encuentran involucradas en numerosos proyectos de infraestructuras, que atraen abundante mano de obra cualificada. También crece paulatinamente la demanda de enfermeros españoles y de técnicos en el sector cultural. “Mucha gente de Toledo me pregunta sobre Arabia Saudí. Y yo con una simple imagen o un vídeo comparto la misma respuesta para todos”.

Djamila Benchaib se esfuerza por neutralizar tópicos sobre Arabia Saudí. “Aquí no todos son príncipes”, señala entre risas. “Hay ricos, medio ricos y pobres, como en otras sociedades. Y existe una clase media bastante amplia que disfruta de una buena calidad de vida”. Desde 2013, ha percibido transformaciones significativas en diferentes aspectos. Por ejemplo, en la situación de la mujer. “Cambios que me han permitido cubrir mis necesidades como ciudadana y como mujer”, puntualiza. Ella no usa pañuelo para cubrir su cabeza como sí hacen muchas saudíes. “Nunca ha sido una norma, sino una costumbre”, asegura. “Aquí vas como quieres. La decisión es de la mujer. Y, en muchos casos, forma parte de su identidad. A mí me gusta respetar a la gente”.

Benchaib ha percibido transformaciones significativas en Arabia Saudí que le han permitido cubrir sus necesidades como ciudadana y como mujer

Tampoco encuentra disonantes los protocolos de saludo diferenciados entre hombres y mujeres, tal como indicó la arquitecta Geles Rivera en otra entrevista publicada en estas páginas hace varias semanas. “No debería sorprendernos que haya otras culturas con otros saludos. Es otra forma distinta. Hay países europeos donde tampoco hay acercamiento físico para saludarse”, argumenta.

En Arabia Saudí convive un acusado desarrollo tecnológico y material con la preservación de rasgos identitarios tradicionales. No todo son rascacielos ni deslumbrantes centros comerciales. “Aquí se están rehabilitando los cascos históricos. Hay muchas ciudades que mantienen edificios de piedra y mezquitas con cientos de años de antigüedad”, aclara. Tampoco se ha perdido su ancestral vínculo con el desierto, en cuyo inhóspito ecosistema hace menos de un siglo levantaban sus jaimas. “Riad está en una región desértica del centro del país. Las arenas rojas son las más bellas. Es impresionante. Mucha gente tiene un coche preparado para ir al desierto los fines de semana. Te llevas comida, enciendes una hoguera, te fundes con la oscuridad del cielo y desconectas”.

Con la apertura al exterior en los últimos años, abundan las ofertas turísticas para practicar el senderismo, el submarinismo y los deportes de aventura en un país aún inexplorado. “Aquí hay mucha historia. Las religiones monoteístas surgen aquí en Oriente Medio. Y para mí es fascinante vivir en estas tierras”, proclama Djamila Benchaib.

“Es fascinante vivir en esta tierra”
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