sábado. 20.04.2024

Vencer al monstruo

"Combatir a DAESH es un asunto muy complejo, pero un paso fundamental contra este flagelo consiste en encontrar desde el concierto de las naciones la pacificación de las zonas en conflicto"

Para frenar la amenaza terrorista de DAESH, la comunidad internacional está llamada a construir una verdadera pacificación en zonas de conflicto como Medio Oriente y a crear verdaderas políticas públicas para reducir la exclusión social.

La amenaza de DAESH sigue creciendo, principalmente porque el terrorismo se alimenta de la inestabilidad de conflictos como en Afganistán, Siria o Irak, donde la radicalización alcanza mayor eco en zonas marginales.

Tras los atentados en Bruselas, Bélgica, en marzo pasado, el analista mexicano Mauricio Meschoulam, profesor de la Universidad Iberoamericana y especialista en terrorismo y construcción de paz, explica que en Bélgica existen numerosas células yihadistas cuyos miembros en su mayoría tienen nacionalidad belga, y factores como la marginación y la pobreza sirven como “caldo de cultivo” para los reclutadores que buscan gente radical y extremista.

Por su parte, el Centro Internacional de Estudios para la Radicalización señala en su análisis “Ataque en Bruselas” que al igual que muchas ciudades europeas, la capital belga “tiene barrios que se han convertido en guetos migrantes tras décadas de abandono por parte del Estado y la sociedad”.

El mismo análisis añade que de acuerdo a estimaciones, al menos 500 ciudadanos belgas han viajado a Siria o Irak con la intención de unirse a los grupos extremistas, lo que convierte a Bélgica en el país de la Unión Europea con más yihadistas per cápita.

Mientras el terrorismo se hace fuerte por los factores antes señalados, la respuesta internacional para hacerle frente pareciera lenta ante el impacto que genera un atentado como los ocurridos en París en 2015, y recientemente en Bruselas.

Estados Unidos e Inglaterra deben redoblar esfuerzos con la comunidad internacional y pensar en replantear su estrategia para vencer al “monstruo de mil cabezas”, porque los bombardeos antiterroristas, paradójicamente, sólo fortalecen a DAESH ante los ojos del mundo.

Hoy se requiere, en lo inmediato, activar agencias de inteligencia y una mayor actividad policiaca con capacidad de desmantelar células terroristas. Todos los países deben trabajar por un mundo decoroso y libre de temor.

Esta lucha debe llevarse a cabo con respeto a los derechos humanos, procurando no dañar a la población civil. Resulta indispensable también terminar con el odio, la intolerancia; hay que buscar valores como la solidaridad, la responsabilidad, la paz y la estabilidad.

Combatir a DAESH es un asunto muy complejo, pero un paso fundamental contra este flagelo consiste en encontrar desde el concierto de las naciones la pacificación de las zonas en conflicto, reducir la pobreza en aquellos lugares donde el terrorismo engrosa sus filas e impulsar desde cada nación políticas que sean capaces de reducir la exclusión e integrar a las comunidades.

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