sábado. 20.04.2024

El primer mes del año 2021 ha traído interesantes noticias para los habitantes de Arabia Saudita. El príncipe heredero Mohamed Bin Salman presentó 'The Line', un desarrollo urbanístico en forma de línea que es parte de NEOM, uno de los proyectos más ambiciosos que se recuerdan en materia de urbanismo. Se trata nada menos que de una ciudad para un millón de habitantes a lo largo de 170 kilómetros que conectarán el Mar Rojo con el área de la ciudad de Tabuk, todo ello en la zona nordeste del país.

Como arquitecto, 'The Line' despierta en gran medida mi interés, aunque también mis dudas, no sólo por la envergadura de tamaña empresa, también por algunas cuestiones técnicas, la más importante el hecho de que el proyecto habla de una conexión de veinte minutos como máximo entre cualquiera de los puntos de la línea, lo cual obliga a pensar en transportes aún no desarrollados que alcancen velocidades de más de quinientos kilómetros por hora. Al no ser ello una cuestión en la que yo sea un experto, emplazo a los ingenieros de transportes y a, quizá, Elon Musk, para que solucionen el problema.

En cuanto a lo programático, los números son de vértigo, si bien todo ello se encuadra dentro de lo que quiere ser una propuesta muy sensible con el medioambiente, de tal forma que la superficie de los tres niveles en los que se desarrolla la sección de la línea es en su totalidad peatonal y conserva un 95% de la naturaleza sin alteración alguna, según lo anunciado. Los dos niveles inferiores o enterrados dan cabida a la infraestructura necesaria y a los transportes de nueva generación y alta velocidad que dan sentido finalmente a todo el proyecto.

Otra idea de mucho interés es la que -abundando en los últimos debates sobre las ciudades de los quince minutos o, en general, el comercio de proximidad y la vida de barrio- promete que todo lo que se necesita en la vida tendrá lugar en un radio que no superará distancias mayores de cinco minutos caminando. Dependiendo del punto de la línea donde uno se encuentre, el paisaje de las islas del Mar Rojo, al este, da paso a una zona costera y otra más montañosa y verde antes de alcanzar los valles de los alrededores de Tabuk, ya en la zona interior y más alejada del mar, que se utilizará como conexión con el resto del país.

La futura ciudad no tendrá coches ni calles, lo cual resulta sin duda muy novedoso y prometedor, y por supuesto el objetivo es que las emisiones de carbono sean inexistentes, en línea con los estándares y ambiciones de una agenda global muy necesaria, pero aún inalcanzable para la mayoría de los países a pesar de lo bienintencionado de los muchos acuerdos internacionales alcanzados en este sentido. 

Algunos compañeros ya han animado el debate manifestando las similitudes con algunos proyectos utópicos como el Plan Obus de Le Corbusier para Argel u otros, quizá menos conocidos, de Reyner Banham en los setenta o incluso anteriores como la Roadtown de Edgar Chambless a comienzos del siglo pasado. También son evidentes las similitudes parciales con Masdar City en Abu Dhabi o la Sustainable City de Dubai. En un caso se trata de proyectos utópicos o teóricos, que difícilmente podrían haber sido construidos, mientras que los otros son desarrollos de menos envergadura y que afectan a espacios neutros y contextos muy limitados, al contrario de lo que ocurre con los impresionantes ciento setenta kilómetros de 'The Line', que tienen toda la voluntad de ser construidos puede que -y ojalá que así sea- para mostrar al mundo que otra ciudad y otra forma de vivir más sostenible y responsable es posible.

--------------------

Francisco Javier Casas es profesor de arquitectura en el College of Engineering de Alfaisal University en Riad.

Arabia Saudita: Una línea para soñar
Comentarios