jueves. 28.03.2024

Ya ha llegado el veranito y con ello… ¡las deseadas vacaciones! Durante los meses de verano, se producen millones de desplazamientos por tierra, mar y aire. Pero en este apartado nos centraremos solo en los del aire.

La parte que menos me ha gustado siempre en un viaje, es la de ir en avión. Paradójico pensaréis, cuando he trabajado durante diez años a bordo de aviones. La verdad sea dicha, es muy diferente trabajar de tripulante en un avión, donde tienes movilidad absoluta y en definitiva estás trabajando y cobrando por ello, que estar viajando como pasajero cinco, siete o nueve horas sentada en un avión (o en una cadena de tres aviones entre conexiones y tal) con ningún otro pasatiempos que dormir, leer, ver películas o observar como realiza el servicio la tripulación.

Cuando viajaba en avión por trabajo con Emirates Airline a realizar los días de jornadas de puertas abiertas de tripulantes de cabina por todo el mundo (podéis refrescaros la memoria releyendo el capítulo de mi blog La vida de una Emirates Recruiter) iba muy a gusto en Business class, durmiendo en un asiento reclinable que se convertía en una cama, y con colchón y todo o bebiendo una copa de champán mientras miraba una de las películas más taquilleras en la pantalla plana de mi asiento. Pero claro, cuando iba durante mis vacaciones a Barcelona por ejemplo a ver a mi familia (en la clase económica), la historia cambiaba: asientos donde prácticamente no caben ni las rodillas, bebés llorando, el pasajero de al lado durmiendo en tu hombro, largas colas para ir al baño, ganas de ir al baño justo cuando está la azafata con el carrito….

Realmente pensé que ir en la clase económica en Emirates era el infierno, pero qué equivocada estaba. Mi verdadera pesadilla llegó el día en que tuve que ir a México con una compañía aérea española (que no es low cost), donde si me pedía una cerveza entre servicios tenía que pagar tres euros, y si quería ver la única película que ofrecían en la tele compartida del avión, tenía que pagar tres euros para disponer de auriculares… En las compañías aéreas del Medio Oriente, tienes la suerte de poder comer, beber y ver películas sin necesidad de pagar dinero extra.

Después de haber volado varios años por todo el mundo (como pasajera también), he creado una especie de kit de emergencia para vuelos largos, con las cosas necesarias que todo pasajero debe llevar para poder sobrevivir en un vuelo largo y no morir en el intento. Así que si tienes pensado realizar un vuelo de más de tres horas este verano, lee con atención.

  • Botella de agua de litro y medio– es importante estar hidratado durante todo el vuelo y no estar molestando continuamente a la tripulación cada vez que pasen para pedir un vasito de agua.
  • Algo para picar– seamos realistas: en los aviones se come poco y mal. Cualquier bolsa de patatas, o incluso un pequeño bocadillo te sabrá a gloria en el aire…
  • Calcetines– en los aviones suele hacer mucho frío, y además en verano solemos ir más desabrigados en los pies, así que no esta nunca de más llevar unos calcetines en el bolso.
  • Jersey o sudadera.
  • Auriculares- así evitamos pagar los dichosos tres euros, o por si los que tienes en el avión no funcionan…(como suele ser el caso).
  • Libro o e-book- por ejemplo podéis leer mi ebook de Life After Dubai 
  • Bolígrafo– en muchos destinos tenemos que rellenar documentos que se deben entregar en inmigración al entrar al país.
  • Cargador móvil– cada vez en más aviones hay puertos USB en los asientos para poder cargar el móvil o escuchar tu propia música.
  • Tapones y antifaz para dormir– en los vuelos largos, normalmente te los dan sólo en los vuelos nocturnos y en según qué compañías.
  • Ibuprofeno– la tripulación solemos ser reacios a dar medicamentos puesto que tenemos que hacer parte si abrimos el medical kit. Lleva siempre un analgésico a mano por si te duele la cabeza o lo que sea. (nunca tomarlo con el estómago vacío).
  • Zapato cómodo- los pies suelen hincharse en los vuelos largos, y a veces al aterrizar no caben los pies en esos zapatos de tacón.
  • Cepillo de dientes y pasta– después de un vuelo largo no hay nada como una boca limpia y fresca.
  • Peine y colonia (menos de 100 mililitros)
  • Cacao labial– para evitar que los labios se te sequen dentro de la cabina presurizada.
  • Crema hidratante– de manos o de cara. Sobretodo, evita el maquillaje.
  • Gafas– evita las lentillas.

Si tenéis más dudas sobre vuelos largos, no dudéis en hacerme todas las preguntas que queráis en el apartado de comentarios, aquí debajo.

Este año por primera vez en mi vida, he decidido que me tomaré unas vacaciones tranquilas en la playa con Jordi y mi gatito, sin coger ningún avión.

Y si aún no tenéis lectura para este verano, os recuerdo que podéis adquirir mi e-book Life after Dubai a través del siguiente enlace pinchando aquí.

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La autora de este artículo, la española Elena López, trabajó durante ocho años para Emirates, primero como tripulante de cabina y más tarde como reclutadora de personal para la aerolínea de DubaiAdemás tiene su propio blog: La vida después de Dubai, para visualizarlo pinchar aquí

Trucos para sobrevivir como pasajero en un vuelo internacional
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