viernes. 19.04.2024

El perro del pesebre

"Me pregunto, cómo es posible que no figurara el perro dentro de los nobles animales que estuvieron acompañando a esa pareja de migrantes, porque María y José, a los ojos actuales, son un par de migrantes buscando refugio en tierra extraña, símbolo del drama actual de millones de personas que huyen de sus patrias"

Como cada año, por esta época mi esposa Patricia ha realizado de manera primorosa el pesebre. Como alguna vez relatamos en esta misma columna de opinión, el pesebre es la representación del nacimiento de Jesús de Nazareth, invención del buen San Francisco de Asís, el hermano de todos los seres vivientes. Pesebre es el nombre que recibe en Colombia, pero también se le conoce como nacimiento o Belén, para recordar el sitio del origen de la fe cristiana de millones de personas en el mundo.

Una escritora de 109 años de edad (no es error, ciento nueve años!), que conocí hace poco y será protagonista de otra historia en el futuro, dice que diciembre es el mes más bonito del año y no le falta razón, porque es el tiempo que nos devuelve a la infancia, cuando los juegos, regalos y sonrisas parecen multiplicarse por doquier.

No es casualidad que producto de tamales, empanadas y especialmente de buñuelos, colaciones, chocolate caliente y la natilla, en el caso de los colombianos, ganemos varios kilos de peso durante diciembre, que luego intentamos bajar en el resto del año.

Ahora bien, este año he realizado un aporte fundamental en nuestro pesebre hogareño, he añadido la figurita de un perro, al lado del burro y el buey y las ovejas de los pastores, aguardando la hora soñada del nacimiento del niño.

Me pregunto, cómo es posible que no figurara el perro dentro de los nobles animales que estuvieron acompañando a esa pareja de migrantes, porque María y José, a los ojos actuales, son un par de migrantes buscando refugio en tierra extraña, símbolo del drama actual de millones de personas que huyen de sus patrias, buscando mejores condiciones de vida para ellos y sus pequeños hijos. Qué ojalá todos encuentren manos amigas y corazones comprensivos y al menos un pesebre que les brinde calor.

El pesebre es el escenario necesario para cumplir con una de las tradiciones más cercanas al corazón colombiano, la novena, cuando en un momento durante nueve días, familiares, vecinos y amigos se reúnen para rezar, leer la crónica del viaje de María y José hasta Belén, cantar villancicos, comer los platos típicos navideños y compartir un buen momento y en muchos de esos hogares, efectivamente hay un perro, en ocasiones alborotado, en ocasiones tranquilo, esperando que le compartan alguna de las delicias gastronómicas que mencionamos anteriormente.

Si hay un animal que es la verdadera expresión del amor incondicional, de la lealtad a prueba de olvidos, es el perro. Por ello, espero que a partir de este año, en nuestro pesebre no falte ese perrito que estará haciendo guardia fiel. Seguro a medianoche del 24 de diciembre dará un ladrido de felicidad, a la misma hora, cuando algún joven va corriendo a su casa para darle un beso a su vieja mamá, como dice la clásica canción venezolana.

Sea el momento para desearle lo mejor a la grata familia de EL CORREO DEL GOLFO, a todo su equipo de trabajo, así como a los amables lectores, respetando profundamente sus creencias religiosas, reciban alegría y tranquilidad durante estas fechas de tan hondo significado para los cristianos.

Así que para todos los amigos que amablemente leen esta columna de opinión, una feliz navidad y un venturoso 2020. Salud!

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

El perro del pesebre
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