viernes. 29.03.2024

El más crudo invierno hace acto de presencia conforme se avanza de oeste a este por Turquía. (Celia HK) El más crudo invierno hace acto de presencia conforme se avanza de oeste a este por Turquía. (Celia HK)

(Texto: Rafael P. Unquiles en abcdesevilla.es; fotos: Celia HK) Para entrar en Turquía por la frontera con Bulgaria hay que comenzar por rascarse el bolsillo. La norma difundida dice que a los españoles les basta con el DNI. Pero una vez allí la cosa varía. Te piden un documento. Y si lo tienes, otro. Hasta que finalmente, después de hacerte pasar por numerosas ventanillas, el asunto se resuelve con euros. Suma y sigue.

Esa, por desgracia, es la tónica dominante en las puertas de un país que ofrece de entrada una espectacular imagen al viajero. Modernas construcciones, excelentes autopistas –gratuitas por el turista, aunque en cada peaje te suena la alarma- y gran actividad. De hecho, si el movimiento económico de un país se mide por las grúas que trabajan en la construcción, a Turquía le debe ir muy bien. Todo lo contrario de lo que ocurre en Andalucía, donde las grúas hace años que desaparecieron de su fisonomía urbana.

Si se comparan Bulgaria o Serbia con Turquía no hay color. Los turcos ganan por goleada. Estambul es una gran metrópoli, a caballo entre Europa y Asia, con todos los adelantos de cualquier ciudad de relieve del mundo. Camina con paso firme hacia la Exposición Universal de 2020 mientras que Belgrado y Sofía se caen a pedazos. La diferencia, al menos la que se puede apreciar a simple vista, va de cero a cien.

Aspecto del Estrecho del Bósforo en Estambul. Aspecto del Estrecho del Bósforo en Estambul.

Una advertencia: quien viaje a Turquía y tenga previsto recorrer alguna carretera, que se vaya con el mapa en la maleta ya que es imposible conseguir uno. A muchos de quienes se le pregunta no saben ni lo que es. Y eso es un grave problema si se tiene previsto recorrer el país de este a oeste, en total 2.000 kilómetros.

La geografía es espectacular, muy montañosa. Las carreteras alcanzan cotas superiores a los 2.200 metros en varios puntos. Y en esos lugares las temperaturas no pasan en el inicio de este mes de julio de los 11 o 12 grados. Si además resulta que llueve, la meteorología a la que hay que enfrentarse es de pleno invierno para unos andaluces acostumbrados al clima de Huelva.

Un atractivo más para quien quiere conocer nuevas tierras. Cierto. Sin embargo, conforme pasan los kilómetros y las autovías del oeste se transforman en el este en simples carreteras -o cosas peores- se eleva a la categoría de notable dificultad. Sobre todo si además brota uma espesa niebla y tienes el reto de superar un territorio con una extensión más que respetable.

Un joven vende dulces entre los coches en l a autovía que cruza Estambul. (Cekia HK) Un joven vende dulces entre los coches en l a autovía que cruza Estambul. (Cekia HK)

Las diferencias oeste/este resultan algo más que evidentes en Turquía. Igual que en otros países las de norte/sur. En cualquier caso, los ciudadanos están a lo suyo. Al margen de las movilizaciones ciudadanas que han tenido lugar en los últimos tiempos. Preocupados de su familia, de su casa, de su trabajo y de su tiempo libre. Nada se percibe en el día a día. Las protestas no han impregnado al turco de a pie. Si se les interroga sobre el tema, ni saben ni contestan. Igual que si se les pregunta por España: sólo hablan del Real Madrid y del Barcelona. Y Andalucía ni siquiera saben dónde está, por lo que tampoco conocen nada de sus lacras ni de sus alarmantes cifras de paro. Europa se reduce para los turcos a dos países: Alemania y Holanda.

De vacaciones se van al Mar Muerto, muchos a la ciudad de Samsun, situada en el norte, donde en estas fechas sus hoteles ya se encuentran al cien por cien. Es decir, que la crisis les toca, pero menos. Y prueba de ello es que no paran de construir y de aumentar sus infraestructuras en unos momentos en los que muchos países y territorios supuestamente más desarrollados han debido levantar el pie de acelerador y reducir su velocidad de forma alarmante. Eso sí, el gasoil lo pagan a 2,2 euros el litro, mucho más caro que cualquier país de su entorno.

Las grúas sitúan en el paisaje urbana las numerosas construcciones que se acometen. (Celia HK) Las grúas sitúan en el paisaje urbana las numerosas construcciones que se acometen. (Celia HK)

Una vez superada Turquía, y rozando ya los 6.000 kilómetros de recorrido, la expedición Huelva-Dubái se enfrenta avanzar por Irán para recorrerlo de norte a sur: desde la ciudad de Maku hasta el puerto del Bandaar Abas, situado en el Estrecho de Ormuz, en el corazón del Golfo Pérsico. Otros 2.000 kilómetros.

Irán se encuentra estos días tranquila tras celebrar unas elecciones presidenciales que han encumbrado al líder reformista Hassan Rohani. Pero, ¿qué les preocupa a los iraníes de forma cotidiana? ¿Son realmente antiestadounidenses? ¿Cómo viven? Los expedicionarios se han dado de cara con esta realidad en la próxima etapa de la Huelva-Dubái.

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Escrito por Rafael P. Unquiles en la ciudad iraní de Maku, situada en el norte del país, en la madrugada del 4 de junio de 2013.

Turquía, el país sin mapas
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