viernes. 29.03.2024

La sociedad iraní está conmocionada por la muerte de una iraní que se prendió fuego y que había sido detenida tras intentar entrar en los estadios de fútbol. La noticia añade más presión para que el país ponga fin a esta discriminación.

“Sahar Khabazi, la Chica Azul, ha fallecido este lunes. Por si la humillación, la detención o la prisión no fuera suficiente para que la FIFA tome medidas, ahora una de nosotras se ha prendido fuego para mostrar que las mujeres iraníes también quieren ver fútbol”, informaba hace unas horas en Twitter el colectivo Open Stadiums, que en los últimos meses ha llevado a cabo numerosas movilizaciones por esta causa.

Los hechos que rodean la muerte de esta joven iraní están muy poco claros y son casi imposibles de contrastar por las restricciones del régimen a la libertad de expresión. En los medios oficiales no hay una sola línea al respecto. En las redes sociales, en cambio, es una noticia muy comentada.

Lo que está claro, según los periódicos reformistas que han hablado del caso, es que una mujer de 29 años se prendió fuego el lunes 2 de septiembre justo después de una comparecencia ante un tribunal. La joven, identificada como Sahar (aunque tampoco está claro que sea su nombre auténtico), había sido detenida en 2018 por intentar acceder a un estadio para ver un partido de la liga iraní; aunque ni siquiera está claro que la cita en los juzgados fuese por esta causa. Uno de estos medios, Rokna, cita a su hermana, según la cual la acusada tenía además problemas psiquiátricos, alegaciones que no fueron tenidos en cuenta por las autoridades en ningún caso y que se agravaron durante su estancia en prisión por un tiempo incierto.

Las fuentes concuerdan en que el arresto se produjo en marzo del año pasado, lo que coincide con la protesta que llevó a cabo el grupo de mujeres que intentó asistir al derbi entre el Persépolis y el Esteqlal, los dos grandes equipos de Teherán. Sahar fue apodada como la Chica Azul por los colores de este último equipo. Ella fue una de las 34 detenidas a las puertas del estadio Azadi de la capital iraní, un encuentro que sí presenció el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. El máximo dirigente del fútbol mundial dijo ese día que las autoridades iraníes le prometieron importantes cambios para atender las reivindicaciones de igualdad de género en su deporte.

Sin embargo, los meses han pasado y la situación apenas ha mejorado. Irán solo ha abierto sus estadios para algunos partidos internacionales en zonas acotadas y siempre bajo presión de la FIFA. El propio Infantino dirigió una carta a la federación nacional pidiéndole que le explicara las medidas concretas que iba a tomar para que las mujeres puedan ver los partidos de la selección iraní de la fase de clasificación del Mundial 2022. En la misiva, la federación internacional pedía una respuesta antes del 15 de julio, aunque dirigentes iraníes dijeron hace unos días que todavía estaban en plazo para abordar el asunto. Irán jugará su próximo partido oficial en Teherán en octubre.

Entre tanto, ha llegado la noticia de la inmolación de esta activista, un hecho que ha provocado reacciones inéditas en el país donde el poder real lo tienen los ayatolás desde la revolución de 1979. De hecho, según han informado varios medios, como el periódico Etemad o la BBC, hasta el capitán de la selección nacional masculina, Masoud Shojaei, publicó en Instagram un mensaje crítico, así como otras personalidades del mundo de la cultura persa.

La FIFA organizará su próximo Mundial masculino, en 2022, en Qatar, otro país de la zona donde tampoco se respetan varios derechos fundamentales de las mujeres y que tiene mucha menos tradición futbolística que Irán. Diversas organizaciones de derechos humanos han llamado la atención al respecto, pero las campañas no han conseguido que la FIFA tenga en cuenta estas reivindicaciones por el momento.

La inmolación de una joven que intentó entrar a un estadio conmociona a Irán
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