viernes. 19.04.2024

Mohammad Ali Al Ansi casó a sus dos niñas, de 13 y 14 años, en abril. "Mi corazón está sangrando por dentro, pero me vi obligado a hacer esto. No tengo trabajo. Es difícil para mí alimentar a mis 10 hijos". Recibió 1.600 dólares en concepto de dote por cada una de sus chicas. Después de pagar las bodas y otras deudas, el dinero casi se ha agotado. "Si las cosas se ponen peor, no hay duda de que voy a casar a mi hija de 12 años", añadió.

Vestida con una abaya negra tradicional de la cabeza a los pies, Fátima esperaba a su esposo, de 21 años, para volver a casa. Es la hija de 14 años de Al Ansi y pasó del colegio a cocinar y lavar la ropa para su familia política.

Cuando se le preguntó el nombre de la familia de su marido, Fátima no lo sabía. Piensa en su hermana Amal con 13 años llorando porque su marido la llevaba a otra región. Las dos hermanas no se han visto desde sus bodas.

"Soy demasiado joven para casarme, quiero estudiar. Quiero aprender a escribir. Me he sacrificado por mi familia", concluyó la chica en un susurro.

Los matrimonios infantiles forman parten de la vida social de Yemen, impulsados en gran medida por la pobreza, como en otras partes del mundo.

Según informa el diario Gulf News, antes de la guerra civil que comenzó el año pasado, activistas locales e internacionales habían hecho progresos para poner fin a los matrimonios infantiles y se realizó una campaña para establecer los 18 años como la edad mínima para el matrimonio y que las niñas hasta entonces acudan a la escuela. Ahora, la inicativa está estancada y cada vez hay más niñas, algunas de tan sólo ocho años, que se casan como único medio de ayudar a sus familias desesperadas. 

"Los padres no tienen a veces otra alternativa, si mantienen a una hija cercana a la pubertad, tratan que se case tan rápido como sea posible para disminuir los gastos", manifestó Ahmad Al Qureishí, director de SEYAJ, una organización sin ánimo de lucro yemení conocida por su trabajo de protección del menor.

El aumento de matrimonios infantiles es el último, y quizás el menos visible, del impacto desproporcionado de la guerra en los niños. 

El Consejo Danés para los Refugiados reclutó a líderes de la comunidad en el país para crear conciencia sobre los peligros a los que se enfrentan las niñas cuando se casan jóvenes y se convierten en madres. Yemen tiene una de las tasas más altas de mortalidad materna en el mundo, con datos de niñas de 12 de años muertas durante durante el parto.

Sin embargo, el conflicto ha obligado a la mayoría de los organismos internacionales de ayuda a reducir sus operaciones. Los fondos para ayudar a los niños de grupos locales, incluyendo Seyaj, se ha reducido drásticamente. Incluso las Naciones Unidas está luchando para obtener fondos ya que conflictos más publicitados como los de Siria o Irak compiten con el dinero de los donantes.

Los esfuerzos de los tribunales, la policía y las organizaciones de servicios sociales para proteger a las mujeres y a los niños también han sido interrumpidos por la guerra.

En la ausencia de un estado de derecho, los asaltos, la violación y otras formas de daño a las mujeres han aumentado en el país. "La violencia de género, incluyendo el matrimonio infantil, ha crecido notablemente en Yemen debido al conflicto, a pesar de que la situación ya era anteriormente motivo de preocupación", declaró Fahmia Al Fotih, una analista con el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

La triste historia de Fátima, una niña yemení
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