viernes. 29.03.2024

Sin despedida no hay duelo. La herida se queda sin cerrar. Es el panorama que viven en España los familiares y amigos de las víctimas mortales por Covid-19, a quienes las medidas decretadas para evitar la propagación de la enfermedad les impiden decir el adiós que necesitan. Para ayudarles a sobrellevar esta carga el Consejo General de la Psicología junto con el Ministerio de Sanidad español ha puesto en marcha una línea telefónica de ayuda psicológica. El periódico ABC ha hablado con una de las profesionales que atienden esta ayuda Rocío García Torres, que explica en una entrevista cómo está contribuyendo a frenar esta pandemia en lo emocional.

“Uno de los pilares que más trabajamos es el manejo de la culpa, porque los familiares no pueden cerrar el ciclo. No pueden acompañar a su ser querido en los últimos momentos de la enfermedad en el hospital y no pueden elaborar un duelo porque en muchos casos, no hay un ritual funerario del que puedan participar, no hay una ceremonia funeraria, nunca van a ver el cuerpo, ni la caja. Es más, por protocolo, se les pide que autoricen la incineración de su ser querido y reciben una llamada en la que te explican como poder acceder a las cenizas y al parte de defunción. Es como si desaparecieran sin más”, explica García Torres.

Además de ayudarles a ser conscientes de cuál es la realidad, García Torres ayuda a los familiares a que puedan despedirse. “Nosotros les damos herramientas para que puedan elaborar ‘esa última vez’. Aunque esos seres queridos no estén, esto se puede llevar a cabo de muchas formas: a través de cartas escritas a los fallecidos, con una silla vacía, fantaseando una posible conversación con ese familiar, creando algún ritual en casa, como el hecho de poner una foto con una vela, una caja de recuerdos en la que poder meter recuerdos que hayan sido significativos, que se hayan vivido en familia… Es una manera de intentar favorecer que los miembros puedan elaborar la pérdida y hacer una catarsis de sentimientos hacia la persona fallecida”, señala la psicóloga española.

En esta línea telefónica, los psicólogos españoles no solo están ayudando a los familiares de los fallecidos sino a todo aquel a quien la crisis del coronavirus esté afectando emocionalmente, como personal sanitario, trabajadores de supermercados, farmacias familias que se desmoronan económicamente o personas mayores que están solas.

Como terapeuta de familia y pareja, García Torres está pudiendo comprobar de qué manera ha cambiado esta situación a muchas personas que ya necesitaban ayuda psicológica antes de la llegada del coronavirus. “Están peor. Todos los síntomas se agudizan. Las personas que tienen ansiedad o que padecen cuadros depresivos estos días pueden estar considerablemente peor, ya que muestran un peor manejo de sus afecciones psíquicas. Todo se ha agudizado”, explica.

Igualmente, muchos niños están sufriendo las consecuencias del confinamiento. “Hay muchos padres que nos llaman para decirnos que sus hijos están ansiosos y hablamos con ellos a continuación. Así, podemos comprobar que en muchas ocasiones los niños no están bien porque los padres no lo están tampoco. Cuando los padres están ansiosos, porque no han encontrado las estrategias para manejar con éxito su malestar, tenemos niños que plasman esa ansiedad, que la absorben de alguna manera; no podemos olvidar que los niños son esponjas. A ellos hay que ayudarles a trabajar las emociones, empezando por la gestión de la respiración”, dice la psicóloga.

Para todas las familias, dice García Torres, esta debe ser una oportunidad para mejorar. “El confinamiento es una oportunidad para que las familias disfuncionales sean conscientes de la gravedad de sus problemas y obtengan una ayuda, y de que las familias que no tienen graves problemas puedan reinventarse y funcionar mejor, de tener un tiempo de calidad y de ofrecerles lo mejor a sus hijos. Convertirnos en nuestra mejor versión para ayudarles a ellos a que también logren la suya”, dice, añadiendo que “este es el momento de regular a los hijos emocionalmente” y “para que ellos estén tranquilos nosotros tenemos que transmitir tranquilidad... Esto es regulación emocional, en primera persona: se enseña siendo, no haciendo”.

Sin despedida ni duelo por los fallecidos de coronavirus
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