jueves. 25.04.2024

Relatar una aventura que raya lo épico en unos cuantos párrafos es una misión casi imposible. Quien mejor lo sabe es su protagonista, José Ruiz Collado, de 38 años y padre de tres hijos, que partió de Sevilla el pasado 20 de octubre subido en una vieja moto BMW K-75 con un complejo reto en la mente. Cuatro meses y 22.000 kilómetros después ha logrado llegar a Dubai.  

Con él ha traído a Curro, situado en la proa de su vehículo, y la bandera que conmemora el 25 aniversario de la celebración de la Exposición Universal que acogió su ciudad en 1992. Su objetivo es entregar la enseña, obra del reconocido diseñador Hugo Moltalbán, a los organizadores de la Expo 2020 y sellar así la unión entre Sevilla y Dubai para siempre.

La hazaña lleva por nombre Ventura Moto. Muchos ya la conocen gracias a las informaciones difundidas por los medios de comunicación españoles y a través de www.facebook.com/venturamoto, donde es posible ver día a día los pasos de un sevillano que lleva por máxima que “un sueño siempre se puede conseguir”. Él, precisamente, es el ejemplo. 

Todo comenzó como un proyecto de regeneración personal tras una etapa de adversas circunstancias laborales y económicas y hoy cuenta la historia mientras toma unas tapas y se bebe un tubo de cerveza en la terraza del Seville’s acompañado por Mariano Andrés, responsable del establecimiento, y las personas que pusieron a Dubai en su horizonte: Leopoldo García-Valdecasas, enorme amigo de José -de Triana-, y su mujer, Raquel Montero -de Badalona-. Llevan en Emiratos Árabes Unidos cuatro años y actualmente ejercen de orgullosos anfitriones del viajero.

La ruta que ha seguido entre Sevilla y Dubai le ha permitido conocer a fondo gran parte de Europa, empezando por Portugal y Galicia y terminando por una larga nómina de países del Este, entre ellos Polonia, donde tomó contacto directo con el Holocausto: entró en Auswitch con su sonrisa de siempre y salió con el rostro desencajado. Desde entonces el Curro de su manillar va acompañado del símbolo de la paz. También ha estado en Alemania y Austria, donde visitó a familiares, amigos y la fábrica de motos BMW, que de todo pide el cuerpo un poquito. 

Más tarde se adentró en Turquía -ahí sufrió la única caída de moto de su vida- y posteriormente pasó a Georgia. En ese momento estaba ya a punto de iniciar las etapas más complicadas de su viaje, que sobrevinieron cuando recorrió Armenia en pleno invierno. Como dato de las adversidades a las que tuvo que hacer frente sirva que soportó temperaturas de menos veinte grados centígrados y recorrió cientos y cientos de kilómetros de carreteras nevadas a miles de metros de altura. En algunos de estos tramos estuvo acompañado por otro motero, un escritor y periodista al que conoció en Tbilisi y de quien guarda un gran recuerdo.

MUCHA NIEVE Y MÁS FRÍO

Cuando alcanzó la frontera de Armenia con Irán, concretamente en Agarak, quienes se encontraban en el lugar le dijeron que nunca habían visto a nadie cruzar semejantes montañas sobre dos ruedas en el transcurso del duro invierno. Es su hito. A lo que hay que unir que prácticamente todo el camino lo ha hecho en acampada libre y con un presupuesto de 15 euros diarios para todos los conceptos. Y todos quiere decir todos, comida y gasolina incluidas.

La entrada en Irán fue una fiesta en la acepción literal del término. Y de la mano de la hospitalidad sin límite del pueblo persa llegó el sur del país, donde en el puerto de Bandar Abbas, ya en el Golfo Arábigo, embarcó rumbo a Sharjah, el puerto de Emiratos Árabes en el que tocó tierra. Precisamente en ese emirato ahora disfruta de la compañía de Leo y Raquel.

“La experiencia que he vivido no se puede comprar con dinero”, asegura. José la ha adquirido a base de férrea voluntad y con los escasos recursos que pudo lograr antes de la partida gracias a familia y amigos. Y cuando se ha visto en serios apuros, ha tirado de mensajes en Facebook. Esas, y no más, han sido sus fuentes de financiación.

En estos días, mientras se recupera en todos los sentidos, ya piensa en su futuro. Lo primero, entregar la bandera a la Expo 2020. Después contempla varias posibilidades, desde echarse de nuevo a la carretera para esta vez llevar el nombre de la muestra universal de Dubai por todo el planeta, lo que José haría encantado si encuentra el apoyo mínimo necesario, hasta poner en marcha unas rutas moteras extremas ‘low cost’ por Irán y Omán. Con su carácter, pasión y fortaleza, una cosa está asegurada: clientes no le van a faltar.

Épico viaje en moto de Sevilla a Dubai
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