jueves. 28.03.2024

En Yemen, un país desértico de la Península Arábiga la escasez de agua es un problema para sus habitantes que buscan soluciones tan sorprendentes como la que dio origen a Al-Haid Jazil, un pueblo situado en lo alto de una montaña rocosa que domina un bello valle natural cruzado por un río estacional del que sus habitantes recogen agua para todo el año.

El lugar sorprende por sus edificios construidos a partir de ladrillos de barro y suelos de madera muchos de ellos al borde de un precipicio de más de 100 metros de altura.

El paisaje alrededor de estas áreas es, a menudo, completamente desierto y las oportunidades de vida muy limitadas. Cuando llueve, por ejemplo los pastores y sus rebaños de cabras se adentran al fondo del valle para aprovechar la tan ansiada y escasa lluvia.

Madain Saleh, al igual que Al-Haid Jazil, llama la atención del visitante por estar escondida en el interior de una roca en mitad del desierto. Los restos de esta antigua urbe están considerados los segundos más importantes de la cultura nabatea tras la turística Petra.

Esta ciudad casi desconocida esconde tras sus impresionantes portadas talladas en la arenisca una espectacular excavación de más de 13 kilómetros en donde no faltan palacios, murallas, torres y templos excavados y esculpidos en la piedra donde aún se pueden leer inscripciones algunas de ellas datadas y fechadas hacia el segundo milenio antes de Cristo.

Otros de los atractivos de esta urbe, situada a 200 kilómetros de Al Mukalla, es la existencia de más de 13 tumbas y en las que todavía se observan referencias al autor de la misma y la persona sepultada en ella.

Al-Haid Jazil, el pueblo de Yemen en lo alto de una roca
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