viernes. 29.03.2024

Este artículo va dedicado a ti. Sí, a ti. A la persona que se dedica a criticar negativamente y ofendiendo sistemáticamente todo aquello que se le cruza por la vida. También va dedicado a mí. Es mi desahogo después de tantos años nadando en este mar virtual en el que la banda de los ‘haters’ se ha popularizado y ha crecido exponencialmente. Pero esta gente ya estaba ahí. Los 'haters' no han nacido con la Generación Y. Lo que ocurre es que ahora tienen más medios para expresarse. Es como todo, la red facilita las cosas, el acceso al mercado, poder meterte con muchas marcas y productos en poco tiempo, una ‘perita en dulce’. Esas personas existen desde hace siglos, antes que Internet, mucho antes. Conozco personalmente a un par. Os explico, para quienes no estéis familiarizados con el término, qué es un hater. La palabra proviene del inglés y significa odiador, el que odia. Pero, ¿sabemos qué significa el verbo odiar? Según la RAE, odio es antipatía y aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea. ¡Madre mía! Leo esta definición y se me vienen tantos análisis que hacerle a estas personas… Que conste que no soy psicóloga ni psiquiatra, pero me apasiona el crecimiento personal y la espiritualidad y para mí eso es lo más importante si se quiere dominar una práctica, con eso se pone la primera piedra y se acaba con la excelencia. Identifico a un 'hater' de a pie -vamos a llamar así al amig@ o al compañer@ con el que interactuamos en persona- con aquel individuo que en cualquier conversación acaba insultando o denigrando a alguien o a algo. Aquí, un pequeño apunte: si ofende a una persona nunca sería capaz de decir de la misma manera las cosas que habla a sus espaldas que a la cara de ese otro individuo al que está ofendiendo. Siempre hay variantes. El atractivo de las redes sociales y del Internet en general se halla en no tener que enfrentarse cara a cara con la persona involucrada. Ejemplo: “de verdad, la gente es súper incompetente, hay que ver el que me atendió ayer, el tío vamos, un … No saben hacer las cosas. ¿Viste el otro día a Juana? Me preguntó si se le notaba que había puesto peso. Yo le dije que un poco, pero se ha puesto muy gorda, no se lo dije por no ofender, pero no veas cómo comía, un ansia…". Y así. ¿Me vais entendiendo, no?

"Los 'haters' de internet están en todos lados, siempre con el hacha, da igual lo que mires, lo que leas, a quien sigas, fíjate en los comentarios y los detectarás al momento. Siempre están con el hacha"

Antes de escribir este artículo estaba entrenando con un par a los que les estoy sumamente agradecida porque después de casi tres años pagando gimnasios y clases -con todo el respeto y el amor que les tengo a mis inicios-, nunca antes había visto los resultados que estoy percibiendo en mi cuerpo como con sus entrenamiento. Y éstos lo hacen de manera gratuita. Bueno, pues aún así, los 'haters' están ahí, al acecho; que si “vaya mierda de entreno”, que si “hablas demasiado”, que si “hacéis muy largo el descanso”. Todo los días hay críticas. Y uno de los entrenadores se pica y cae en el juego. Y me recordó a mí, Sagitario, signo de fuego, Pitta, por el Ayurveda, con mucho calor por dentro. Y un eneatipo un tanto explosivo. Un boom de persona que ha conseguido encontrar la calma en el día a día gracias a un cambio total del filtro con el que miraba la vida. Me he dicho: “tengo que escribir algo”. Los 'haters' de internet están en todos lados, da igual lo que mires, lo que leas, a quien sigas, fíjate en los comentarios y los detectarás al momento. Siempre están con el hacha, no se les escapa una y se le van las mejores. ¿Por qué? Porque la mayoría de las veces sus comentarios provienen de su propia insatisfacción personal, del poco amor propio que se tienen, de lo perfeccionistas que son con el mundo y con ellos mismos, que de la misma manera y con la misma facilidad con la que critican al resto, se juzgan ellos mismos y a sus seres queridos. Qué les falta amor en sus vidas (y no me refiero aquí al amor romántico que nos han inculcado, para nada), carecen de amor incondicional por el Universo, la Tierra, la naturaleza y la humanidad. ¿Cómo si no se explica que le puedan desear el mal a algo o alguien por el simple hecho de estar en desacuerdo? No entienden el amor, respeto y dedicación que una persona puede poner en algo incluso cuando las cosas no salen al gusto de todos, porque ¿cuándo llueve al gusto de todos? Nunca. Cuando entiendes que alguien puede ver el mundo de forma diferente a ti o entender algo de otra manera por su educación, cultura o simplemente por su nivel de inteligencia o conciencia, los juicios están de más. A las personas que sigo en las redes sociales o las páginas webs que leo, las respeto desde lo más profundo de mi corazón por todo aquello que me aportan, en muchas ocasiones de manera gratuita, y estoy encantada de poder contribuir a mejorar su imagen y popularidad. Por supuesto, hay veces que no comparto algo que dicen o hacen o un día puede que no cumplan mis expectativas, pero allí se encuentra el amor, el respeto, el valorar. El entender que no siempre todo va a ser casi perfecto ni a mi gusto, pero que yo sigo allí por lo que me dan. Y cuando dejen de hacerlo, ‘dejar de seguir’, es mi mejor recomendación. Es muy fácil querer o apoyar algo cuando es perfecto, cuando está bien, pero es más complicado estar ahí cuando pasa algo que no nos gusta. 

"Tienen tan bajo el nivel de autoestima que criticar a otros y ofenderlos es la única manera con la que cuentan para sentirse mejor con ellos mismos"

Me ha costado definir mi escala de valores muchas sesiones conmigo misma y con mi cuaderno. Meditación, respiración. Ejercicios. Y aún así cuesta, tanto definirlos como honrarlos en las decisiones que tomas en tu vida. La mayoría de los 'haters' parecen tener unos “grandes” valores y unas expectativas muy altas, gente con un nivel alto para todo. Y la verdad, mis queridos lectores, es que lo tienen tan bajo (el nivel, la autoestima) que criticar a otros y ofenderlos es la única manera con la que cuentan para sentirse mejor con ellos mismos. La raíz de la gran inmensidad de estos comentarios que flotan por Internet es la envidia, la falta de amor propio, el sentimiento de fracaso o un descontento con la vida. Mira el reflejo y verás la imagen. Lo que expresan no dice nada de la marca, de la persona, del producto que critican sino de ellos mismos. Hay formas y formas de hacer las cosas. Y eso se nota. Se sabe cuando un comentario es constructivo y no destructivo, cuando existe fundamento. Y son muy necesarios para que todos lleguemos al siguiente nivel. La valoración en un mundo con tal oferta es crucial para que el mercado elija, pero hagámoslo desde el amor. Cuando entendí este mensaje, la bola de fuego de esta Sagitario se fue extinguiendo, no solo es lo que me he encontrado en el mundo de Internet, sino lo que me queda por encontrar. Y ahora entiendo el porqué de tanta crítica, de tanta mala vibra. La clave no está en saber sino en comprender. Porque tengo claro que mi futuro es seguir compartiendo a través de cual sea la plataforma mis experiencias, mis vivencias y mi gran tesoro, mis nuevas lentes, que me han cambiado y han hecho que gane en bienestar y calidad de vida. Para quien lo quiera escuchar y aplicar y para quien no, la puerta está abierta, que se vaya con su odio a otro lado. ¿Mi consejo? Que lo trascienda. 

Una ‘oda’ a los haters
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