jueves. 28.03.2024

El mérito del mes sagrado musulmán

"Ramadán es el mes perfecto para reflexionar, reconectarse con la religión, y vivir sin apenas alimentos, como los pobres. Expandir la generosidad, el respeto y la bondad y purificar el cuerpo y el alma por medio del ayuno y la oración"
Musulmanes rezando durante el mes de Ramadán.

Es mi tercer Ramadán y todavía me sorprende como si fuera el primero, salgo de la reunión con un abrumador calor para coger el coche, en los dos minutos que me cuesta llegar ya he sudado hasta los puños de la camisa, quiero pegar un trago de agua pero recuerdo que ha empezado el Ramadán.  Bueno, no pasa nada, me espero a llegar a la oficina o a casa para poder beber.

Por el camino veo gente trabajando bajo el sol, pienso en lo difícil que será para ellos hacer la abstinencia durante la calurosa jornada estival de trabajo, compruebo que sonríen y bromean entre ellos. Después, lejos de sentir compasión o lastima, siento una especie de envidia, de envidia sana, porque para llegar a cumplir la abstinencia necesitan un entrenamiento especial, como los atletas de elite o los que hacen un Iron Man de Triathlon, lo hacen con afán de esfuerzo, superación y dedicación que incluye un auto control y auto disciplina sobre el cuerpo humano asombroso, saben lo que quieren y por qué lo hacen, y para conseguirlo necesitan una preparación tanto física como espiritual. Si yo estuviese en su lugar y tuviese que realizar abstención desde el alba hasta el atardecer, no tendría ganas y humor para hacer nada, y mucho menos para sonreír o bromear, me comportaría como un auténtico maleducado y de forma violenta, supongo que ante la privación, o auto-privación en este caso, de la primera necesidad fisiológica, la de alimentarse, según la Pirámide de Maslow, sacaría a pasear mi peor y más primitivo instinto animal, ese que me indica que debo cubrir mis necesidades básicas para sobrevivir.

Luego siento alegría, como cuando celebro la Navidad o la Pascua, ya que para los musulmanes es el noveno mes del calendario lunar, el más importante y el mes sagrado. Un mes lleno de ritos y de una espiritualidad más profunda. El mes de fortalecer la fe, con oración y ayuno, es cuando el arcángel Gabriel le reveló el Corán al profeta Mohammed, y cuyo comienzo exacto depende (como la Pascua Cristiana) de la Luna, por lo que cada año se adelanta su comiendzo entre 9 y 7 días. 

Es el mes perfecto para reflexionar, reconectarse con la religión, y vivir sin apenas alimentos, como los pobres. Expandir la generosidad, el respeto y la bondad.  Es una época para purificar el cuerpo y el alma, por medio del ayuno y oración, y poner a prueba la firmeza del cuerpo humano frente a la fe con la lectura diaria del libro sagrado. Todo ello se rompe pasada la puesta de sol, en el Iftar, un evento muy especial y familiar donde todos se reúnen para comer después de la jornada de ayuno.

Durante el mes, la ciudad cambia por completo, no solo los horarios laborales, si no el simbolismo, el misticismo y ritmo de vida, ya que la noche cobra mayor relevancia, las tiendas están abiertas hasta las horas y una vez pasado el alba hasta el atardecer, allí estarán todos nuevamente con la mejor de sus sonrisas, bromeando aunque lleven 12 o 13 horas sin comer ni beber.

El mérito del mes sagrado musulmán
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