sábado. 20.04.2024

No solo los pasajeros; también los coches sufren las altas temperaturas del verano, pudiendo ocasionar serios problemas que deriven en grandes gastos.

Aunque siempre se recomienda tener el coche a punto, y revisarlo con el calor extremo esto se hace inevitable, si la aguja de la temperatura se dispara durante uno de nuestros trayectos es importante saber cómo actuar correctamente.

Según recuerdan desde Pyramid Consulting, lo primero es parar el coche. Con el motor apagado, se esperará un tiempo prudencial para ver si se soluciona. Si no se apaga el indicador, habrá que llamar a los servicios de asistencia.

Conviene revisar el nivel del anticongelante, aunque para hacer esta comprobación el motor tendrá que estar frío. Si se toman las medidas con el motor caliente, no saldrá un resultado fiable, aparte de ser peligroso. Por tanto, una vez frío el motor, se abre la tapa del depósito en el que se almacena el líquido de refrigeración. Cuidadosamente, se comprobará si está por debajo de la marca, en cuyo caso habrá que reponerlo. Descartado el asunto del anticongelante, no está de más mirar la parte baja del depósito. Así, se comprueba que no hay ninguna fuga. Habrá que mirar todas las partes detenidamente, especialmente las juntas.

También se debe comprobar el estado del radiador y la bomba. Sí el líquido es oscuro, será porque hay una corrosión del sistema. La solución pasará por renovar el circuito utilizando un líquido capaz de soportar altas temperaturas.

Además, con la llegada de la primavera y el verano conviene revisar los neumáticos, ya que su estado influye de forma directa en la seguridad de viaje. En verano revisar su presión, que además aumenta con la rodadura del vehículo y la propia temperatura ambiente. Y es necesario comprobar que no estén desgastados. Mirar su dibujo y cambiarlos de forma prioritaria si se tienen dudas acerca de su buen estado. Antes de verificar su estado limpiarlos con agua a presión para retirar restos de suciedad que puedan llevar a juicios equívocos.

Con todo, la mejor recomendación para cuidar los neumáticos en verano, con un asfalto que abrasa y que desgasta precipitadamente el caucho de las gomas, es realizar una conducción lo más delicada posible: evitar frenazos, derrapes y movimientos bruscos. Con ello se alarga su vida útil y la del vehículo.

También hay que revisar el aire acondicionado y el sistema de refrigeración del vehículo: cualquier fuga de refrigerante puede provocar que el motor se caliente lo suficiente como para provocar una seria avería.

Recordar que un elemento tan simple como un parasol ayuda a que el coche sobrelleve mejor el calor del verano. Colocarlo en el parabrisas al aparcar para que la temperatura interna baje hasta 10 grados. Al volver a subir se notará una temperatura algo más amigable, y se evitará gastar combustible forzando la climatización y también un desgaste prematuro de ajustes, plásticos y revestimientos de a bordo.

Para viajar en verano, todos con ropa cómoda y holgada de fibras transpirables. En el coche siempre ir bien hidratados para evitar golpes de calor. Además, las gafas de sol son indispensables para una conducción segura la mayor parte del día.

Cómo evitar que el coche se recaliente
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