jueves. 28.03.2024

Roma

"Pájaros de Verano, de los directores Cristina Gallego y Ciro Guerra, que a diferencia del filme de Cuarón no ha sido vista por millones de espectadores de Netflix, cuenta con una historia apasionante y escenas de esas que llamaríamos inolvidables"

No puedo quedarme al margen y daré mi comentario sobre la multipremiada película Roma del gran director mexicano Alfonso Cuarón, así como sobre el ambiente alrededor de la misma. Es difícil no hablar de Roma, cuando aparece todo el tiempo, en comerciales de televisión, en publicidad que va desde las gigantescas pantallas de Times Square hasta afiches de papel, o en noticias como el debate sobre los subtítulos en España (para que los españoles supuestamente entiendan el español mexicano), esto último más bien surrealista.

Cómo no escribir sobre la próxima ganadora de los premios Óscar en la categoría de mejor película en idioma extranjero (diferente al inglés), muy a mi pesar, pues compite (al menos en este momento como pre-nominadas) con la mejor película colombiana realizada en lo corrido del presente siglo, Pájaros de Verano, de los directores Cristina Gallego y Ciro Guerra, que a diferencia del filme de Cuarón no ha sido vista por millones de espectadores de Netflix, pero que cuenta con una historia apasionante y escenas de esas que llamaríamos inolvidables.

Cartel de la película 'Roma' en Netflix.Antes que el amable lector, piense que Roma no me ha gustado, debo aclarar que todo lo contrario, es una bella película que resulta particularmente grata para los nostálgicos y comparto la necesidad de Alfonso Cuarón de contar una historia tan cercana a los latinoamericanos, la de las empleadas del “servicio doméstico”, una institución heredera del feudalismo criollo, casi emparentada con la esclavitud moderna, en la cual, las “muchachas del servicio” como hemos llamado en Colombia a esa modalidad laboral (muchas veces informal), terminaban siendo parte de la familia.

Ahora bien, miembros de la familia pero nunca iguales, de segunda categoría, eso lo deja claro Roma, cuando en el momento culminante, la protagonista arriesga su vida para salvar la de los hijos de su patrona, en un acto heroico que simplemente se convierte en anécdota simpática para los involucrados y ella sigue con su rutina de cocinar, ordenar, limpiar y lavar, así nunca pueda recoger la mierda del perro de la casa, que parece una exageración por la cantidad que va creciendo y acumulándose, algo seguramente calculado por el director.

Roma no es denuncia, no creo que fuera la intención, es un perfecto cuadro familiar, reconocible para todos los latinoamericanos, al menos para los colombianos, en donde incluso las familias de clase media, no solo las de altos ingresos, se daban el lujo de tener la “muchacha del servicio”, jóvenes campesinas o indígenas. Roma de hecho es el nombre de la “colonia” (como le dicen a los barrios o vecindarios en Ciudad de México), de clase media alta.

Roma es una buena película, aunque comparto la opinión de un amigo que me decía que le habría dado color, que fueron tan vivos en los años sesenta y setenta en nuestro continente. Aunque quizás en la memoria los recuerdos puedan resultar grises. No creo que sea la obra maestra de Cuarón (considero que hasta el momento su gran realización ha sido Hijos de los Hombres – Children of Men, 2006). Roma muestra el cine de calidad que se está produciendo con mucho esfuerzo en América Latina, muchas películas que ojalá tuvieran la oportunidad de ser financiadas y divulgadas por el poder de Hollywood.

Al final es lo que me choca, la parafernalia innecesaria que rodea a Roma, que la lleva como si fuera obligatorio a recoger todos los premios de una industria, en donde cada vez más se siente que la cantidad de dinero invertido y espectadores registrados, son los que determinan los reconocimientos, tanto o más que el contenido y esfuerzo de los trabajadores del cine. Al menos, así quedó demostrado en los recientes Globos de Oro, en donde honraron su nombre, inflando con pintura dorada a películas de dudosa calidad. ¿Será la antesala de lo que veremos en los premios Óscar?

Sobre estos premios y lo que corresponde a Roma, la categoría de la película en idioma extranjero, usualmente se entiende como el premio a la mejor película extranjera (producida fuera de Estados Unidos), dado que los Óscar son reconocimientos de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas del país norteamericanoRoma es una película cuya producción es mexico-estadounidense, varios de los productores son reconocidos miembros de la cinematografía de Estados Unidos y ha sido distribuida por la poderosa plataforma Netflix.

No sería más acorde con la realidad que Roma fuera nominada a la mayor categoría, la de mejor película del año (de hecho así se promociona en los medios y sinceramente creo que es superior a buena parte de las películas realizadas en América del Norte) y dejar en la categoría de mejor película extranjera a producciones de países que no tienen las mismas ventajas de promoción y divulgación.

Porque cómo puede resultar una competencia justa, si los miembros de la Academia, que son unas ocho mil personas relacionadas con la industria cinematográfica estadounidense, no pueden opinar sobre películas que desconocen, mientras que Roma, la pueden ver y repasar las veces que quieran en televisión o incluso en sus teléfonos móviles. Eso sin hablar del tema de presupuestos, ya que Roma costó 15 millones de dólares (cifra modesta para los cánones estadounidenses), pero Pájaros de Verano, no llega a tres millones (que resulta exagerada para el estándar colombiano).

En resumen, Roma, una bella película que va con ventaja sobre sus competidoras en el partidor de la carrera por mejor película extranjera en los premios Óscar de los Estados Unidos.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

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